/ jueves 11 de agosto de 2022

Rincón de Luz | ¿Por qué no me lleva a mí en vez de a Luciano?

Cuando volví a casa justamente un mes antes de que mi padre falleciera no imaginaba que no lo volvería a ver nunca más, por alguna razón de la que en ese momento no era consciente, mi cabeza y mi corazón rechazaban que él pudiera morirse a pesar de que su deterioro y el avance de su enfermedad eran evidentes. No me quebré, según yo esa era la mejor manera de apoyarlo, que me viera “fuerte”, al fin y al cabo es a lo que él nos había acostumbrado, teníamos que ser fuertes…en otro momento les contaré las veces que me he arrepentido de no haber sido más flexible y hubiera sido un gran alivio despedirme tranquilamente de él pero hoy les contaré sobre una frase que tarde mucho tiempo en procesar.

¿Por qué Dios no me lleva a mí en vez de a Luciano? Me dijo mi papá preocupado. Luciano es mi sobrino nieto, es decir mi papá era el bisabuelo de él. Luciano nació con una pequeña enfermedad congénita coronaria, era muy pequeñito y no sabíamos si la gravedad de su condición le permitiría vivir. Hoy Luciano es un niño precioso, vivaracho y simpático, por cierto es mi ahijado y además hijo de uno de los grandes amores de mi vida…mi sobrino Mauricio que fue el ojo derecho de mi padre desde que nació, eran un binomio perfecto, eran además de nieto y abuelo amigos, socios, confidentes, conquistadores, para Maury como le decimos nosotros a mi sobrino mi papá fue un segundo padre. Cuento estos detalles porque esa es la razón por la que mi padre me confió aquel deseo que yo no tuve ni la mínima intención de responder, no podía, no quería y no podía entender que alguien quisiera que Dios intercambiara una vida por otra, ni siquiera se me hacía buena idea mencionar tal despropósito, yo los quería a los dos y yo estaba ahí porque iba a estar con mi padre en esta etapa de su enfermedad, mi objetivo era hacerle pasar esta etapa alegre, optimista, positivo, no me daba cuenta que lo que el estaba viviendo era otro cantar.

¿“Por qué no me lleva a mi en vez de a Luciano”? Ahora que ha pasado el tiempo puedo reconocer que el amor infinito que sentía mi padre por el padre de Luciano, por mi sobrino. Con ese deseo lo que mi padre quería decirme es: No quiero que Mauricio sufra el dolor más grande que es perder la vida de su hijo recién nacido, quiero evitarle a toda costa cualquier perdida, sufrimiento y desasosiego, a cambio el ofrecía su vida.La vida de mi padre llegó a su fin un par de semanas después, por supuesto que no por tal deseo, eso era solo eso, un deseo. Su momento, había llegado y él hasta el ultimo segundo de su vida hizo lo que todo buen padre y abuelo hace y es amar intensamente, proteger profundamente a sus familiares y tratar erróneamente de evitarnos penas.

“El duelo nos revela que la capacidad de proteger a las personas es limitada, por mucho que luchemos para que sea ilimitada y por mucho que nos enfademos cuando descubrimos que no somos capaces de controlarlo todo. A medida que nos desprendemos de nuestro enfado con la vida y/o con Dios, descubrimos una verdad que nos suaviza y que nos ensancha el corazón: no podemos proteger a nuestros seres queridos, sólo nos queda amarlos…” Alba Payás.

En muchos casos, los familiares y amigos de la persona con problemas del corazón se sienten abrumados por el diagnóstico, porque piensan que esto significa que la persona con esta enfermedad morirá sin que puedan hacer nada. Hoy sabemos que esta creencia es falsa, porque detectarlo a tiempo disminuye este riesgo. El niño fue operado y hoy juega y ríe como un niño mas a como les comente anteriormente: Tenemos Luciano para muchísimos años más!

No podemos vivir la vida de espaldas al sufrimiento, y a pesar de esta verdad universal, nadie nos enseña cómo hay que hacerle frente. Cuando sufrimos, podemos reflexionar sobre el dolor, analizarlo, discutirlo, estudiarlo, pero ninguno de estos esfuerzo intelectuales lo aliviará.

De repente cuando nos vemos amenazados con una enfermedad incurable nosotros o alguien a quien amamos profundamente , un dolor psicológico, una tristeza intensa, pone de manifiesto formas de pensar de las que no éramos conscientes, o modos de vivir nuestro mundo emocional que nos resultan nuevos. Nos ocupamos de aspectos de nosotros que antes funcionaban solos. La pérdida pone al descubierto todas las dimensiones humanas, haciendo ver que duele el cuerpo, el corazón y la misma alma. Algunos han llamado a este tipo de dolor profundo del duelo el dolor total.

PREGUNTAS QUE NUNCA TIENES QUE HACER. LAS MÁS DESAFORTUNADAS DE TODAS

— ¿De qué ha muerto?

— ¿Cuántos años tenía?

