/ miércoles 17 de abril de 2024

Artilugios / Política cultural o cultura política.

Desde los dorados tiempos de don Enrique González Pedrero, añorados hasta por los que no los vivieron, se habla de formar una política cultural como fue evidente que aquél la tuvo.

Sé de cuando menos de tres reuniones de artistas e intelectuales que pretenden señalarle al (los) candidato(s) las directrices que debería seguir su política cultural. Y ahí es donde podríamos comenzar el probo análisis.

Ahora bien, cuando la campaña en la que contendieron Salvador Neme y Andrés Manuel López Obrador, este último sí llevó un plan cultural a la mesa. En la segunda contienda con Roberto Madrazo ya no lo hizo. Y hablo de seis años de distancia.

Y otra vez cuando Roberto Madrazo fue candidato a la gubernatura del estado, el enlace cultural de ese momento me preguntó qué debería el gremio cultural preguntarle a su vez, al candidato. Respondí que lo primero debería ser si le va a interesar la cultura del estado para así no perder el tiempo en propuestas estériles. El enlace me dijo que eso seria una enorme falta de respeto. Y sí. No se le preguntó al candidato para no ofenderlo y a él no le interesó la cultura más que lo que le sirviera de promocion para su campaña siguiente a la candidatura de su partido como presidente de la república. Y la cultura no sirve para eso.

¿Qué viene para la cultura en este momento? Las tres reuniones denotan el desigual modo de pensar de los artistas e intelectuales tabasqueños. Si bien esto debe ser una virtud, no lo es porque el debate de quienes hacen cultura en Tabasco, perdón la insistencia, es muy pobre.

Amigos queridos se lanzan a decir e inventar propuestas salidas más del corazón que del cerebro. Las inventan sobre la mesa apenas tienen al candidato, o su enlace, enfrente. Todos insisten en una universidad de las artes. Pero al establecerla tendrá que manejarla la SEP no la Secretaría de Cultura.

Las reuniones son de personalidades importantísimas, pero las propuestas no lo son tanto.

Unísono a la propuesta aparecen las propuestas desastradas. Componer las carreteras, dicen en una, porque las carreteras son cultura. (¿?).

O bien, exigir un fraccionamiento para artistas a la mejor manera de los construidos para sindicatos o asociaciones que perpetraban el voto corporativo, desfachatada forma de presión al candidato para que, siendo presidente o gobernador, resolviese el problema de la vivienda de pintores, escritores, actores, bailarines, etcétera.

Una más. Hablando de la austeridad, habría que señalar puntualmente que en ella no debe agregarse que no se quiera pagarle al artista por su trabajo. Porque en este tiempo, como en aquellos otros, no se quiere remunerar al creador. Dicen los políticos, Si lo haces por gusto, podríamos promoverte. Pero ni una cosa ni otra.

En el ámbito tabasqueño los artistas plásticos (pintores y escultores) se han llevado la parte del león. Podríamos decir cuando menos tres nombres de pintores que son reconocidos nacional e internacionalmente que cobran muy bien su trabajo. Bien por ellos. El problema inicia cuando todos los demás pintores quieren cobrar sus obras como los antes citados. Famosa es la anécdota de la pintora que señalaba que a ella le tomó diez días pintar un cuadro que no se vendía. En cambio, otra colega pintó su cuadro en dos días y ya lo había vendido en mucho dinero.

¿Se trata de ver quién chambea más o quién tiene más talento? Y ninguna de las dos cosas le interesa a los políticos.

Esa anécdota incide en la propuesta cultural. ¿Qué le proponemos al (los) candidato(s)? Una cultura del barrio, una de la élite, una del erario, una de la iniciativa privada.

Escuché a una directora de cultura que anhelaba que la Iniciativa Privada invirtiese en la cultura estatal. Nadie le dijo que en Tabasco la IP no invierte en la cultura porque en la cultura se gasta no se invierte.

Un director editorial del Instituto de Cultura se oponía a regalar un solo libro. Aducía que debería recuperar la “inversión editorial” para poder imprimir más libros. Tontería grave porque la inversión en cultura es, debe ser, mucha. No siempre se recupera.

Horrorizados unos señores locutores de esos que, al no tener donde cobrar, buscaban pegar para cobrar después, reclamaban a la entonces directora de cultura el cobro del teatro Esperanza Iris. ¿Tanta es la ambición?, decían rasgándose las vestiduras.

Se les aclaró que se cobraba esa suma tan alta porque encender el aire acondicionado, pagar la unidad técnica, la unidad de limpieza, la instalación de luces y sonido efectivamente era un cobro excesivo pero necesario para el funcionamiento del inmueble.

La nómina de la Secretaría de Cultura es una de las más altas. Mucho más que las secretarias de cultura de otros estados del Sureste. Esa elevada nómina la dejó el gobernador González Pedrero. Sí. Eso no se dice, ¿verdad?

La galería de arte El jaguar despertado no puede funcionar en sus horarios completos porque tiene un fallo en la energía eléctrica que nadie ha podido resolver.

