/ viernes 16 de febrero de 2024

Artilugios | Sasha Montenegro (1946 – 2024).

Cuando mueren las diosas, el mundo guarda silencio.

Hoy murió Sasha Montenegro y el mundo ha guardado un silencio contumaz, inexplicable. Pero no por las razones de la zalema, el saludo, la belleza. Se guarda silencio para no loar a la mujer hermosa que sintetizó el acomodo del sexo en sus espléndidas formas en una época en la que era muy mal visto, poco apreciado. Vamos por partes.

Corría el año 1975. Eran los años del principio de la adolescencia, que ahora le llaman ser puberto. El puberto tiene los mismos arranques del adolescente, con un matiz tenue. Están saliendo de la niñez, por lo tanto, lo que hacen sus padres o en su casa les parece viejo, anquilosado, anti funcional. Lo que ven en la calle es nuevo. Lo que aparece en las redes ilusiona, conforta, excita. Es lo que aprenden más rápido, a la misma velocidad que ponen en olvidar lo que aprendieron en casa.

La mamá de un amigo le decía, Tú no eres mal educado, yo te eduqué bien. Eres mal aprendido. Eso hacen los pubertos. Aprenden rápido lo que les parece moderno, ideal, sexoso aunque sea muestra de su mala educación que de su espontaneidad. Por ese año, el cine mexicano, harto ya de películas lindas, de amores incorregibles o del Santo y esos luchadores que se amañaban para dar la función de lucha libre en la pantalla. En ese año, decía más arriba, el modoso cine mexicano dio un vuelco. Se convirtió en el marco para ver la desnudez perfecta de Angélica Chaín, de la princesa Lea (no la de Star Wars) o de la que comentamos hoy, Sasha Montenegro.

Aleksandra Aćimović Popović 20 de enero de 1946-14 de febrero de 2024, conocida como Sasha Montenegro, fue una actriz y vedette italomexicana. Nació en Bari, Italia. Fue la hija única de un matrimonio de inmigrantes de la República Federal de Yugoslavia formado por Zivojin Aćimović y Silvia Popović, perteneciente a una familia aristócrata de Montenegro que fue asesinada en un campo de concentración nazi durante la Segunda Guerra Mundial.

El 18 de julio de ese año, se mudó con sus padres a Argentina, donde murió el señor Aćimović. Tiempo después su madre contrajo matrimonio con un rico empresario argentino. La familia vivió en la provincia de Mendoza unos años, donde Sasha realizó sus estudios y donde nació su hermana Andrea Silvia. Luego residieron en Buenos Aires, donde Montenegro prosiguió con su educación, ahí nació su hermano Claudio Ricardo.

Relacionada con Manuel Rodríguez empresario zacatecano del Grupo Quinta Real y Grupo Fresnillo, en 1969, la joven Alexandra Acimovic, de 23 años, viajó a México por una oferta de trabajo en el cine. Nunca regresó a Argentina. En México inició su carrera como actriz de fotonovelas y modelo y realizó una carrera como actriz y vedette entre las décadas de 1970 a 1990. Desempeñó sus primeros papeles estelares en películas como Un Sueño de Amor en 1972 con José José, Santo contra la magia negra (1973) y Santo y Blue Demon contra el doctor Frankenstein (1974) y participó en la primera película del cine de ficheras, Bellas de noche de 1975, dirigida por Miguel M. Delgado.

Desde ese momento, atrevida como deben ser quienes dejan impronta en su vida, Sasha se hizo de fama por quitarse la ropa. Y vaya que valía la pena pagar los 20 pesos del cine para verla. Los pubertos no podíamos acceder. El celoso guardián de la puerta en el cine Tabasco, allá por Juan Álvarez, frente a la Terraza donde vendían unas tortas deliciosas, era inflexible. Yo, que fui un puberto con más masa muscular, entraba sin problemas. Ahí vi la desnudez verdadera. No la de las estatuas, esas que la Enciclopedia mostraba pudorosamente. No eran lo mismo. Las estatuas eran enseñanza, educación, conocimiento.

