/ lunes 22 de enero de 2024

La aventura de cambiarte a ti mismo | La felicidad no es un asunto político

El tema esta vez, será polìtico. Y porqué no habría de serlo, si de muchas formas la política está relacionada con el desarrollo humano, aunque usted no lo crea.

“El desarrollo humano consiste en la ampliación de las capacidades entendidas como las libertades de las personas para elegir lo que efectivamente puedan disfrutar”. (Sen 2000)

Pero bueno, a lo que vengo: en días pasados, tuve la oportunidad de conocer en persona a la hoy candidata presidencial de la Alianza Fuerza y Corazón por México, Xóchitl Gálvez, la cual fue una experiencia muy buena y enriquecedora, y que me propició algunas reflexiones.

Por tal motivo, me dispuse a buscar una carta que leí hace algunos unos años, en la cual una madre/padre de familia le escribe a su hij@ su opinión acerca de las cosas que pasan en su país.

Aquí se los comparto. Deseo que les guste.

Querido hij@:

"Ya sabes que, para mí, es más fácil poder expresarte y comunicarte cosas através de cartas. Estás en una edad difícil, y yo también jaja, pasando por nuestras adolescencias respectivas, y quizá el tema no sea algo que te guste tratar en nuestras conversaciones. Pero aún así, siendo este un año electoral, creo que es importante que sepas lo que yo pienso, sólo por compartir, y que tal vez algún día tomes en cuenta cuando ya seas un ciudadan@ hecho y derecho, en pleno ejercicio de tus responsabilidades y derechos.

Gracias a Dios, no soy experta en ningún tema “político”, ni estoy afiliada a ningún partido, ni soy burócrata, ni tampoco le debo ningún favor a nadie, hasta el día de hoy.

Pero eso no significa que no me importa el asunto. Al contrario, sufro las consecuencias de las malas decisiones de las personas encargadas de la función pública (porque lo son) y que desgraciadamente, en campaña se venden como las mejor calificadas para el puesto. Como lo he atestiguado desde que nací, en lugar de hacer algo por los ciudadanos, se ponen al servicio de los intereses que los encumbraron en el cargo, o como decimos por acá, "quienes les dieron el hueso", y se dedican a pagar favores y hacer turbios negocios. En fin, el poder por el poder, y el dinero como último fin. Cuando “en teoría” se deben al pueblo, ya que se convierten en "servidores públicos".

Ya está más que comprobado que no es así. A veces me gustaría preguntarle a algún ex presidente o ex gobernador, ¿qué chip es el que se les apaga cuando llegan al poder, que se desentienden del compromiso que adquirieron durante meses de campaña? Como que se transforman en otras personas, o lo que quizá es verdad: sale a relucir su verdadera identidad.

He presenciado, en todos estos años de vida en mi México, crisis tras crisis. Medio avanzamos, a veces, y de ahí pa' trás otra vez… es realmente extenuante esta forma de vivir. Inestabilidad por todos lados. De hecho, creo que tristemente, ya estamos acostumbrados al caos político, a la incertidumbre social, a las promesas incumplidas de toda la vida. Y no quisiera que tú, seas condenad@ a vivir así por el resto de tus días.

Es verdad, y además pesa sobre nosotros, cual si fuera una maldición, una larga e infortunada tradición de solemnidad y vasallaje que nos hace ver a los "altos políticos" como a semidioses. Da vergüenza ver a las masas rindiéndoles pleitesía, andarles pidiendo que nos arrojen migajas, suplicándoles "favores", dejando que nos maltraten, engañen, humillen, roben, y encima se burlen de nosotros. ¿Cómo puede haber tanta gente pensando que ellos y ellas nos van a sacar de pobres, nos van a cambiar la vida y que por fin cumplirán lo que prometen? Crudo desencanto cuando, al poco tiempo, a mitad de gestión, les descubrimos su pobre condición de monigotes de barro; muy tarde, porque ya nos dieron una bailada fenomenal.

Es increíble que sexenios van, sexenios vienen, y no tomamos conciencia de este absurdo patrón de conducta. Espero que desde ahora, hij@, seas capaz de poner atención, cuidarte y mantener tu sentido común (que es el menos común de los sentidos) y tu mente crítica, no sólo para con los políticos, sino con las personas en general ya, que de algún lugar salen estos "flamantes ciudadanos", y es de nuestra comunidad y de nuestra sociedad misma. Dicen por ahí que prometer no empobrece y de buenas imntenciones está plagado el camino al infierno.

Hay en una frase que los describe de pies a cabeza:

“El que mucho promete rara vez cumple su palabra — Lao-Tse”.

Hijit@, tú solo tienes una mamá y un papá. El creer que el Estado o papá gobierno, debe y tiene que solucionar todos y cada uno de tus problemas como ciudadano, es otra tradición o creencia que históricamente nos ha dado en toda la madre (excuse my french).

