/ sábado 1 de julio de 2023

La aventura de cambiarte a ti mismo | “Cuando la soberbia es un lastre laboral…”

En esta ocasión quiero compartir con ustedes temas que son importantes para nuestro desarrollo humano, en el plano laboral.

El área profesional es un área crucial, ya que casi todas las organizaciones y empresas están integradas, en su mayoría, por seres humanos.

Cuando esta área de nuestra vida no se encuentra bien, puede deberse a muchos factores externos como las crisis económicas globales, la falta de inversión en las industrias e incluso delincuencia, variables que muchas veces no podemos controlar, pero también por factores internos que sí podemos controlar.

Ya sea que nos desempeñemos como líderes de empresas, colaboradores, coworkers o freelancers, existen variables internas que considero de suma importancia; éstas son nuestras emociones, pensamientos, y actitudes.

En esta columna, me gusta hablar de lo que sí podemos controlar, como es nuestra actitud. Para tenerlo más claro vamos a revisar la definición:

Según la RAE, “Actitud” significa: postura del cuerpo, especialmente cuando expresa un estado de ánimo.

Ejemplo : estado de ánimo de un orador. Aquí podemos ver su postura abierta, presente, con voz importante, muchos ademanes, sonriente o serio.

La actitud agresiva de un perro. Lo agresivo lo percibimos hasta en la mirada, ceño fruncido, muestra los dientes, postura de ataque, gruñido fuerte.

La actitud, es una disposición de ánimo manifestada de algún modo. Podemos mencionar algunas para poder distinguirlas, como son benévola, pacífica, amenazadora, de cooperación, de escucha de alguna persona, o de un grupo de personas.

Algo que es sumamente importante de entender, es que aunque tengamos la inteligencia, los conocimientos, técnicas y capacidad para destacar, si no poseemos las actitudes positivas y correctas, estamos condenados al fracaso de cualquier cosa que queramos hacer en el área laboral y profesional.

Algo que a veces olvidamos en el mundo de los negocios, tanto empresarial, como de emprendedurismo, es que las personas que colaboran deben justificar con ganancias ( esto es, con ingresos por ventas) lo que el patrón, dueño o dueños de la marca les paga cuando desempeñan sus funciones y cumplen con las tareas que les son delegadas.

Quizá me estoy leyendo muy técnica, pero en otras palabras, una empresa o negocio, debe generar ingresos por ventas, y esto sólo se logra cuando el grupo de personas hacen bien su trabajo ya que de esas ventas, se obtiene su sueldo. Y a mayor sueldo, mayor responsabilidad.

El dueño, jefe o gerente no les hace un favor pagándoles su sueldo: es su obligación, así como de los colaboradores cumplir con su trabajo, para que se les pague.

Todo esto con la finalidad de cumplir objetivos, y satisfacer las necesidades de los clientes.

Ahora, en cuanto a las actitudes internas de todos las personas que trabajan en una empresa, quiero hablarles de tres de ellas que cuando se tienen, impactan para mal a la organización.

Estas son: la actitud de soberbia, la actitud de víctima y la actitud negativa. Las analizaremos a detalle en tres partes, por lo que hoy solamente hablaremos la actitud de soberbia… ¡Sigan leyendo que se va a poner bueno!

Como les comenté anteriormente, las personas son esenciales y marcan la diferencia en una empresa u organización. Para poder cambiar de actitud, es bueno echar mano de la inteligencia emocional, ya que esta nos da una capacidad de recuperación de los problemas, de los obstáculos de la vida, y nos facilita mayor productividad y una noción más segura de los sentimientos y emociones con respecto a las decisiones personales que tomamos en el día a día. En pocas palabras:

La inteligencia emocional nos brinda mejor actitud.

Ahora, veamos por qué la soberbia es una actitud que no nos ayuda en nada:

La soberbia nos impide escuchar, nos cierra la oportunidad de enriquecernos con las ideas de los demás. La arrogancia hace que siempre queramos tener la mejor idea, la mejor anécdota, el mejor chiste, siempre tratando de demostrar superioridad. La soberbia nos estanca, no nos permite enriquecernos de nuestras fallas y de las experiencias de los demás.

Personalmente creo que pocas cosas son tan desagradables para los demás que tener a la personificación de la perfección encarnada diciéndonos qué tenemos que hacer.

