/ miércoles 24 de octubre de 2018

La peor encrucijada de su vida

Wilvert Méndez Magaña está viviendo -desde la semana pasada- la peor encrucijada de su vida. De la que se ve muy difícil que salga ileso.

Caro va a pagar su osadía: desmintió públicamente al gobernador electo, Adán Augusto López Hernández. Y eso duele. De los muchos casos de corrupción que la entrante administración va a investigar hasta topar pared, está el de la compra de las 88 hectáreas en la ranchería Francisco I. Madero, Paraíso, para la edificación de la Zona Económica Especial (ZEE), al grado tal, que López Hernández pedirá “…a la Unidad de Inteligencia Financiera del SAT que investigue la compra de ese predio. Y es que el titular de la SDET puso en entredicho la credibilidad y honorabilidad de quien el 1 de enero de 2019 asumirá el gobierno del Estado de Tabasco. Si alguien está más que obligado a que este delicado y espinoso asunto llegue hasta sus últimas consecuencias, ese es el mandatario electo. No hay otro. Definitivamente, Wilvert Méndez Magaña “se metió en camisa de once varas”. Se peleó con quien no debía, y lo vino a hacer en un contexto político y social nacional y local adverso para él, y principalmente, para el gobierno de Arturo Núñez Jiménez. La única manera en que Méndez Magaña salga bien librado del fraude del que lo acusa su ex correligionario priista es que pueda demostrar fehacientemente que no hubo ninguna irregularidad en la compra del terreno para la ZEE, de lo contrario, ni Dios Padre lo va a salvar. Si lo logra como muy pocos creen, entre ellos, yo, el gran perdedor será Adán Augusto López Hernández. Con un costo político mayor del que pueda ocasionarle a Méndez Magaña y al propio Núñez Jiménez. Siempre y cuando no vayan a la cárcel. Si Méndez Magaña se lanzó a la radio sin medir las consecuencias de su atrevimiento y desafío al gobernador electo va con toda seguridad a arrepentirse. Le hubiera salido más barato desacatar la orden del huésped de la Quinta Grijalva. A la larga se habría ahorrado muchísimos dolores de cabeza. Ahora si lo hizo porque su defensa está bien sustentada administrativa, técnica y legalmente, pues no tiene absolutamente de que preocuparse. Puede estar tranquilo. El problema es que Adán Augusto López Hernández sostuvo el pasado lunes en un programa de radio sus acusaciones ante la opinión pública y amenazó con acudir al SAT para que escudriñe la controvertida y polémica investigación que ya comenzó la Contraloría núñista. De que “la hicotea tiene sangre”, ni duda cabe. “SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI” (LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ) Hasta ahora el peor fracaso de este gobierno está en al área de la Seguridad Pública. Ninguno de los secretarios que despacharon en el edificio de la avenida 16 de Septiembre cumplieron. Todos, incluyendo a Jorge Alberto Aguirre Carbajal. No solo no pudieron contener a la delincuencia del fueron común y federal, sino que esta exponencialmente aumentó, creció a niveles nunca visto. Todos los delitos crecieron. Cierto, el problema de la inseguridad pública no es una asignatura exclusiva de la entidad, pues el fenómeno es a nivel nacional, empero, aquí la delincuencia en cualesquiera de sus vertientes sentó sus reales.

Wilvert Méndez Magaña está viviendo -desde la semana pasada- la peor encrucijada de su vida. De la que se ve muy difícil que salga ileso.

Caro va a pagar su osadía: desmintió públicamente al gobernador electo, Adán Augusto López Hernández. Y eso duele. De los muchos casos de corrupción que la entrante administración va a investigar hasta topar pared, está el de la compra de las 88 hectáreas en la ranchería Francisco I. Madero, Paraíso, para la edificación de la Zona Económica Especial (ZEE), al grado tal, que López Hernández pedirá “…a la Unidad de Inteligencia Financiera del SAT que investigue la compra de ese predio. Y es que el titular de la SDET puso en entredicho la credibilidad y honorabilidad de quien el 1 de enero de 2019 asumirá el gobierno del Estado de Tabasco. Si alguien está más que obligado a que este delicado y espinoso asunto llegue hasta sus últimas consecuencias, ese es el mandatario electo. No hay otro. Definitivamente, Wilvert Méndez Magaña “se metió en camisa de once varas”. Se peleó con quien no debía, y lo vino a hacer en un contexto político y social nacional y local adverso para él, y principalmente, para el gobierno de Arturo Núñez Jiménez. La única manera en que Méndez Magaña salga bien librado del fraude del que lo acusa su ex correligionario priista es que pueda demostrar fehacientemente que no hubo ninguna irregularidad en la compra del terreno para la ZEE, de lo contrario, ni Dios Padre lo va a salvar. Si lo logra como muy pocos creen, entre ellos, yo, el gran perdedor será Adán Augusto López Hernández. Con un costo político mayor del que pueda ocasionarle a Méndez Magaña y al propio Núñez Jiménez. Siempre y cuando no vayan a la cárcel. Si Méndez Magaña se lanzó a la radio sin medir las consecuencias de su atrevimiento y desafío al gobernador electo va con toda seguridad a arrepentirse. Le hubiera salido más barato desacatar la orden del huésped de la Quinta Grijalva. A la larga se habría ahorrado muchísimos dolores de cabeza. Ahora si lo hizo porque su defensa está bien sustentada administrativa, técnica y legalmente, pues no tiene absolutamente de que preocuparse. Puede estar tranquilo. El problema es que Adán Augusto López Hernández sostuvo el pasado lunes en un programa de radio sus acusaciones ante la opinión pública y amenazó con acudir al SAT para que escudriñe la controvertida y polémica investigación que ya comenzó la Contraloría núñista. De que “la hicotea tiene sangre”, ni duda cabe. “SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI” (LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ) Hasta ahora el peor fracaso de este gobierno está en al área de la Seguridad Pública. Ninguno de los secretarios que despacharon en el edificio de la avenida 16 de Septiembre cumplieron. Todos, incluyendo a Jorge Alberto Aguirre Carbajal. No solo no pudieron contener a la delincuencia del fueron común y federal, sino que esta exponencialmente aumentó, creció a niveles nunca visto. Todos los delitos crecieron. Cierto, el problema de la inseguridad pública no es una asignatura exclusiva de la entidad, pues el fenómeno es a nivel nacional, empero, aquí la delincuencia en cualesquiera de sus vertientes sentó sus reales.