/ viernes 4 de enero de 2019

Adán, la emergencia y la guerra sucia

Adán Augusto López Hernández entregó este jueves en el Hospital Juan Graham medicamentos y equipos para superar la urgencia hospitalaria. En viernes va a otro nosocomio. Se anticipa que en cuatro meses se abatirá ese gravísimo problema en todo el estado.

Empero, el gobernador, al igual que el Presidente Obrador y también los nuevos alcaldes, enfrentan otras dificultades entre las cuales sobresale la guerra de desinformación, de descalificación: ataques que buscan mermar la confianza en las instituciones.

Ante todo ello, en particular la administración de Tabasco -y las de los municipios- no pueden soslayar la complejidad del reto comunicacional, máxime que lo que antes era chisme llevado de boca en boca, ahora se convierte al instante en noticia falsa, y demoledora guerra sucia en redes sociales.

Lo decimos con la mejor intención del mundo, porque en verdad nos interesa que tanto Tabasco, como Chiapas, todo el sureste, todo México, superen la adversidad en que nos colocaron sucesivos malos gobiernos, hasta llegar a los regímenes de personajes tan nefastos como Arturo Núñez Jiménez y Manuel Velasco, solo por citar dos nombres.

El miércoles escuchamos en la radio a Adán. Habló con franqueza. Dejó en claro que no le preocupa la crítica malsana. Nos consideramos su amigo, como igualmente lo somos de varios de sus funcionarios, así como de algunos alcaldes de su mismo origen partidista, y del presidente del Tribunal Superior de Justicia, Enrique Priego Oropeza, un hombre honorable que gobernó a Tabasco durante doce meses.

Adán no es el clásico político que dice cosas solo para quedar bien. De ahí se deriva el que no haya salido a gritar: “¡Ya nos saquearon! ¡No nos volverán a saquear! ¡A esos saqueadores les espera la cárcel…!”

Hoy tenemos plena confianza de que, en su momento, la Fiscalía General del Estado hará su trabajo para procesar penalmente a quienes se les fundamenten carpetas de investigación.

Arturo Núñez Jiménez bien podrá irse a esconder a San Diego, a Dubai o a Nepal, pero si se logra acreditarle a él la comisión de delitos -una cosa es ser pillo y otra dejar huella probatoria- lo alcanzará el brazo de la justicia.

En esa ruta, Amet Ramos, Wilver Méndez, Bertín Miranda, Rommel Cerna y otros ex funcionarios son los más susceptibles de caer primero… y soltar la sopa.

En calidad de mientras, los nuevos gobiernos, federal, de Tabasco y de los ayuntamientos, no deben incurrir en el error de minimizar e ignorar el daño irreversible que puede causar la citada desinformación, que se multiplica como virus en redes sociales y del mismo modo se repite, como antaño, de boca en boca.

En concreto: deberá aplicarse con eficacia una estrategia profesional de comunicación, que por obvias razones va mucho más allá de la simple divulgación de actividades, como lo han sido hasta este jueves los nombramientos de funcionarios que son facultad plena del gobernador, los preparativos de los trabajos para la construcción de una verdadera autopista hacia la Chontalpa y, más relevante aún, la atención a la emergencia hospitalaria.

En estos primeros días del años hemos escuchado y leído comentarios mal intencionados, que tergiversan la realidad en demérito de las nuevas autoridades, y que incluso personas poseedoras de buena formación académica consumen y repiten con singular inocencia o con la abierta intención de hacer daño precisamente en términos de confianza ciudadana.

¡Cuidado con eso! La gente deberá estar, en todo momento, debidamente enterada, consciente, de la tarea y esfuerzos que se realizan para encarar la emergencia.

Adán Augusto López Hernández entregó este jueves en el Hospital Juan Graham medicamentos y equipos para superar la urgencia hospitalaria. En viernes va a otro nosocomio. Se anticipa que en cuatro meses se abatirá ese gravísimo problema en todo el estado.

Empero, el gobernador, al igual que el Presidente Obrador y también los nuevos alcaldes, enfrentan otras dificultades entre las cuales sobresale la guerra de desinformación, de descalificación: ataques que buscan mermar la confianza en las instituciones.

Ante todo ello, en particular la administración de Tabasco -y las de los municipios- no pueden soslayar la complejidad del reto comunicacional, máxime que lo que antes era chisme llevado de boca en boca, ahora se convierte al instante en noticia falsa, y demoledora guerra sucia en redes sociales.

Lo decimos con la mejor intención del mundo, porque en verdad nos interesa que tanto Tabasco, como Chiapas, todo el sureste, todo México, superen la adversidad en que nos colocaron sucesivos malos gobiernos, hasta llegar a los regímenes de personajes tan nefastos como Arturo Núñez Jiménez y Manuel Velasco, solo por citar dos nombres.

El miércoles escuchamos en la radio a Adán. Habló con franqueza. Dejó en claro que no le preocupa la crítica malsana. Nos consideramos su amigo, como igualmente lo somos de varios de sus funcionarios, así como de algunos alcaldes de su mismo origen partidista, y del presidente del Tribunal Superior de Justicia, Enrique Priego Oropeza, un hombre honorable que gobernó a Tabasco durante doce meses.

Adán no es el clásico político que dice cosas solo para quedar bien. De ahí se deriva el que no haya salido a gritar: “¡Ya nos saquearon! ¡No nos volverán a saquear! ¡A esos saqueadores les espera la cárcel…!”

Hoy tenemos plena confianza de que, en su momento, la Fiscalía General del Estado hará su trabajo para procesar penalmente a quienes se les fundamenten carpetas de investigación.

Arturo Núñez Jiménez bien podrá irse a esconder a San Diego, a Dubai o a Nepal, pero si se logra acreditarle a él la comisión de delitos -una cosa es ser pillo y otra dejar huella probatoria- lo alcanzará el brazo de la justicia.

En esa ruta, Amet Ramos, Wilver Méndez, Bertín Miranda, Rommel Cerna y otros ex funcionarios son los más susceptibles de caer primero… y soltar la sopa.

En calidad de mientras, los nuevos gobiernos, federal, de Tabasco y de los ayuntamientos, no deben incurrir en el error de minimizar e ignorar el daño irreversible que puede causar la citada desinformación, que se multiplica como virus en redes sociales y del mismo modo se repite, como antaño, de boca en boca.

En concreto: deberá aplicarse con eficacia una estrategia profesional de comunicación, que por obvias razones va mucho más allá de la simple divulgación de actividades, como lo han sido hasta este jueves los nombramientos de funcionarios que son facultad plena del gobernador, los preparativos de los trabajos para la construcción de una verdadera autopista hacia la Chontalpa y, más relevante aún, la atención a la emergencia hospitalaria.

En estos primeros días del años hemos escuchado y leído comentarios mal intencionados, que tergiversan la realidad en demérito de las nuevas autoridades, y que incluso personas poseedoras de buena formación académica consumen y repiten con singular inocencia o con la abierta intención de hacer daño precisamente en términos de confianza ciudadana.

¡Cuidado con eso! La gente deberá estar, en todo momento, debidamente enterada, consciente, de la tarea y esfuerzos que se realizan para encarar la emergencia.