La soberbia nos dificulta tomar decisiones hasta que estamos seguros de que todo va a salir bien. Nos nubla la visión y no nos deja ver los problemas reales de una situación o un proceso. Nos dificulta ser creativos. Aparentar siempre ser el mejor, crea un desgaste emocional muy grande por el miedo a fallar. Daña las relaciones sociales porque a las personas no les hace mucha gracia que las humillen o los hagan sentir de menos.

Hay que vernos como lo que somos: seres humanos que a veces tenemos ideas brillantes y a veces ideas estúpidas.

Existe mucha confusión sobre lo que es la humildad con sumisión e inferioridad, sin embargo, para poder salir de la confusión, grábate bien que la humildad es la madre de todo crecimiento, pues te hace consciente de que nadie tiene todas las respuestas.

Fallamos no para devaluarnos, sino para aprender a mejorar. La humildad es una vacuna contra la soberbia, la humildad es aceptarte como eres, asumiendo que como ser humano estás dispuesto a desarrollar tu potencial.

La humildad te enseña que no siempre puedes tener la razón, que te puedes equivocar, te quita una carga de encima ya que no tienes que demostrar en todo momento lo maravilloso, inteligente y bueno que eres, ya que en cada falla ganarás dos cosas: aprendizaje y risas.

La clave de todo: no es competir para ver quién se equivoca más, sino estar en la disposición de corregir cualquier situación.

Otra vacuna contra la soberbia es tener un gran sentido del humor, ya que esto nos permite conectar con las demás personas, y ¡reírnos de nosotros mismos es una de las mejores cosas de la vida!

HISTORIA DE VIDA

Pedro inició como empleado en un negocio de fabricación de muebles de madera, y con el tiempo, fue aprendiendo el oficio, hasta que un día puso su propio negocio.

Al principio le fue muy bien. Después de seis meses de haber iniciado su taller, empezó a tener problemas, ya que algunos clientes no le pagaban y sus trabajadores no fabricaban los muebles con calidad. A veces no llegaban a trabajar y tampoco seguían las indicaciones que él les daba para la elaboración de los muebles.


A raíz de esto, Pedro tenía problemas para dormir, pero en lugar de buscar mecanismos y herramientas para solucionar e incrementar sus ventas, se la pasaba enojado con sus clientes y con sus colaboradores. El estrés y la preocupación iban en aumento.

Sumado a esto, Pedro había pasado por traumas muy fuertes durante su niñez, lo que le impedía disfrutar su vida en pareja, una mujer de la cual se había enamorado antes de casarse.

No se podía explicar el por qué después de haberse casado con quien amaba, tener un taller y un negocio que le gustaba dirigir, seguía sintiéndose infeliz. Reinaban en su vida la preocupación y la ansiedad.


Todo el mundo era culpable de sus problemas, de lo que él sentía. Tenía mucho miedo de perder lo que con tanto trabajo había construido.

El tener una actitud de soberbia, lo hacía sentir una angustia constante; ya que el miedo al rechazo y la prepotencia nos impiden pedir ayuda. Un día, Pedro leyó "La aventura de cambiarte a ti mismo", columna de esta servidora en El Heraldo de Tabasco, y así se enteró que mediante el coaching ontológico podía recuperar el control de su vida y de su negocio; lo vió como una excelente opción.


Después de varias sesiones con Pedro, reflexionamos y llegamos a la conclusión de que, sin poner en tela de juicio y cuestionarnos el papel que hemos decidido desempeñar en la vida y en lo profesional o laboral, no habría ningún cambio ni crecimiento alguno.


En lugar de lamentarse, Pedro logró cambiar de actitud paulatinamente, y tomar responsabilidad de su propia vida. Esto es: asume que tiene problemas y busca cómo resolverlos.

Haciendo trabajo personal, dejó de sentirse víctima y comprendió que él puede sentirse diferente si cambia sus pensamientos.

Acepta que en su propia mente existen alternativas que lo harán sentir mejor y le darán ideas frescas para reestructurar su vida. Hoy, Pedro, disfruta de capacitarse y actualizarse en temas personales, y sobre todo en temas que lo ayuden a llevar mucho mejor su negocio junto con sus colaboradores.


Después de varias sesiones de coaching, le pregunté:

¿Por qué si tu trabajo y tu familia no han cambiado, puedo ver que te sientes mejor? A lo que él contestó: porque el que cambio de actitud lo tuve yo, y eso cambió TODO.