Hay etapas en la vida en la que somos niños en edad y desarrollo físico. Pero parece ser que para convertirnos en ciudadanos responsables, estamos muy lejos de madurar. ¿Porqué te lo digo? Porque a la vista de todos, como sociedad, seguimos teniendo comportamientos infantiles. Sí, tristemente es la verdad.

¿Cómo se diferencia un niñ@ de un hombre? Físicamente es muy fácil hacer una diferencia. Pero en lo referente a comportamientos, no. Una sociedad madura, es una sociedad responsable. El puesto de "super papá" o de "súper mamá", nuestra necedad de querer convertir al Estado en nuestro "padre", en lugar de el garante de nuestros derechos, administrador y empleado (ya que eso es lo que realmente son), desgraciadamente persiste.

Los que miran al estado como el "súper papá" lo miran tímido, añiñado y cariñoso, en lugar de mirarlos como adultos responsables y participativos.

Tal vez muchas de las palabras y conceptos que estoy vertiendo en esta carta, en este momento te resulten ajenos, lejanos o impersonales. Pero llegará el momento en que experimentes esto en carne propia, con todos sus pros y sus contras.

Cuando tengas edad, te invito a participar saliendo a votar. Es un ejercicio democrático, el más básico de la responsabilidad ciudadana, de los pocos que nos quedan en la actualidad. Podemos hacer otras cosas como firmar peticiones de asuntos importantes, leer los informes de las organizaciones anticorrupción, marchar pacíficamente, apoyar y defender a los medios de comunicación y a los periodistas críticos, difundir los problemas sociales que a todos nos aquejan usando las redes sociales, y porqué no, ser miembros activos en organizaciones anticorrupción y contralorías ciudadanas, entre otras cosas.

Ser un ciudadano responsable y dejar de ser infantiles, víctimas o protegidos del sistema (voluntariamente o no), implica informarse, exigir rendición de cuentas y no dejar a merced de unas cuantas manos tu futuro.

Esto que te digo parece una obviedad, pero definitivamente no lo es.

Los gobiernos no pueden hacer feliz a nadie, pero sí son capaces de hacernos perfectamente miserables. A la política sólo se le pueden pedir remedios políticos. Y la felicidad no es un asunto político. Los gobiernos no pueden hacer feliz a nadie, no es su responsabilidad es nuestra; pero si se los permitimos, a los gobiernos y/o los políticos les basta con convertirnos en desgraciados y clientelares.

Y como dijo una vez un señor a principios del siglo pasado:

“¿Cree ud de veras que la libertad hace más felices a los hombres? él contestó francamente no lo sé, pero de lo que estoy seguro es de que los hace más hombres.” Manuel Azaña.

Gracias por leerme.

El tema esta vez, será polìtico. Y porqué no habría de serlo, si de muchas formas la política está relacionada con el desarrollo humano, aunque usted no lo crea.

“El desarrollo humano consiste en la ampliación de las capacidades entendidas como las libertades de las personas para elegir lo que efectivamente puedan disfrutar”. (Sen 2000)

Pero bueno, a lo que vengo: en días pasados, tuve la oportunidad de conocer en persona a la hoy candidata presidencial de la Alianza Fuerza y Corazón por México, Xóchitl Gálvez, la cual fue una experiencia muy buena y enriquecedora, y que me propició algunas reflexiones.

Por tal motivo, me dispuse a buscar una carta que leí hace algunos unos años, en la cual una madre/padre de familia le escribe a su hij@ su opinión acerca de las cosas que pasan en su país.

Aquí se los comparto. Deseo que les guste.

Querido hij@:

"Ya sabes que, para mí, es más fácil poder expresarte y comunicarte cosas através de cartas. Estás en una edad difícil, y yo también jaja, pasando por nuestras adolescencias respectivas, y quizá el tema no sea algo que te guste tratar en nuestras conversaciones. Pero aún así, siendo este un año electoral, creo que es importante que sepas lo que yo pienso, sólo por compartir, y que tal vez algún día tomes en cuenta cuando ya seas un ciudadan@ hecho y derecho, en pleno ejercicio de tus responsabilidades y derechos.

Gracias a Dios, no soy experta en ningún tema “político”, ni estoy afiliada a ningún partido, ni soy burócrata, ni tampoco le debo ningún favor a nadie, hasta el día de hoy.

Pero eso no significa que no me importa el asunto. Al contrario, sufro las consecuencias de las malas decisiones de las personas encargadas de la función pública (porque lo son) y que desgraciadamente, en campaña se venden como las mejor calificadas para el puesto. Como lo he atestiguado desde que nací, en lugar de hacer algo por los ciudadanos, se ponen al servicio de los intereses que los encumbraron en el cargo, o como decimos por acá, "quienes les dieron el hueso", y se dedican a pagar favores y hacer turbios negocios. En fin, el poder por el poder, y el dinero como último fin. Cuando “en teoría” se deben al pueblo, ya que se convierten en "servidores públicos".

Ya está más que comprobado que no es así. A veces me gustaría preguntarle a algún ex presidente o ex gobernador, ¿qué chip es el que se les apaga cuando llegan al poder, que se desentienden del compromiso que adquirieron durante meses de campaña? Como que se transforman en otras personas, o lo que quizá es verdad: sale a relucir su verdadera identidad.

