/ jueves 1 de diciembre de 2022

Entre líneas | Nos robaron lo correcto y lo incorrecto: nos impusieron el camarada o el enemigo

Esa delgada línea que separa al compañero del verdugo

Hasta no hace mucho el sentido de lo correcto e incorrecto era la horquilla de valores con la que mediamos las actuaciones de nuestros políticos y ese sistema, abarca varios aspectos, temas, posturas, pensamientos, etc. Pero en la actualidad, debido a una tendencia ideológica, impuesta por el populismo más tóxico, lo que nos define a quien debemos de votar es quien es y quien no es de los nuestros. No se trata de separar lo bueno de lo malo, o lo correcto de lo incorrecto, sino de definir quién es el dirigente de nuestra tribu para que nos diga quienes merecen nuestra aprobación ciega y como debemos pensar o actuar en función de que su lealtad al máximo dirigente esté por encima de lo moralmente ético. En otras palabras: Nos han robado el distinguir entre bueno y malo y nos lo han sustituido por que lo que haga tal o cual compañero o camarada, sea lo que sea, aceptable o reprobable, es lo que hay que defender aún a costa de la propia dignidad. De donde estábamos a donde estamos hay una diferencia abismal e insultante para el ser humano. ¿Cuantas veces nos hemos preguntado en la vida que es correcto y que es incorrecto? ¿Cuántas veces hemos usado los términos esto está bien, esto está mal? ¿Qué situaciones nos llevan a tomar esas posturas? ¿Estamos en lo correcto cuando decimos que algo es correcto o incorrecto? ¿Cómo podemos diferenciar a lo correcto de lo incorrecto? Ya no son necesarios esos cuestionamientos. Solo hay que consultar el “censo de los nuestros” o el de los adversarios que cada día se parecen más a los enemigos.

Normalmente llamábamos correcto a aquello que considerábamos que causaba bienestar a otro y a uno mismo, que nos otorgaba un sentimiento de satisfacción. Antes un buen acto es por ejemplo aquel que está basado en el respeto y la nobleza, con respeto porque es un acto que está pensado para no hacer daño a nada ni a nadie, que sea consecuente con su acción. Noble porque no espera nada a cambio, está hecho con el corazón por un buen fin. Por ejemplo una acción para ayudar a conservar una especie animal en peligro de extinción es un acto de esperanza y de hacer conciencia en que todo ser tiene derecho a existir, no solo la raza humana es la que tiene ese derecho.

Algo incorrecto, usualmente, es algo que perjudica a otra persona o a uno mismo y afecta negativamente, causa un malestar en las personas junto con un sentimiento de culpabilidad, egoísmo y arrepentimiento. Un acto incorrecto es por ejemplo todo lo contrario al nombrado anteriormente, un acto sin respeto. Un acto en el cual no se tiene en cuenta sus efectos, que está hecho faltando al respeto, como por ejemplo al medio ambiente, o a otra persona. Sabemos perfectamente cuando es un acto incorrecto cuando es a nosotros a quienes nos lo hacen o a alguna persona importante en nuestras vidas, por ejemplo que hagan daño a alguien que nosotros queremos. Es ahí cuando hacemos hincapié en todos nuestros derechos como personas, y en lo que es moral e inmoral.

Cada uno poseemos unos conocimientos, tanto de nosotros mismos y de nuestros actos como del mundo exterior, estos dependen del tipo de vida que hayamos tenido, de los valores que hayamos aprendido y nuestra intuición. Nosotros catalogamos algo como correcto o incorrecto, bueno o malo, pero no todos evaluamos las cosas de la misma manera, podemos catalogar muchas cosas como correctas o incorrectas, cada uno interpreta a su manera si algo es correcto o no.

Al contrario de lo incorrecto, lo correcto no siempre es lo más fácil, pero es lo mejor porque tendrá buenas consecuencias. Solo hay que saber escuchar a nuestra conciencia para saber que estamos haciendo bien y que estamos haciendo mal, siempre pensando en las consecuencias, y en cómo estas acciones que tomamos van a afectar al otro y a nosotros mismos.

Se acabó aquello de que cuando hablamos de ética, estamos hablando de conducta correcta e incorrecta; estamos hablando del bien y del mal. Eso lo define el líder. Y no tiene discusión alguna o traspasas esa delgada línea entre amigo o enemigo y te arriesgas a la lapidación pública ejecutada por tus iguales.

Para que algo sea bueno, debe contribuir al individuo, a su familia, a sus niños, a su grupo, a la humanidad o a la vida. Para que algo sea bueno debe contener construcción que exceda la destrucción que contiene. Un nuevo método curativo que salva cien vidas y mata una es un método aceptable.