Los reunidos en esos tres sínodos, piden a gritos componer la estructura cultural. Que haya otra vez investigadores de las culturas olmeca y maya. Que se revise la importancia de la lengua yoko’tan o la del ayapaneco. Pregunta inmediata, ¿quién es experto en la investigación lingüística? Nadie.

Hay muchas propuestas así “espectaculares” sin entender que aunado a ello quien haga esos trabajos debe ser un especialista.

Tenemos un CEIBA (Centro de Investigación de las Bellas Artes) que no tiene como función primordial crear artistas sino promotores culturales. Se implementaron licenciaturas en danza y música.

Y cada vez que cambia el sexenio, los maestros del CEIBA sufren la grosería de que el nuevo director(a) les dice que no son maestros porque CEIBA no tiene plaza de maestros, sino de servidores públicos. Esa disonancia administrativa insulta a quien da su materia en esa institución, veja sus derechos y opone una imposición administrativa a la cátedra.

Volvamos al principio. ¿Les interesará a los candidatos poner en marcha una cultura oficial, ofreciendo en su plan de trabajo una serie de propuestas para que esta marche? Porque los asistentes a esas reuniones quieren que se les incluya en el presupuesto.

Mira nomás. Y toooodos se creen con la suficiente sabiduría para ser incluidos en esa boyante nómina. ¿Haciendo qué? Cultura, responden. Bueno. Si les preguntas qué entienden por cultura te ven feo. Algunos como el pintorcito de huarache y gorrito haitiano, te ve conmiserativo, desde su altura, como diciéndote Qué inculto eres.

Las propuestas se están quedando pobres. Más pobres que los pobres. Las propuestas culturales terminan en proponer que no sea un político director o secretario de cultura. Debe ser un creador.

Cultura ha tenido al menos dos escritores, un amante de la cultura, doctoras en sociología y en turismo, dos políticos una maestra de danza y solo esta última ha podido con el paquete.

Para concluir, recuerdo un secretario de cultura que vio la lista de títulos publicados en la época del gobernador González Pedrero y dijo, Está cabrón remontarla. Yo, cuando fui director editorial, la remonté.

Publiqué 10 títulos más que los publicados por los tiempos gloriosos. no es tan difícil, hay que saber qué vas a hacer. No se trata de añorar, hay que trabajar. Tuve un proyecto que se convirtió en una realidad, le guste a quien le guste.

Disculparán esta alabanza en boca propia que, decían nuestras abuelas, es vituperio.

Desde los dorados tiempos de don Enrique González Pedrero, añorados hasta por los que no los vivieron, se habla de formar una política cultural como fue evidente que aquél la tuvo.

Sé de cuando menos de tres reuniones de artistas e intelectuales que pretenden señalarle al (los) candidato(s) las directrices que debería seguir su política cultural. Y ahí es donde podríamos comenzar el probo análisis.

Ahora bien, cuando la campaña en la que contendieron Salvador Neme y Andrés Manuel López Obrador, este último sí llevó un plan cultural a la mesa. En la segunda contienda con Roberto Madrazo ya no lo hizo. Y hablo de seis años de distancia.

Y otra vez cuando Roberto Madrazo fue candidato a la gubernatura del estado, el enlace cultural de ese momento me preguntó qué debería el gremio cultural preguntarle a su vez, al candidato. Respondí que lo primero debería ser si le va a interesar la cultura del estado para así no perder el tiempo en propuestas estériles. El enlace me dijo que eso seria una enorme falta de respeto. Y sí. No se le preguntó al candidato para no ofenderlo y a él no le interesó la cultura más que lo que le sirviera de promocion para su campaña siguiente a la candidatura de su partido como presidente de la república. Y la cultura no sirve para eso.

¿Qué viene para la cultura en este momento? Las tres reuniones denotan el desigual modo de pensar de los artistas e intelectuales tabasqueños. Si bien esto debe ser una virtud, no lo es porque el debate de quienes hacen cultura en Tabasco, perdón la insistencia, es muy pobre.

Amigos queridos se lanzan a decir e inventar propuestas salidas más del corazón que del cerebro. Las inventan sobre la mesa apenas tienen al candidato, o su enlace, enfrente. Todos insisten en una universidad de las artes. Pero al establecerla tendrá que manejarla la SEP no la Secretaría de Cultura.

Las reuniones son de personalidades importantísimas, pero las propuestas no lo son tanto.

Unísono a la propuesta aparecen las propuestas desastradas. Componer las carreteras, dicen en una, porque las carreteras son cultura. (¿?).

O bien, exigir un fraccionamiento para artistas a la mejor manera de los construidos para sindicatos o asociaciones que perpetraban el voto corporativo, desfachatada forma de presión al candidato para que, siendo presidente o gobernador, resolviese el problema de la vivienda de pintores, escritores, actores, bailarines, etcétera.

