/ domingo 19 de noviembre de 2023

La aventura de cambiarte a ti mismo | Menos es más

¡Ahora sí que me cayó el veinte! Este 2023 que ya casi está por terminar, y haciendo el recuento del año, en lo referente a las áreas que considero importantes en mi vida me ha llevado a una reflexión que les quiero compartir, y que le da su título a esta columna.

Empezar algo de nuevo es a la vez aterrador y emocionante. Al principio, el temor te paraliza, imposibilitándote de hacer muchas cosas, y sobre todo, para ver con otros ojos tu nueva realidad. Confieso que empezar de nuevo es un camino que de repente tiene tramos con pistas de carreras, donde todo sucede a mil por hora; y de repente, tramos de terracería donde todo se estanca y a fuerza tienes que bajar la velocidad viendo cómo pasa el tiempo y pareciera que nomás no avanzas y te invade la frustración.

En tanto termina este año, es un buen momento para ordenar, limpiar y deshacernos de cosas y situaciones que nos hacen sentir ansiosos y nos alejan de la vida que queremos vivir; esto va desde las deudas, relaciones personales, laborales, hasta el clóset y la cocina.

En mi casa quiero crear un espacio donde pueda tener objetos que me inspiran y me conforten como mapas, fotos, libros de los viajes que quiero hacer, lugares por conocer, libros por leer; quiero poner recordatorios no de quién era yo, sino de quién quiero ser. Creo que todo lo que hay en tu casa debe reflejar la vida que quieres tener. En estos días que he estado ordenando y reordenando, me he dado cuenta que es la mejor oportunidad para poder mejorar el espacio físico y mental, ya que, al poder deshacerte de cosas que ya no usas o que no tienen ya ninguna función en tu casa, creas más espacio para cosas que sí te inspiren.

Cuando me aferro a algún objeto, lo primero que hago es preguntarme qué es lo que esa bolsa de marca, (en este ejemplo) representaba para mí. Y representaba status, nivel socioeconómico alto, sentirme especial, guapa, interesante, inteligente, porque ese modelo no era muy comercial, etc. Y me hice otra pregunta: regalar o revender esa bolsa significa que yo ya no era especial, ni de status? A esa bolsa (y a muchas otras cosas más) la convertí en mi símbolo de éxito y cuando ya lo pensé bien, me di cuenta que estaba yo en un error, porque en realidad no es así en lo absoluto. Al deshacerme de esa bolsa, pude dejar a un lado creencias erróneas de lo que es éxito, y a abrirme mentalmente a todos los cambios que se han producido desde entonces.

La vida se debe disfrutar, pero la palabra clave es orden, coherencia. No endeudarte por comprar objetos que te hagan ser algo que no eres.

“Vive tu vida, tu realidad, no la de los demás y menos cuando ésta sea impuesta por la constante sed de consumir”. Esta frase la leí hace unos años en un libro de finanzas personales, y cada año que hay Buen Fin, la recuerdo antes de caer redondita pagando cosas que no necesito.

Estoy aprendiendo que para que en el futuro no confunda éxito, status, nivel socioeconómico con felicidad, lo realmente importante es encontrar la fuente que me dé valor y dignidad por el sólo hecho de pertenecer a la comunidad humana. Construir una red de contención con personas que me escuchen sin juzgarme, que me apoyen y me quieran, encontrar esa fuente de serenidad con Dios (o un poder superior) que me ayude a hacer frente a los problemas, obstáculos, a las fluctuaciones de mi estado de ánimo, y a la cual yo me sienta pertenecida. Y como verán, esto nada tiene que ver con el poder adquisitivo, que no estoy diciendo de ninguna manera que sea malo tenerlo, pero sí recalcar que no es la única y principal fuente de valor y dignidad.

Todos tenemos un gran amor en nuestra vida, esa fuente de alegría y felicidad en esas pequeñas cosas, que no se pueden comprar; para algunos será escuchar música, cocinar, comer tu comida favorita, ver el amanecer o el atardecer, salir a caminar, o correr, leer, conversar y tener el poder de disfrutarlo al máximo. Si no lo tienes, créalo, lo que sea que encuentres en los pequeños detalles, porque así siempre estarías feliz contigo, con algo y con los demás.