He presenciado, en todos estos años de vida en mi México, crisis tras crisis. Medio avanzamos, a veces, y de ahí pa' trás otra vez… es realmente extenuante esta forma de vivir. Inestabilidad por todos lados. De hecho, creo que tristemente, ya estamos acostumbrados al caos político, a la incertidumbre social, a las promesas incumplidas de toda la vida. Y no quisiera que tú, seas condenad@ a vivir así por el resto de tus días.

Es verdad, y además pesa sobre nosotros, cual si fuera una maldición, una larga e infortunada tradición de solemnidad y vasallaje que nos hace ver a los "altos políticos" como a semidioses. Da vergüenza ver a las masas rindiéndoles pleitesía, andarles pidiendo que nos arrojen migajas, suplicándoles "favores", dejando que nos maltraten, engañen, humillen, roben, y encima se burlen de nosotros. ¿Cómo puede haber tanta gente pensando que ellos y ellas nos van a sacar de pobres, nos van a cambiar la vida y que por fin cumplirán lo que prometen? Crudo desencanto cuando, al poco tiempo, a mitad de gestión, les descubrimos su pobre condición de monigotes de barro; muy tarde, porque ya nos dieron una bailada fenomenal.

Es increíble que sexenios van, sexenios vienen, y no tomamos conciencia de este absurdo patrón de conducta. Espero que desde ahora, hij@, seas capaz de poner atención, cuidarte y mantener tu sentido común (que es el menos común de los sentidos) y tu mente crítica, no sólo para con los políticos, sino con las personas en general ya, que de algún lugar salen estos "flamantes ciudadanos", y es de nuestra comunidad y de nuestra sociedad misma. Dicen por ahí que prometer no empobrece y de buenas imntenciones está plagado el camino al infierno.

Hay en una frase que los describe de pies a cabeza:

“El que mucho promete rara vez cumple su palabra — Lao-Tse”.

Hijit@, tú solo tienes una mamá y un papá. El creer que el Estado o papá gobierno, debe y tiene que solucionar todos y cada uno de tus problemas como ciudadano, es otra tradición o creencia que históricamente nos ha dado en toda la madre (excuse my french).

Hay etapas en la vida en la que somos niños en edad y desarrollo físico. Pero parece ser que para convertirnos en ciudadanos responsables, estamos muy lejos de madurar. ¿Porqué te lo digo? Porque a la vista de todos, como sociedad, seguimos teniendo comportamientos infantiles. Sí, tristemente es la verdad.

¿Cómo se diferencia un niñ@ de un hombre? Físicamente es muy fácil hacer una diferencia. Pero en lo referente a comportamientos, no. Una sociedad madura, es una sociedad responsable. El puesto de "super papá" o de "súper mamá", nuestra necedad de querer convertir al Estado en nuestro "padre", en lugar de el garante de nuestros derechos, administrador y empleado (ya que eso es lo que realmente son), desgraciadamente persiste.

Los que miran al estado como el "súper papá" lo miran tímido, añiñado y cariñoso, en lugar de mirarlos como adultos responsables y participativos.

Tal vez muchas de las palabras y conceptos que estoy vertiendo en esta carta, en este momento te resulten ajenos, lejanos o impersonales. Pero llegará el momento en que experimentes esto en carne propia, con todos sus pros y sus contras.

Cuando tengas edad, te invito a participar saliendo a votar. Es un ejercicio democrático, el más básico de la responsabilidad ciudadana, de los pocos que nos quedan en la actualidad. Podemos hacer otras cosas como firmar peticiones de asuntos importantes, leer los informes de las organizaciones anticorrupción, marchar pacíficamente, apoyar y defender a los medios de comunicación y a los periodistas críticos, difundir los problemas sociales que a todos nos aquejan usando las redes sociales, y porqué no, ser miembros activos en organizaciones anticorrupción y contralorías ciudadanas, entre otras cosas.

Ser un ciudadano responsable y dejar de ser infantiles, víctimas o protegidos del sistema (voluntariamente o no), implica informarse, exigir rendición de cuentas y no dejar a merced de unas cuantas manos tu futuro.

Esto que te digo parece una obviedad, pero definitivamente no lo es.

Los gobiernos no pueden hacer feliz a nadie, pero sí son capaces de hacernos perfectamente miserables. A la política sólo se le pueden pedir remedios políticos. Y la felicidad no es un asunto político. Los gobiernos no pueden hacer feliz a nadie, no es su responsabilidad es nuestra; pero si se los permitimos, a los gobiernos y/o los políticos les basta con convertirnos en desgraciados y clientelares.

Y como dijo una vez un señor a principios del siglo pasado:

“¿Cree ud de veras que la libertad hace más felices a los hombres? él contestó francamente no lo sé, pero de lo que estoy seguro es de que los hace más hombres.” Manuel Azaña.

Gracias por leerme.