La desnudez de Sasha olía a sábanas, a motel, a respiración agitada. Era su desnudez bestial, delirante, algariva. Verla, conocer a una mujer como esa por 20 pesos, era entrar al Paraíso. Y sucedió lo que ocurre cuando alguien hace algo nuevo, moderno, audaz. La llamaron para hacer más películas de esas, las que rozaban en lo porno, en lo erótico. Esas que se quedaron en mostrar, solamente. El título Bellas de noche fue la parodia de la clásica de Luis Buñuel, Bella de día (1967). La desnudez iba acompañada del albur, de la risa, del doble sentido que pusieron cómicos de ese tiempo. Raúl el chato Padilla, de rancia tradición de actores, Lalo de la Peña el Mimo, Rafael Inclán, también de familia de actores y la entonces desconocida Carmen Salinas, la famosísima Corcholata eran el elenco de esta cinta.

Todos arroparon a Sasha, a Jorge Rivero, a Leticia Perdigón. La cinta es una adaptación de la obra de teatro de Francisco Cavazos Las ficheras. En 1975 Bellas de noche, abarrotó de público cuatro salas cinematográficas de la Ciudad de México durante 26 semanas. La censura gubernamental impidió que la cinta se titulara Las ficheras, como la obra de teatro. Por lo tanto, a manera de “homenaje” a Luis Buñuel, el guionista Víctor Manuel Castro tomó el título de la cinta Bella de día (1967), le cambió número y horario, y así quedó, Bellas de noche. Se considera generalmente a esta cinta, como la que inició la producción masiva de películas de comedia erótica conocidas como Cine de ficheras en el Cine mexicano de los años setenta y ochenta. Así comenzó la leyenda.

El cine de ficheras, como le llamaron los intelectuales orgánicos de ese tiempo, fue mal visto, perseguido, incomprendido. Aun siendo una aportación al cine universal. Los nombres (y los cuerpos) de Sasha y sus colegas, se convirtieron en referente de chistes, unos muy malos, otros muy buenos. Entonces comenzó la vejación. Sasha misma en alguna entrevista, dijo que no podía salir de su casa. Invariablemente encontraba piropos bellos, otros malos y otros definitivamente insultantes. Todos los “hombres” de ese tiempo, incluidos los que se decían prudentes, comenzaron a proponer a las actrices del género aventadas propuestas. Curiosamente, la machada era la que llenaba los cines donde se exhibían las ficheras u otras películas de ese tiempo. Cito a Wikipedia.

El cine de ficheras fue un periodo de declive en el cine mexicano, que comenzó en 1975 con el estreno de las películas Bellas de noche, y Tívoli, y concluyó al final de la década de 1980. Debido a que la mayoría de las producciones fílmicas de esta época se basaban en la comedia erótica y sus guiones eran muy simples, pornográficos o ridículos, se le considera como la peor fase de la cinematografía mexicana; el Festival Internacional de Cine de Morelia la clasifica como una etapa de crisis en el cine, catalogando a sus cintas como «demasiado malas para ser tomadas en serio». Los filmes de este tiempo eran conocidos como «sexicomedias» o «películas eróticas mexicanas de comedia». https://es.wikipedia.org/wiki/Cine_de_ficheras

Mire nomás. Aun cuando ha fallecido Sasha, se le sigue estigmatizando. Las nuevas generaciones, ahítas de relaciones explicitas en el cine actual (mexicano o no) ven estos desnudos como una simpleza, una sucia manifestación de lo que vieron sus padres. Como lo que vieron mis abuelos. En ese tiempo, los desnudos se mostraban en fotos, y muy silenciosamente los hombres las veían sin hacer aspavientos.

Los asistentes a las películas de ficheras no se contenían. Gritaban, chiflaban, demostrando que eran machos y sabían apreciar la belleza femenina. Sasha era de ellas. Su paso por el cine de ficheras no dio el salto. Nunca la invitaron a hacer una telenovela o una película más seria. Su contrincante, Isela Vega, no hizo cine de ficheras aun cuando sí se desnudó en muchas otras cintas. Irma Serrano, con su famosa Naná, pasó al cine de desnudos aun cuando parecía de ficheras.

Sasha Montenegro descansa en paz. Quizá nunca vio el alcance que su cuerpo iba a ser para los mexicanos, que se entusiasman por todo. Ahora ya ve las cosas desde el otro lado, ahí junto a su esposo, José López Portillo, quien hizo lo que todos los esposos. Dejó la paz matrimonial para seguir a la casquivana gozando mucho con ello.

Es decir, los esposos de ese tiempo. Los de ahora se dedican al poliamor. Vaya a saber usted, querido lector, lo que es eso.