Soy Ileana Bolio Tanatologa. WhatsApp +52 99 33117879

«Solo las personas que son capaces de amar profundamente pueden sufrir también una gran pena, pero esta misma necesidad de amar sirve para contrarrestar su duelo y los sana». – L. Tolstoi

Cuando volví a casa justamente un mes antes de que mi padre falleciera no imaginaba que no lo volvería a ver nunca más, por alguna razón de la que en ese momento no era consciente, mi cabeza y mi corazón rechazaban que él pudiera morirse a pesar de que su deterioro y el avance de su enfermedad eran evidentes. No me quebré, según yo esa era la mejor manera de apoyarlo, que me viera “fuerte”, al fin y al cabo es a lo que él nos había acostumbrado, teníamos que ser fuertes…en otro momento les contaré las veces que me he arrepentido de no haber sido más flexible y hubiera sido un gran alivio despedirme tranquilamente de él pero hoy les contaré sobre una frase que tarde mucho tiempo en procesar.

¿Por qué Dios no me lleva a mí en vez de a Luciano? Me dijo mi papá preocupado. Luciano es mi sobrino nieto, es decir mi papá era el bisabuelo de él. Luciano nació con una pequeña enfermedad congénita coronaria, era muy pequeñito y no sabíamos si la gravedad de su condición le permitiría vivir. Hoy Luciano es un niño precioso, vivaracho y simpático, por cierto es mi ahijado y además hijo de uno de los grandes amores de mi vida…mi sobrino Mauricio que fue el ojo derecho de mi padre desde que nació, eran un binomio perfecto, eran además de nieto y abuelo amigos, socios, confidentes, conquistadores, para Maury como le decimos nosotros a mi sobrino mi papá fue un segundo padre. Cuento estos detalles porque esa es la razón por la que mi padre me confió aquel deseo que yo no tuve ni la mínima intención de responder, no podía, no quería y no podía entender que alguien quisiera que Dios intercambiara una vida por otra, ni siquiera se me hacía buena idea mencionar tal despropósito, yo los quería a los dos y yo estaba ahí porque iba a estar con mi padre en esta etapa de su enfermedad, mi objetivo era hacerle pasar esta etapa alegre, optimista, positivo, no me daba cuenta que lo que el estaba viviendo era otro cantar.

¿“Por qué no me lleva a mi en vez de a Luciano”? Ahora que ha pasado el tiempo puedo reconocer que el amor infinito que sentía mi padre por el padre de Luciano, por mi sobrino. Con ese deseo lo que mi padre quería decirme es: No quiero que Mauricio sufra el dolor más grande que es perder la vida de su hijo recién nacido, quiero evitarle a toda costa cualquier perdida, sufrimiento y desasosiego, a cambio el ofrecía su vida.La vida de mi padre llegó a su fin un par de semanas después, por supuesto que no por tal deseo, eso era solo eso, un deseo. Su momento, había llegado y él hasta el ultimo segundo de su vida hizo lo que todo buen padre y abuelo hace y es amar intensamente, proteger profundamente a sus familiares y tratar erróneamente de evitarnos penas.

“El duelo nos revela que la capacidad de proteger a las personas es limitada, por mucho que luchemos para que sea ilimitada y por mucho que nos enfademos cuando descubrimos que no somos capaces de controlarlo todo. A medida que nos desprendemos de nuestro enfado con la vida y/o con Dios, descubrimos una verdad que nos suaviza y que nos ensancha el corazón: no podemos proteger a nuestros seres queridos, sólo nos queda amarlos…” Alba Payás.

En muchos casos, los familiares y amigos de la persona con problemas del corazón se sienten abrumados por el diagnóstico, porque piensan que esto significa que la persona con esta enfermedad morirá sin que puedan hacer nada. Hoy sabemos que esta creencia es falsa, porque detectarlo a tiempo disminuye este riesgo. El niño fue operado y hoy juega y ríe como un niño mas a como les comente anteriormente: Tenemos Luciano para muchísimos años más!

No podemos vivir la vida de espaldas al sufrimiento, y a pesar de esta verdad universal, nadie nos enseña cómo hay que hacerle frente. Cuando sufrimos, podemos reflexionar sobre el dolor, analizarlo, discutirlo, estudiarlo, pero ninguno de estos esfuerzo intelectuales lo aliviará.

De repente cuando nos vemos amenazados con una enfermedad incurable nosotros o alguien a quien amamos profundamente , un dolor psicológico, una tristeza intensa, pone de manifiesto formas de pensar de las que no éramos conscientes, o modos de vivir nuestro mundo emocional que nos resultan nuevos. Nos ocupamos de aspectos de nosotros que antes funcionaban solos. La pérdida pone al descubierto todas las dimensiones humanas, haciendo ver que duele el cuerpo, el corazón y la misma alma. Algunos han llamado a este tipo de dolor profundo del duelo el dolor total.

PREGUNTAS QUE NUNCA TIENES QUE HACER. LAS MÁS DESAFORTUNADAS DE TODAS

— ¿De qué ha muerto?

— ¿Cuántos años tenía?

Soy Ileana Bolio Tanatologa. WhatsApp +52 99 33117879

«Solo las personas que son capaces de amar profundamente pueden sufrir también una gran pena, pero esta misma necesidad de amar sirve para contrarrestar su duelo y los sana». – L. Tolstoi