Una más. Hablando de la austeridad, habría que señalar puntualmente que en ella no debe agregarse que no se quiera pagarle al artista por su trabajo. Porque en este tiempo, como en aquellos otros, no se quiere remunerar al creador. Dicen los políticos, Si lo haces por gusto, podríamos promoverte. Pero ni una cosa ni otra.

En el ámbito tabasqueño los artistas plásticos (pintores y escultores) se han llevado la parte del león. Podríamos decir cuando menos tres nombres de pintores que son reconocidos nacional e internacionalmente que cobran muy bien su trabajo. Bien por ellos. El problema inicia cuando todos los demás pintores quieren cobrar sus obras como los antes citados. Famosa es la anécdota de la pintora que señalaba que a ella le tomó diez días pintar un cuadro que no se vendía. En cambio, otra colega pintó su cuadro en dos días y ya lo había vendido en mucho dinero.

¿Se trata de ver quién chambea más o quién tiene más talento? Y ninguna de las dos cosas le interesa a los políticos.

Esa anécdota incide en la propuesta cultural. ¿Qué le proponemos al (los) candidato(s)? Una cultura del barrio, una de la élite, una del erario, una de la iniciativa privada.

Escuché a una directora de cultura que anhelaba que la Iniciativa Privada invirtiese en la cultura estatal. Nadie le dijo que en Tabasco la IP no invierte en la cultura porque en la cultura se gasta no se invierte.

Un director editorial del Instituto de Cultura se oponía a regalar un solo libro. Aducía que debería recuperar la “inversión editorial” para poder imprimir más libros. Tontería grave porque la inversión en cultura es, debe ser, mucha. No siempre se recupera.

Horrorizados unos señores locutores de esos que, al no tener donde cobrar, buscaban pegar para cobrar después, reclamaban a la entonces directora de cultura el cobro del teatro Esperanza Iris. ¿Tanta es la ambición?, decían rasgándose las vestiduras.

Se les aclaró que se cobraba esa suma tan alta porque encender el aire acondicionado, pagar la unidad técnica, la unidad de limpieza, la instalación de luces y sonido efectivamente era un cobro excesivo pero necesario para el funcionamiento del inmueble.

La nómina de la Secretaría de Cultura es una de las más altas. Mucho más que las secretarias de cultura de otros estados del Sureste. Esa elevada nómina la dejó el gobernador González Pedrero. Sí. Eso no se dice, ¿verdad?

La galería de arte El jaguar despertado no puede funcionar en sus horarios completos porque tiene un fallo en la energía eléctrica que nadie ha podido resolver.

Los reunidos en esos tres sínodos, piden a gritos componer la estructura cultural. Que haya otra vez investigadores de las culturas olmeca y maya. Que se revise la importancia de la lengua yoko’tan o la del ayapaneco. Pregunta inmediata, ¿quién es experto en la investigación lingüística? Nadie.

Hay muchas propuestas así “espectaculares” sin entender que aunado a ello quien haga esos trabajos debe ser un especialista.

Tenemos un CEIBA (Centro de Investigación de las Bellas Artes) que no tiene como función primordial crear artistas sino promotores culturales. Se implementaron licenciaturas en danza y música.

Y cada vez que cambia el sexenio, los maestros del CEIBA sufren la grosería de que el nuevo director(a) les dice que no son maestros porque CEIBA no tiene plaza de maestros, sino de servidores públicos. Esa disonancia administrativa insulta a quien da su materia en esa institución, veja sus derechos y opone una imposición administrativa a la cátedra.

Volvamos al principio. ¿Les interesará a los candidatos poner en marcha una cultura oficial, ofreciendo en su plan de trabajo una serie de propuestas para que esta marche? Porque los asistentes a esas reuniones quieren que se les incluya en el presupuesto.

Mira nomás. Y toooodos se creen con la suficiente sabiduría para ser incluidos en esa boyante nómina. ¿Haciendo qué? Cultura, responden. Bueno. Si les preguntas qué entienden por cultura te ven feo. Algunos como el pintorcito de huarache y gorrito haitiano, te ve conmiserativo, desde su altura, como diciéndote Qué inculto eres.

Las propuestas se están quedando pobres. Más pobres que los pobres. Las propuestas culturales terminan en proponer que no sea un político director o secretario de cultura. Debe ser un creador.

Cultura ha tenido al menos dos escritores, un amante de la cultura, doctoras en sociología y en turismo, dos políticos una maestra de danza y solo esta última ha podido con el paquete.

Para concluir, recuerdo un secretario de cultura que vio la lista de títulos publicados en la época del gobernador González Pedrero y dijo, Está cabrón remontarla. Yo, cuando fui director editorial, la remonté.

Publiqué 10 títulos más que los publicados por los tiempos gloriosos. no es tan difícil, hay que saber qué vas a hacer. No se trata de añorar, hay que trabajar. Tuve un proyecto que se convirtió en una realidad, le guste a quien le guste.

Disculparán esta alabanza en boca propia que, decían nuestras abuelas, es vituperio.