“La Soberbia y la Prepotencia te harán sentir grande un instante… La humildad te hará fuerte y sabio toda la vida.” Anónimo

Gracias por leerme

En esta ocasión quiero compartir con ustedes temas que son importantes para nuestro desarrollo humano, en el plano laboral.

El área profesional es un área crucial, ya que casi todas las organizaciones y empresas están integradas, en su mayoría, por seres humanos.

Cuando esta área de nuestra vida no se encuentra bien, puede deberse a muchos factores externos como las crisis económicas globales, la falta de inversión en las industrias e incluso delincuencia, variables que muchas veces no podemos controlar, pero también por factores internos que sí podemos controlar.

Ya sea que nos desempeñemos como líderes de empresas, colaboradores, coworkers o freelancers, existen variables internas que considero de suma importancia; éstas son nuestras emociones, pensamientos, y actitudes.

En esta columna, me gusta hablar de lo que sí podemos controlar, como es nuestra actitud. Para tenerlo más claro vamos a revisar la definición:

Según la RAE, “Actitud” significa: postura del cuerpo, especialmente cuando expresa un estado de ánimo.

Ejemplo : estado de ánimo de un orador. Aquí podemos ver su postura abierta, presente, con voz importante, muchos ademanes, sonriente o serio.

La actitud agresiva de un perro. Lo agresivo lo percibimos hasta en la mirada, ceño fruncido, muestra los dientes, postura de ataque, gruñido fuerte.

La actitud, es una disposición de ánimo manifestada de algún modo. Podemos mencionar algunas para poder distinguirlas, como son benévola, pacífica, amenazadora, de cooperación, de escucha de alguna persona, o de un grupo de personas.

Algo que es sumamente importante de entender, es que aunque tengamos la inteligencia, los conocimientos, técnicas y capacidad para destacar, si no poseemos las actitudes positivas y correctas, estamos condenados al fracaso de cualquier cosa que queramos hacer en el área laboral y profesional.

Algo que a veces olvidamos en el mundo de los negocios, tanto empresarial, como de emprendedurismo, es que las personas que colaboran deben justificar con ganancias ( esto es, con ingresos por ventas) lo que el patrón, dueño o dueños de la marca les paga cuando desempeñan sus funciones y cumplen con las tareas que les son delegadas.

Quizá me estoy leyendo muy técnica, pero en otras palabras, una empresa o negocio, debe generar ingresos por ventas, y esto sólo se logra cuando el grupo de personas hacen bien su trabajo ya que de esas ventas, se obtiene su sueldo. Y a mayor sueldo, mayor responsabilidad.

El dueño, jefe o gerente no les hace un favor pagándoles su sueldo: es su obligación, así como de los colaboradores cumplir con su trabajo, para que se les pague.

Todo esto con la finalidad de cumplir objetivos, y satisfacer las necesidades de los clientes.

Ahora, en cuanto a las actitudes internas de todos las personas que trabajan en una empresa, quiero hablarles de tres de ellas que cuando se tienen, impactan para mal a la organización.

Estas son: la actitud de soberbia, la actitud de víctima y la actitud negativa. Las analizaremos a detalle en tres partes, por lo que hoy solamente hablaremos la actitud de soberbia… ¡Sigan leyendo que se va a poner bueno!

Como les comenté anteriormente, las personas son esenciales y marcan la diferencia en una empresa u organización. Para poder cambiar de actitud, es bueno echar mano de la inteligencia emocional, ya que esta nos da una capacidad de recuperación de los problemas, de los obstáculos de la vida, y nos facilita mayor productividad y una noción más segura de los sentimientos y emociones con respecto a las decisiones personales que tomamos en el día a día. En pocas palabras:

La inteligencia emocional nos brinda mejor actitud.

Ahora, veamos por qué la soberbia es una actitud que no nos ayuda en nada:

La soberbia nos impide escuchar, nos cierra la oportunidad de enriquecernos con las ideas de los demás. La arrogancia hace que siempre queramos tener la mejor idea, la mejor anécdota, el mejor chiste, siempre tratando de demostrar superioridad. La soberbia nos estanca, no nos permite enriquecernos de nuestras fallas y de las experiencias de los demás.

Personalmente creo que pocas cosas son tan desagradables para los demás que tener a la personificación de la perfección encarnada diciéndonos qué tenemos que hacer.