Cuando mueren las diosas, el mundo guarda silencio.

Hoy murió Sasha Montenegro y el mundo ha guardado un silencio contumaz, inexplicable. Pero no por las razones de la zalema, el saludo, la belleza. Se guarda silencio para no loar a la mujer hermosa que sintetizó el acomodo del sexo en sus espléndidas formas en una época en la que era muy mal visto, poco apreciado. Vamos por partes.

Corría el año 1975. Eran los años del principio de la adolescencia, que ahora le llaman ser puberto. El puberto tiene los mismos arranques del adolescente, con un matiz tenue. Están saliendo de la niñez, por lo tanto, lo que hacen sus padres o en su casa les parece viejo, anquilosado, anti funcional. Lo que ven en la calle es nuevo. Lo que aparece en las redes ilusiona, conforta, excita. Es lo que aprenden más rápido, a la misma velocidad que ponen en olvidar lo que aprendieron en casa.

La mamá de un amigo le decía, Tú no eres mal educado, yo te eduqué bien. Eres mal aprendido. Eso hacen los pubertos. Aprenden rápido lo que les parece moderno, ideal, sexoso aunque sea muestra de su mala educación que de su espontaneidad. Por ese año, el cine mexicano, harto ya de películas lindas, de amores incorregibles o del Santo y esos luchadores que se amañaban para dar la función de lucha libre en la pantalla. En ese año, decía más arriba, el modoso cine mexicano dio un vuelco. Se convirtió en el marco para ver la desnudez perfecta de Angélica Chaín, de la princesa Lea (no la de Star Wars) o de la que comentamos hoy, Sasha Montenegro.

Aleksandra Aćimović Popović 20 de enero de 1946-14 de febrero de 2024, conocida como Sasha Montenegro, fue una actriz y vedette italomexicana. Nació en Bari, Italia. Fue la hija única de un matrimonio de inmigrantes de la República Federal de Yugoslavia formado por Zivojin Aćimović y Silvia Popović, perteneciente a una familia aristócrata de Montenegro que fue asesinada en un campo de concentración nazi durante la Segunda Guerra Mundial.

El 18 de julio de ese año, se mudó con sus padres a Argentina, donde murió el señor Aćimović. Tiempo después su madre contrajo matrimonio con un rico empresario argentino. La familia vivió en la provincia de Mendoza unos años, donde Sasha realizó sus estudios y donde nació su hermana Andrea Silvia. Luego residieron en Buenos Aires, donde Montenegro prosiguió con su educación, ahí nació su hermano Claudio Ricardo.

Relacionada con Manuel Rodríguez empresario zacatecano del Grupo Quinta Real y Grupo Fresnillo, en 1969, la joven Alexandra Acimovic, de 23 años, viajó a México por una oferta de trabajo en el cine. Nunca regresó a Argentina. En México inició su carrera como actriz de fotonovelas y modelo y realizó una carrera como actriz y vedette entre las décadas de 1970 a 1990. Desempeñó sus primeros papeles estelares en películas como Un Sueño de Amor en 1972 con José José, Santo contra la magia negra (1973) y Santo y Blue Demon contra el doctor Frankenstein (1974) y participó en la primera película del cine de ficheras, Bellas de noche de 1975, dirigida por Miguel M. Delgado.

Desde ese momento, atrevida como deben ser quienes dejan impronta en su vida, Sasha se hizo de fama por quitarse la ropa. Y vaya que valía la pena pagar los 20 pesos del cine para verla. Los pubertos no podíamos acceder. El celoso guardián de la puerta en el cine Tabasco, allá por Juan Álvarez, frente a la Terraza donde vendían unas tortas deliciosas, era inflexible. Yo, que fui un puberto con más masa muscular, entraba sin problemas. Ahí vi la desnudez verdadera. No la de las estatuas, esas que la Enciclopedia mostraba pudorosamente. No eran lo mismo. Las estatuas eran enseñanza, educación, conocimiento.