El bien es supervivencia; el bien es estar más en lo correcto que equivocado. El bien es tener más éxito que fracaso en el desarrollo de actividades constructivas.


Esa delgada línea que separa al compañero del verdugo

Hasta no hace mucho el sentido de lo correcto e incorrecto era la horquilla de valores con la que mediamos las actuaciones de nuestros políticos y ese sistema, abarca varios aspectos, temas, posturas, pensamientos, etc. Pero en la actualidad, debido a una tendencia ideológica, impuesta por el populismo más tóxico, lo que nos define a quien debemos de votar es quien es y quien no es de los nuestros. No se trata de separar lo bueno de lo malo, o lo correcto de lo incorrecto, sino de definir quién es el dirigente de nuestra tribu para que nos diga quienes merecen nuestra aprobación ciega y como debemos pensar o actuar en función de que su lealtad al máximo dirigente esté por encima de lo moralmente ético. En otras palabras: Nos han robado el distinguir entre bueno y malo y nos lo han sustituido por que lo que haga tal o cual compañero o camarada, sea lo que sea, aceptable o reprobable, es lo que hay que defender aún a costa de la propia dignidad. De donde estábamos a donde estamos hay una diferencia abismal e insultante para el ser humano. ¿Cuantas veces nos hemos preguntado en la vida que es correcto y que es incorrecto? ¿Cuántas veces hemos usado los términos esto está bien, esto está mal? ¿Qué situaciones nos llevan a tomar esas posturas? ¿Estamos en lo correcto cuando decimos que algo es correcto o incorrecto? ¿Cómo podemos diferenciar a lo correcto de lo incorrecto? Ya no son necesarios esos cuestionamientos. Solo hay que consultar el “censo de los nuestros” o el de los adversarios que cada día se parecen más a los enemigos.

Normalmente llamábamos correcto a aquello que considerábamos que causaba bienestar a otro y a uno mismo, que nos otorgaba un sentimiento de satisfacción. Antes un buen acto es por ejemplo aquel que está basado en el respeto y la nobleza, con respeto porque es un acto que está pensado para no hacer daño a nada ni a nadie, que sea consecuente con su acción. Noble porque no espera nada a cambio, está hecho con el corazón por un buen fin. Por ejemplo una acción para ayudar a conservar una especie animal en peligro de extinción es un acto de esperanza y de hacer conciencia en que todo ser tiene derecho a existir, no solo la raza humana es la que tiene ese derecho.

Algo incorrecto, usualmente, es algo que perjudica a otra persona o a uno mismo y afecta negativamente, causa un malestar en las personas junto con un sentimiento de culpabilidad, egoísmo y arrepentimiento. Un acto incorrecto es por ejemplo todo lo contrario al nombrado anteriormente, un acto sin respeto. Un acto en el cual no se tiene en cuenta sus efectos, que está hecho faltando al respeto, como por ejemplo al medio ambiente, o a otra persona. Sabemos perfectamente cuando es un acto incorrecto cuando es a nosotros a quienes nos lo hacen o a alguna persona importante en nuestras vidas, por ejemplo que hagan daño a alguien que nosotros queremos. Es ahí cuando hacemos hincapié en todos nuestros derechos como personas, y en lo que es moral e inmoral.

Cada uno poseemos unos conocimientos, tanto de nosotros mismos y de nuestros actos como del mundo exterior, estos dependen del tipo de vida que hayamos tenido, de los valores que hayamos aprendido y nuestra intuición. Nosotros catalogamos algo como correcto o incorrecto, bueno o malo, pero no todos evaluamos las cosas de la misma manera, podemos catalogar muchas cosas como correctas o incorrectas, cada uno interpreta a su manera si algo es correcto o no.

Al contrario de lo incorrecto, lo correcto no siempre es lo más fácil, pero es lo mejor porque tendrá buenas consecuencias. Solo hay que saber escuchar a nuestra conciencia para saber que estamos haciendo bien y que estamos haciendo mal, siempre pensando en las consecuencias, y en cómo estas acciones que tomamos van a afectar al otro y a nosotros mismos.

Se acabó aquello de que cuando hablamos de ética, estamos hablando de conducta correcta e incorrecta; estamos hablando del bien y del mal. Eso lo define el líder. Y no tiene discusión alguna o traspasas esa delgada línea entre amigo o enemigo y te arriesgas a la lapidación pública ejecutada por tus iguales.

Para que algo sea bueno, debe contribuir al individuo, a su familia, a sus niños, a su grupo, a la humanidad o a la vida. Para que algo sea bueno debe contener construcción que exceda la destrucción que contiene. Un nuevo método curativo que salva cien vidas y mata una es un método aceptable.

El bien es supervivencia; el bien es estar más en lo correcto que equivocado. El bien es tener más éxito que fracaso en el desarrollo de actividades constructivas.


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