/ miércoles 27 de febrero de 2019

Cuando ya ni llorar es bueno

La precisión formulada este martes por Said Mena, secretario de Planeación y Finanzas, en cuanto a que para este primer semestre del año se descartó la solicitud del empréstito mencionado antes por el gobernador, corresponde a una realidad: las finanzas estatales y municipales están, por decirlo de manera coloquial, tronadas y por ahora no conviene echarse encima más compromisos.

El funcionario calcula que dentro de mes y medio se estará en condiciones de conocer un informe completo acerca del boquete financiero (con desvío de recursos y robo descarado de recursos públicos) que dejaron Arturo Núñez Jiménez, el jefe de éste que era Amet Ramos (Atraconis) y otros especímenes.

En reciente reunión de los alcaldes con Adán Augusto López Hernández, se escuchó la inquietud de que no hay el dinero necesario para solventar urgencias e iniciar obras significativas, ya no digamos el mantenimiento de caminos, escuelas, centros de salud, infraestructura policiaca…

La previsión que allí se conoció fue que para finales de marzo e inicios de abril comenzarán a fluir las participaciones federales.

El gobierno de Andrés López Obrador se encuentra por ahora muy acotado, por diversas razones; principalmente, por la mala administración de Enrique Peña, a quien también se le debiera enjuiciar.

De cualquier modo, debemos recordar que en el lenguaje y práctica de la función pública el primer trimestre del año siempre ha sido llamado tiempo de secas. Desde hace muchos sexenios, es hacia abril y a veces ya en pleno junio cuando Hacienda libera recursos.

El caso de Tabasco en esta hora tiene agravantes:

1. El saqueo nuñista y también el de los ex alcaldes, junto con las sinvergüenzadas de ex delegados federales, como las que en su momento denunció Fernando Mayans con referencia al “experto” en contratismo que estuvo a cargo del Centro SCT.

2. El hecho de que los periodos de los presidentes municipales comenzó el 5 de octubre, con el antecedente de que desde inicios de siglo, por lo menos, los ayuntamientos han terminado su ciclo a diciembre con insuficiencia presupuestal y sin poder pagar adeudos tanto a proveedores como a servidores públicos.

3. El abandono en que nos dejaron los gobiernos federales desde el trienio de Salvador Neme, razón por la cual a su llegada como interino lo primero que hizo Manuel Gurría fue implementar un fuerte recorte presupuestal y un programa de retiro de burócratas, el que por razones políticas (todo el aparato oficial volcado en apoyo a las ambiciones de Roberto Madrazo) quedó inconcluso.

4. Debido a la explosión demográfica y la multiplicación de la problemática en todos los órdenes, desde hace buen rato los gobiernos (no solo de Tabasco) se han ido quedando en la incapacidad de respuesta efectiva ante la demanda social, al igual que superados y hasta rebasados ante fenómenos como el de la delincuencia, así como la falta de oportunidades de vida.

Ante tal panorama, el gobernador acaba de reiterar su confianza de que, una vez superada esta complicada etapa inicial, habrá mucha obra pública, fluirán cuantiosas inversiones federales y saldremos gradualmente tanto de la recesión como de los primeros lugares en inseguridad.

Al plazo corto, sin embargo, no está fácil el panorama para el gobierno en sus tres niveles, ni para los particulares, a quienes a veces quizá nos dan ganas de sentarnos en la banqueta a llorar, y no tenemos más remedio que “hacer concha”.

La precisión formulada este martes por Said Mena, secretario de Planeación y Finanzas, en cuanto a que para este primer semestre del año se descartó la solicitud del empréstito mencionado antes por el gobernador, corresponde a una realidad: las finanzas estatales y municipales están, por decirlo de manera coloquial, tronadas y por ahora no conviene echarse encima más compromisos.

El funcionario calcula que dentro de mes y medio se estará en condiciones de conocer un informe completo acerca del boquete financiero (con desvío de recursos y robo descarado de recursos públicos) que dejaron Arturo Núñez Jiménez, el jefe de éste que era Amet Ramos (Atraconis) y otros especímenes.

En reciente reunión de los alcaldes con Adán Augusto López Hernández, se escuchó la inquietud de que no hay el dinero necesario para solventar urgencias e iniciar obras significativas, ya no digamos el mantenimiento de caminos, escuelas, centros de salud, infraestructura policiaca…

La previsión que allí se conoció fue que para finales de marzo e inicios de abril comenzarán a fluir las participaciones federales.

El gobierno de Andrés López Obrador se encuentra por ahora muy acotado, por diversas razones; principalmente, por la mala administración de Enrique Peña, a quien también se le debiera enjuiciar.

De cualquier modo, debemos recordar que en el lenguaje y práctica de la función pública el primer trimestre del año siempre ha sido llamado tiempo de secas. Desde hace muchos sexenios, es hacia abril y a veces ya en pleno junio cuando Hacienda libera recursos.

El caso de Tabasco en esta hora tiene agravantes:

1. El saqueo nuñista y también el de los ex alcaldes, junto con las sinvergüenzadas de ex delegados federales, como las que en su momento denunció Fernando Mayans con referencia al “experto” en contratismo que estuvo a cargo del Centro SCT.

2. El hecho de que los periodos de los presidentes municipales comenzó el 5 de octubre, con el antecedente de que desde inicios de siglo, por lo menos, los ayuntamientos han terminado su ciclo a diciembre con insuficiencia presupuestal y sin poder pagar adeudos tanto a proveedores como a servidores públicos.

3. El abandono en que nos dejaron los gobiernos federales desde el trienio de Salvador Neme, razón por la cual a su llegada como interino lo primero que hizo Manuel Gurría fue implementar un fuerte recorte presupuestal y un programa de retiro de burócratas, el que por razones políticas (todo el aparato oficial volcado en apoyo a las ambiciones de Roberto Madrazo) quedó inconcluso.

4. Debido a la explosión demográfica y la multiplicación de la problemática en todos los órdenes, desde hace buen rato los gobiernos (no solo de Tabasco) se han ido quedando en la incapacidad de respuesta efectiva ante la demanda social, al igual que superados y hasta rebasados ante fenómenos como el de la delincuencia, así como la falta de oportunidades de vida.

Ante tal panorama, el gobernador acaba de reiterar su confianza de que, una vez superada esta complicada etapa inicial, habrá mucha obra pública, fluirán cuantiosas inversiones federales y saldremos gradualmente tanto de la recesión como de los primeros lugares en inseguridad.

Al plazo corto, sin embargo, no está fácil el panorama para el gobierno en sus tres niveles, ni para los particulares, a quienes a veces quizá nos dan ganas de sentarnos en la banqueta a llorar, y no tenemos más remedio que “hacer concha”.