La soberbia nos dificulta tomar decisiones hasta que estamos seguros de que todo va a salir bien. Nos nubla la visión y no nos deja ver los problemas reales de una situación o un proceso. Nos dificulta ser creativos. Aparentar siempre ser el mejor, crea un desgaste emocional muy grande por el miedo a fallar. Daña las relaciones sociales porque a las personas no les hace mucha gracia que las humillen o los hagan sentir de menos.

Hay que vernos como lo que somos: seres humanos que a veces tenemos ideas brillantes y a veces ideas estúpidas.

Existe mucha confusión sobre lo que es la humildad con sumisión e inferioridad, sin embargo, para poder salir de la confusión, grábate bien que la humildad es la madre de todo crecimiento, pues te hace consciente de que nadie tiene todas las respuestas.

Fallamos no para devaluarnos, sino para aprender a mejorar. La humildad es una vacuna contra la soberbia, la humildad es aceptarte como eres, asumiendo que como ser humano estás dispuesto a desarrollar tu potencial.

La humildad te enseña que no siempre puedes tener la razón, que te puedes equivocar, te quita una carga de encima ya que no tienes que demostrar en todo momento lo maravilloso, inteligente y bueno que eres, ya que en cada falla ganarás dos cosas: aprendizaje y risas.

La clave de todo: no es competir para ver quién se equivoca más, sino estar en la disposición de corregir cualquier situación.

Otra vacuna contra la soberbia es tener un gran sentido del humor, ya que esto nos permite conectar con las demás personas, y ¡reírnos de nosotros mismos es una de las mejores cosas de la vida!

HISTORIA DE VIDA

Pedro inició como empleado en un negocio de fabricación de muebles de madera, y con el tiempo, fue aprendiendo el oficio, hasta que un día puso su propio negocio.

Al principio le fue muy bien. Después de seis meses de haber iniciado su taller, empezó a tener problemas, ya que algunos clientes no le pagaban y sus trabajadores no fabricaban los muebles con calidad. A veces no llegaban a trabajar y tampoco seguían las indicaciones que él les daba para la elaboración de los muebles.


A raíz de esto, Pedro tenía problemas para dormir, pero en lugar de buscar mecanismos y herramientas para solucionar e incrementar sus ventas, se la pasaba enojado con sus clientes y con sus colaboradores. El estrés y la preocupación iban en aumento.

Sumado a esto, Pedro había pasado por traumas muy fuertes durante su niñez, lo que le impedía disfrutar su vida en pareja, una mujer de la cual se había enamorado antes de casarse.

No se podía explicar el por qué después de haberse casado con quien amaba, tener un taller y un negocio que le gustaba dirigir, seguía sintiéndose infeliz. Reinaban en su vida la preocupación y la ansiedad.


Todo el mundo era culpable de sus problemas, de lo que él sentía. Tenía mucho miedo de perder lo que con tanto trabajo había construido.

El tener una actitud de soberbia, lo hacía sentir una angustia constante; ya que el miedo al rechazo y la prepotencia nos impiden pedir ayuda. Un día, Pedro leyó "La aventura de cambiarte a ti mismo", columna de esta servidora en El Heraldo de Tabasco, y así se enteró que mediante el coaching ontológico podía recuperar el control de su vida y de su negocio; lo vió como una excelente opción.


Después de varias sesiones con Pedro, reflexionamos y llegamos a la conclusión de que, sin poner en tela de juicio y cuestionarnos el papel que hemos decidido desempeñar en la vida y en lo profesional o laboral, no habría ningún cambio ni crecimiento alguno.


En lugar de lamentarse, Pedro logró cambiar de actitud paulatinamente, y tomar responsabilidad de su propia vida. Esto es: asume que tiene problemas y busca cómo resolverlos.

Haciendo trabajo personal, dejó de sentirse víctima y comprendió que él puede sentirse diferente si cambia sus pensamientos.

Acepta que en su propia mente existen alternativas que lo harán sentir mejor y le darán ideas frescas para reestructurar su vida. Hoy, Pedro, disfruta de capacitarse y actualizarse en temas personales, y sobre todo en temas que lo ayuden a llevar mucho mejor su negocio junto con sus colaboradores.


Después de varias sesiones de coaching, le pregunté:

¿Por qué si tu trabajo y tu familia no han cambiado, puedo ver que te sientes mejor? A lo que él contestó: porque el que cambio de actitud lo tuve yo, y eso cambió TODO.

“La Soberbia y la Prepotencia te harán sentir grande un instante… La humildad te hará fuerte y sabio toda la vida.” Anónimo

Gracias por leerme