/ jueves 14 de febrero de 2019

El quebranto

Para entender la profundidad de la problemática financiera, de destrucción de infraestructura a la que hay que dar mantenimiento y ampliar, así como la complejidad de la cuestión de inseguridad a la que se enfrenta la administración de Adán Augusto López Hernández, ciertamente no basta con referirse a Arturo Núñez Jiménez.

Desde siempre, incluso luego de que ya se legisló e implementó la rendición de cuentas, siempre hubo corrupción en todos los niveles de gobierno, al igual que en la sociedad en general. Hoy a todos se nos hace fácil criticar las corruptelas. Con frecuencia incurrimos en aquello de que se tira la primera piedra sin estar libre de pecado.

Diezmos que ahora son vigésimos como condición para obtener contratos de obra y proveeduría, robo de vales de gasolina que mediante mochada de diez por ciento se cambian por dinero en efectivo en cualquier gasolinería, utilización de recursos públicos hasta para financiar vacaciones y parrandas…

Durante el siglo pasado, desde la época post-revolucionaria, evidentemente hubo corrupción y mala administración gubernamental, pero de alguna manera se guardó cierto decoro en las sinvergüenzadas, y la gallina siempre alcanzó a poner huevos de oro.

Lo que se vio aquí con los gobiernos de Andrés Granier Melo y Arturo Núñez Jiménez ha sido el colapso ya de las finanzas públicas.

Buena parte de lo que explicó el más reciente saqueador es cierto: la economía agropecuaria de Tabasco quedó desmantelada, al punto de que la cebolla, el limón, el plátano y el maíz que antes se producía y consumía localmente, ahora ya ni siquiera viene de otros estados sino que traemos esos alimentos de países tan lejanos como Uruguay.

Los servicios públicos de salud siempre han sido malos, aunque hay quien jura que en otras épocas fueron de excelencia. Más bien, no eran tan malos y llegaron a alcanzar cierto grado de suficiencia. Y el problema no son nuestros médicos o enfermeras, porque los hay muy bien preparados, si bien no faltan quienes demeritan a la noble profesión.

En conclusión, el nuevo gobierno no resolverá los problemas milagrosamente. Bien que lo sabíamos cuando acudimos a votar, del mismo modo en que por sentido común se pudo saber en todo momento que la alta incidencia delictiva no es asunto que se vaya a abatir con espectacularidad de la noche a la mañana, en virtud de que el crimen se alimenta por complejos componentes como la descomposición social y el exponencial crecimiento poblacional.

López Hernández no tiene ni mes y medio al frente del gobierno. Habrá que tener mucha paciencia, porque de entrada aún no termina el proceso de entrega-recepción que eventualmente derivará en denuncias penales, como las que presentó el director general del ISSET, Fernando Mayans Canabal.

Cuantiosos recursos que pudieron aplicarse para comenzar a hacer obra pública, mejorar el equipamiento policiaco, equipar y abastecer a los servicios de salud, y hasta mejorar los salarios de los servidores públicos con menores percepciones, se han tenido que emplear para cubrir adeudos.

También las administraciones municipales están quebradas y con la urgencia de conseguir recursos para pagar laudos laborales.

Las nuevas autoridades llegaron a sus encomiendas con una altísima expectativa ciudadana. Resulta necesario insistir en que debe reforzarse e innovarse en materia de comunicación social, sin que ello implique regresar a esquemas de derroche, complicidades y saqueo en ese rubro

Twitter: @JOchoaVidal

Para entender la profundidad de la problemática financiera, de destrucción de infraestructura a la que hay que dar mantenimiento y ampliar, así como la complejidad de la cuestión de inseguridad a la que se enfrenta la administración de Adán Augusto López Hernández, ciertamente no basta con referirse a Arturo Núñez Jiménez.

Desde siempre, incluso luego de que ya se legisló e implementó la rendición de cuentas, siempre hubo corrupción en todos los niveles de gobierno, al igual que en la sociedad en general. Hoy a todos se nos hace fácil criticar las corruptelas. Con frecuencia incurrimos en aquello de que se tira la primera piedra sin estar libre de pecado.

Diezmos que ahora son vigésimos como condición para obtener contratos de obra y proveeduría, robo de vales de gasolina que mediante mochada de diez por ciento se cambian por dinero en efectivo en cualquier gasolinería, utilización de recursos públicos hasta para financiar vacaciones y parrandas…

Durante el siglo pasado, desde la época post-revolucionaria, evidentemente hubo corrupción y mala administración gubernamental, pero de alguna manera se guardó cierto decoro en las sinvergüenzadas, y la gallina siempre alcanzó a poner huevos de oro.

Lo que se vio aquí con los gobiernos de Andrés Granier Melo y Arturo Núñez Jiménez ha sido el colapso ya de las finanzas públicas.

Buena parte de lo que explicó el más reciente saqueador es cierto: la economía agropecuaria de Tabasco quedó desmantelada, al punto de que la cebolla, el limón, el plátano y el maíz que antes se producía y consumía localmente, ahora ya ni siquiera viene de otros estados sino que traemos esos alimentos de países tan lejanos como Uruguay.

Los servicios públicos de salud siempre han sido malos, aunque hay quien jura que en otras épocas fueron de excelencia. Más bien, no eran tan malos y llegaron a alcanzar cierto grado de suficiencia. Y el problema no son nuestros médicos o enfermeras, porque los hay muy bien preparados, si bien no faltan quienes demeritan a la noble profesión.

En conclusión, el nuevo gobierno no resolverá los problemas milagrosamente. Bien que lo sabíamos cuando acudimos a votar, del mismo modo en que por sentido común se pudo saber en todo momento que la alta incidencia delictiva no es asunto que se vaya a abatir con espectacularidad de la noche a la mañana, en virtud de que el crimen se alimenta por complejos componentes como la descomposición social y el exponencial crecimiento poblacional.

López Hernández no tiene ni mes y medio al frente del gobierno. Habrá que tener mucha paciencia, porque de entrada aún no termina el proceso de entrega-recepción que eventualmente derivará en denuncias penales, como las que presentó el director general del ISSET, Fernando Mayans Canabal.

Cuantiosos recursos que pudieron aplicarse para comenzar a hacer obra pública, mejorar el equipamiento policiaco, equipar y abastecer a los servicios de salud, y hasta mejorar los salarios de los servidores públicos con menores percepciones, se han tenido que emplear para cubrir adeudos.

También las administraciones municipales están quebradas y con la urgencia de conseguir recursos para pagar laudos laborales.

Las nuevas autoridades llegaron a sus encomiendas con una altísima expectativa ciudadana. Resulta necesario insistir en que debe reforzarse e innovarse en materia de comunicación social, sin que ello implique regresar a esquemas de derroche, complicidades y saqueo en ese rubro

Twitter: @JOchoaVidal