/ jueves 3 de noviembre de 2022

Rincón de luz | Tristefobia: Un miedo irracional a vivir las emociones.

Es normal que sientas miedo de sentirte triste, pero al mismo tiempo, evitar la tristeza nos lleva al sufrimiento, si aceptas y vives el dolor emocional, es mucho más fácil de procesar y evitar que aumente.

Se vive en un mundo un desconectado de las emociones. Hemos aprendido que no debemos guiarnos por la emoción, sino por la razón. Nos ha enseñado por ejemplo que llorar es impropio o poco profesional, que debemos ser fuertes. En definitiva, se nos ha educado a anularlas. Y sin embargo ambas, razón y emoción conviven juntas en un mismo cuerpo y un mismo cerebro.

¿Por qué tenemos miedo a sentir?

«Si alguien llega al trabajo y dice que está triste, la gente no lo va a ver bien, lo juzga». ¿Por qué? La vieja idea de que la tristeza es el resultado de la debilidad del carácter es simplemente un mito. Creo que, en general, tenemos mucho miedo a sentir tristeza y tratamos de evitarla no hablando ella, porque nos genera sufrimiento, y nos vuelve vulnerables.

Ser feliz todo el tiempo no es obligatorio (y tampoco es sano), deja de decirme que mire el lado positivo: ser feliz 24 horas al día, 7 días a la semana no solo es imposible, sino que es enfermizo. Conforme cumplimos años, cada vez se hace más frecuente el deseo de ser siempre felices. Somos atiborrados desde la publicidad y las redes sociales con la idea de que ‘felicidad’ es sinónimo de éxito, que es el colofón de la realización y la clave para tener una vida libre de problemas. Nos han intentado vender una jerarquía de emociones donde la alegría es máximo bienestar y la tristeza es fracaso; de hecho, contrario a nuestro sesgo cultural, es normal e incluso saludable experimentar ansiedad, miedo, soledad e incluso duelo.

Implicaciones de no expresar nuestra tristeza ante una pérdida significativa: en el duelo emocional por muerte de un ser querido, una ruptura de pareja…, el sentimiento más intenso es la tristeza, entonces ¿mi duelo es normal o ya es patológico? Determinar si un duelo es normal o no depende principalmente de la intensidad del malestar y de la interferencia con la vida cotidiana de la persona:

“La sociedad actual, por la rapidez con la que se nos exige vivir y por la dificultad para expresar y permitir emociones, se alarma cuando una persona sigue triste, acordándose de su ser querido o sin muchas ganas de hacer vida social”, en realidad no existe un diagnóstico consensuado de duelo patológico sino que depende de cada persona y situación individual, pero se han propuesto una serie de criterios a valorar. La pérdida de una persona amada produce un estrés desmesurado y un agotamiento físico y emocional intenso, cuyas ramificaciones orgánicas y psíquicas (en el cuerpo y en la mente) han sido objeto de numerosos estudios.

Hace unos días escuche la noticia de una avalancha en la fiesta de halloween en Seul, he visto en la televisión sollozar a decenas de jóvenes que tuvieron que despedir a sus amistades y parejas días después. Recomendaría ampliamente en situaciones parecidas invitar a los jóvenes a hablar de sus emociones, reconocer nuestra tristeza aunque sea incomoda ayuda a aceptar mejor la realidad de la pérdida, a recolocar al fallecido emocionalmente y al desahogo más íntimo y profundo que hace que nuestras emociones sanen". “Nadie dijo que la vida fuera fácil” y no lo es. A lo largo de la vida vivimos una gran cantidad de experiencias y situaciones que requieren de nosotros un enorme gasto de energía y de recursos emocionales.

Si piensas que necesitas apoyo para canalizar tus emociones no dudes en pedir ayuda, siempre habrá alguien dispuesto a escucharte.

Ileana Bolio Tanatóloga

Consultas online (52)9933117879

Es normal que sientas miedo de sentirte triste, pero al mismo tiempo, evitar la tristeza nos lleva al sufrimiento, si aceptas y vives el dolor emocional, es mucho más fácil de procesar y evitar que aumente.

Se vive en un mundo un desconectado de las emociones. Hemos aprendido que no debemos guiarnos por la emoción, sino por la razón. Nos ha enseñado por ejemplo que llorar es impropio o poco profesional, que debemos ser fuertes. En definitiva, se nos ha educado a anularlas. Y sin embargo ambas, razón y emoción conviven juntas en un mismo cuerpo y un mismo cerebro.

¿Por qué tenemos miedo a sentir?

«Si alguien llega al trabajo y dice que está triste, la gente no lo va a ver bien, lo juzga». ¿Por qué? La vieja idea de que la tristeza es el resultado de la debilidad del carácter es simplemente un mito. Creo que, en general, tenemos mucho miedo a sentir tristeza y tratamos de evitarla no hablando ella, porque nos genera sufrimiento, y nos vuelve vulnerables.

Ser feliz todo el tiempo no es obligatorio (y tampoco es sano), deja de decirme que mire el lado positivo: ser feliz 24 horas al día, 7 días a la semana no solo es imposible, sino que es enfermizo. Conforme cumplimos años, cada vez se hace más frecuente el deseo de ser siempre felices. Somos atiborrados desde la publicidad y las redes sociales con la idea de que ‘felicidad’ es sinónimo de éxito, que es el colofón de la realización y la clave para tener una vida libre de problemas. Nos han intentado vender una jerarquía de emociones donde la alegría es máximo bienestar y la tristeza es fracaso; de hecho, contrario a nuestro sesgo cultural, es normal e incluso saludable experimentar ansiedad, miedo, soledad e incluso duelo.

Implicaciones de no expresar nuestra tristeza ante una pérdida significativa: en el duelo emocional por muerte de un ser querido, una ruptura de pareja…, el sentimiento más intenso es la tristeza, entonces ¿mi duelo es normal o ya es patológico? Determinar si un duelo es normal o no depende principalmente de la intensidad del malestar y de la interferencia con la vida cotidiana de la persona:

“La sociedad actual, por la rapidez con la que se nos exige vivir y por la dificultad para expresar y permitir emociones, se alarma cuando una persona sigue triste, acordándose de su ser querido o sin muchas ganas de hacer vida social”, en realidad no existe un diagnóstico consensuado de duelo patológico sino que depende de cada persona y situación individual, pero se han propuesto una serie de criterios a valorar. La pérdida de una persona amada produce un estrés desmesurado y un agotamiento físico y emocional intenso, cuyas ramificaciones orgánicas y psíquicas (en el cuerpo y en la mente) han sido objeto de numerosos estudios.

Hace unos días escuche la noticia de una avalancha en la fiesta de halloween en Seul, he visto en la televisión sollozar a decenas de jóvenes que tuvieron que despedir a sus amistades y parejas días después. Recomendaría ampliamente en situaciones parecidas invitar a los jóvenes a hablar de sus emociones, reconocer nuestra tristeza aunque sea incomoda ayuda a aceptar mejor la realidad de la pérdida, a recolocar al fallecido emocionalmente y al desahogo más íntimo y profundo que hace que nuestras emociones sanen". “Nadie dijo que la vida fuera fácil” y no lo es. A lo largo de la vida vivimos una gran cantidad de experiencias y situaciones que requieren de nosotros un enorme gasto de energía y de recursos emocionales.

Si piensas que necesitas apoyo para canalizar tus emociones no dudes en pedir ayuda, siempre habrá alguien dispuesto a escucharte.

Ileana Bolio Tanatóloga

Consultas online (52)9933117879