Gracias por leerme.

¡Ahora sí que me cayó el veinte! Este 2023 que ya casi está por terminar, y haciendo el recuento del año, en lo referente a las áreas que considero importantes en mi vida me ha llevado a una reflexión que les quiero compartir, y que le da su título a esta columna.

Empezar algo de nuevo es a la vez aterrador y emocionante. Al principio, el temor te paraliza, imposibilitándote de hacer muchas cosas, y sobre todo, para ver con otros ojos tu nueva realidad. Confieso que empezar de nuevo es un camino que de repente tiene tramos con pistas de carreras, donde todo sucede a mil por hora; y de repente, tramos de terracería donde todo se estanca y a fuerza tienes que bajar la velocidad viendo cómo pasa el tiempo y pareciera que nomás no avanzas y te invade la frustración.

En tanto termina este año, es un buen momento para ordenar, limpiar y deshacernos de cosas y situaciones que nos hacen sentir ansiosos y nos alejan de la vida que queremos vivir; esto va desde las deudas, relaciones personales, laborales, hasta el clóset y la cocina.

En mi casa quiero crear un espacio donde pueda tener objetos que me inspiran y me conforten como mapas, fotos, libros de los viajes que quiero hacer, lugares por conocer, libros por leer; quiero poner recordatorios no de quién era yo, sino de quién quiero ser. Creo que todo lo que hay en tu casa debe reflejar la vida que quieres tener. En estos días que he estado ordenando y reordenando, me he dado cuenta que es la mejor oportunidad para poder mejorar el espacio físico y mental, ya que, al poder deshacerte de cosas que ya no usas o que no tienen ya ninguna función en tu casa, creas más espacio para cosas que sí te inspiren.

Cuando me aferro a algún objeto, lo primero que hago es preguntarme qué es lo que esa bolsa de marca, (en este ejemplo) representaba para mí. Y representaba status, nivel socioeconómico alto, sentirme especial, guapa, interesante, inteligente, porque ese modelo no era muy comercial, etc. Y me hice otra pregunta: regalar o revender esa bolsa significa que yo ya no era especial, ni de status? A esa bolsa (y a muchas otras cosas más) la convertí en mi símbolo de éxito y cuando ya lo pensé bien, me di cuenta que estaba yo en un error, porque en realidad no es así en lo absoluto. Al deshacerme de esa bolsa, pude dejar a un lado creencias erróneas de lo que es éxito, y a abrirme mentalmente a todos los cambios que se han producido desde entonces.

La vida se debe disfrutar, pero la palabra clave es orden, coherencia. No endeudarte por comprar objetos que te hagan ser algo que no eres.

“Vive tu vida, tu realidad, no la de los demás y menos cuando ésta sea impuesta por la constante sed de consumir”. Esta frase la leí hace unos años en un libro de finanzas personales, y cada año que hay Buen Fin, la recuerdo antes de caer redondita pagando cosas que no necesito.

Estoy aprendiendo que para que en el futuro no confunda éxito, status, nivel socioeconómico con felicidad, lo realmente importante es encontrar la fuente que me dé valor y dignidad por el sólo hecho de pertenecer a la comunidad humana. Construir una red de contención con personas que me escuchen sin juzgarme, que me apoyen y me quieran, encontrar esa fuente de serenidad con Dios (o un poder superior) que me ayude a hacer frente a los problemas, obstáculos, a las fluctuaciones de mi estado de ánimo, y a la cual yo me sienta pertenecida. Y como verán, esto nada tiene que ver con el poder adquisitivo, que no estoy diciendo de ninguna manera que sea malo tenerlo, pero sí recalcar que no es la única y principal fuente de valor y dignidad.

Todos tenemos un gran amor en nuestra vida, esa fuente de alegría y felicidad en esas pequeñas cosas, que no se pueden comprar; para algunos será escuchar música, cocinar, comer tu comida favorita, ver el amanecer o el atardecer, salir a caminar, o correr, leer, conversar y tener el poder de disfrutarlo al máximo. Si no lo tienes, créalo, lo que sea que encuentres en los pequeños detalles, porque así siempre estarías feliz contigo, con algo y con los demás.

Gracias por leerme.