La desnudez de Sasha olía a sábanas, a motel, a respiración agitada. Era su desnudez bestial, delirante, algariva. Verla, conocer a una mujer como esa por 20 pesos, era entrar al Paraíso. Y sucedió lo que ocurre cuando alguien hace algo nuevo, moderno, audaz. La llamaron para hacer más películas de esas, las que rozaban en lo porno, en lo erótico. Esas que se quedaron en mostrar, solamente. El título Bellas de noche fue la parodia de la clásica de Luis Buñuel, Bella de día (1967). La desnudez iba acompañada del albur, de la risa, del doble sentido que pusieron cómicos de ese tiempo. Raúl el chato Padilla, de rancia tradición de actores, Lalo de la Peña el Mimo, Rafael Inclán, también de familia de actores y la entonces desconocida Carmen Salinas, la famosísima Corcholata eran el elenco de esta cinta.

Todos arroparon a Sasha, a Jorge Rivero, a Leticia Perdigón. La cinta es una adaptación de la obra de teatro de Francisco Cavazos Las ficheras. En 1975 Bellas de noche, abarrotó de público cuatro salas cinematográficas de la Ciudad de México durante 26 semanas. La censura gubernamental impidió que la cinta se titulara Las ficheras, como la obra de teatro. Por lo tanto, a manera de “homenaje” a Luis Buñuel, el guionista Víctor Manuel Castro tomó el título de la cinta Bella de día (1967), le cambió número y horario, y así quedó, Bellas de noche. Se considera generalmente a esta cinta, como la que inició la producción masiva de películas de comedia erótica conocidas como Cine de ficheras en el Cine mexicano de los años setenta y ochenta. Así comenzó la leyenda.

El cine de ficheras, como le llamaron los intelectuales orgánicos de ese tiempo, fue mal visto, perseguido, incomprendido. Aun siendo una aportación al cine universal. Los nombres (y los cuerpos) de Sasha y sus colegas, se convirtieron en referente de chistes, unos muy malos, otros muy buenos. Entonces comenzó la vejación. Sasha misma en alguna entrevista, dijo que no podía salir de su casa. Invariablemente encontraba piropos bellos, otros malos y otros definitivamente insultantes. Todos los “hombres” de ese tiempo, incluidos los que se decían prudentes, comenzaron a proponer a las actrices del género aventadas propuestas. Curiosamente, la machada era la que llenaba los cines donde se exhibían las ficheras u otras películas de ese tiempo. Cito a Wikipedia.

El cine de ficheras fue un periodo de declive en el cine mexicano, que comenzó en 1975 con el estreno de las películas Bellas de noche, y Tívoli, y concluyó al final de la década de 1980. Debido a que la mayoría de las producciones fílmicas de esta época se basaban en la comedia erótica y sus guiones eran muy simples, pornográficos o ridículos, se le considera como la peor fase de la cinematografía mexicana; el Festival Internacional de Cine de Morelia la clasifica como una etapa de crisis en el cine, catalogando a sus cintas como «demasiado malas para ser tomadas en serio». Los filmes de este tiempo eran conocidos como «sexicomedias» o «películas eróticas mexicanas de comedia». https://es.wikipedia.org/wiki/Cine_de_ficheras

Mire nomás. Aun cuando ha fallecido Sasha, se le sigue estigmatizando. Las nuevas generaciones, ahítas de relaciones explicitas en el cine actual (mexicano o no) ven estos desnudos como una simpleza, una sucia manifestación de lo que vieron sus padres. Como lo que vieron mis abuelos. En ese tiempo, los desnudos se mostraban en fotos, y muy silenciosamente los hombres las veían sin hacer aspavientos.

Los asistentes a las películas de ficheras no se contenían. Gritaban, chiflaban, demostrando que eran machos y sabían apreciar la belleza femenina. Sasha era de ellas. Su paso por el cine de ficheras no dio el salto. Nunca la invitaron a hacer una telenovela o una película más seria. Su contrincante, Isela Vega, no hizo cine de ficheras aun cuando sí se desnudó en muchas otras cintas. Irma Serrano, con su famosa Naná, pasó al cine de desnudos aun cuando parecía de ficheras.

Sasha Montenegro descansa en paz. Quizá nunca vio el alcance que su cuerpo iba a ser para los mexicanos, que se entusiasman por todo. Ahora ya ve las cosas desde el otro lado, ahí junto a su esposo, José López Portillo, quien hizo lo que todos los esposos. Dejó la paz matrimonial para seguir a la casquivana gozando mucho con ello.

Es decir, los esposos de ese tiempo. Los de ahora se dedican al poliamor. Vaya a saber usted, querido lector, lo que es eso.