/ lunes 4 de marzo de 2019

Tintes políticos, pero también incompetencia...

Desde luego, que el espinoso y tortuoso asunto del titular de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Jorge Alberto Aguirre Carbajal, tiene su carga política, es casi inevitable.

En Tabasco, casi todo está políticamente contaminado. Y no veo por qué la SSPC iba a ser la excepción. Por supuesto, que hay grupos políticos al acecho. Deseosos de tomar el control de la institución policiaca. Siempre ha sido así.

Lo cual no justifica la permanencia de Aguirre Carbajal al frente de la SSPC. Cuando en más de dos años, no ha dado los resultados esperados. Su permanencia ha sido y es un rotundo y contundente fracaso.

La delincuencia en la mayoría de sus vertientes exponencialmente se ha disparado. Desde el desastroso gobierno de Arturo Núñez Jiménez está fuera de control. Literalmente, están rebasados.

Jorge Alberto Aguirre Carbajal ha dado muestra de sobra de su proverbial incompetencia, ineficacia e ineficiencia.

Los datos duros del secretariado dan fe de ello y la alarmante y preocupante zozobra de la población también.

Hoy por hoy, el principal problema que enfrenta el mandato de Adán Augusto López Hernández es el de la inseguridad pública. Esta es la demanda más apremiante de los tabasqueños, y avecindados aquí.

Ni el desempleo ni la corrupción ni ninguna otra álgida situación social y política, alcanza los niveles de preocupación que tiene la inseguridad pública, a todo lo largo y ancho del territorio tabasqueño.

Lo que viene ocurriendo en las últimas semanas es verdaderamente grave, preocupante, alarmante, terrorífico. ¡De miedo!

Y no veo cómo vayan a hacerle con Aguirre Carbajal en la SSPC, para bajarle a los índices de delincuencia que están por arriba de la tasa media nacional.

El panorama es aterrador, catastrófico.

Más allá de los forcejeos internos y externos por esa relevante posición política-policiaca, lo cierto es que hay plena coincidencia en la sociedad política y civil, de que la salida de Aguirre Carbajal es inminente.

Ya no tiene nada qué hacer en la SSPC. Su ciclo se agotó.

Su permanencia es insostenible.

Sus días están contados.

“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”

(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)

En la dolosa omisión de los miles de delitos ocultados, durante el sexenio de Arturo Núñez Jiménez, no solo debe investigarse al ex fiscal Fernando Valenzuela Pernas, sino también a Jorge Alberto Aguirre Carbajal, pues como secretario “núñista” de la desaparecida Seguridad Pública tiene velo en el entierro.

Lo sucedido es indignante.

Definitivamente, el gobierno de Núñez Jiménez fue el peor. El más malo de todos.

Digo…por si alguien tenía alguna duda.

Esta revelación demuestra que hasta debajo de las piedras están buscando para sacar a la superficie todas las corruptelas y marrullerías que se cometieron en el anterior sexenio.

Así que, si usted fue funcionario y actuó de mala fe, siga rezando, pues está bajo la lupa de los auditores traídos ex profesamente para sentarlo en el banquillo de los acusados.

Desde luego, que el espinoso y tortuoso asunto del titular de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Jorge Alberto Aguirre Carbajal, tiene su carga política, es casi inevitable.

En Tabasco, casi todo está políticamente contaminado. Y no veo por qué la SSPC iba a ser la excepción. Por supuesto, que hay grupos políticos al acecho. Deseosos de tomar el control de la institución policiaca. Siempre ha sido así.

Lo cual no justifica la permanencia de Aguirre Carbajal al frente de la SSPC. Cuando en más de dos años, no ha dado los resultados esperados. Su permanencia ha sido y es un rotundo y contundente fracaso.

La delincuencia en la mayoría de sus vertientes exponencialmente se ha disparado. Desde el desastroso gobierno de Arturo Núñez Jiménez está fuera de control. Literalmente, están rebasados.

Jorge Alberto Aguirre Carbajal ha dado muestra de sobra de su proverbial incompetencia, ineficacia e ineficiencia.

Los datos duros del secretariado dan fe de ello y la alarmante y preocupante zozobra de la población también.

Hoy por hoy, el principal problema que enfrenta el mandato de Adán Augusto López Hernández es el de la inseguridad pública. Esta es la demanda más apremiante de los tabasqueños, y avecindados aquí.

Ni el desempleo ni la corrupción ni ninguna otra álgida situación social y política, alcanza los niveles de preocupación que tiene la inseguridad pública, a todo lo largo y ancho del territorio tabasqueño.

Lo que viene ocurriendo en las últimas semanas es verdaderamente grave, preocupante, alarmante, terrorífico. ¡De miedo!

Y no veo cómo vayan a hacerle con Aguirre Carbajal en la SSPC, para bajarle a los índices de delincuencia que están por arriba de la tasa media nacional.

El panorama es aterrador, catastrófico.

Más allá de los forcejeos internos y externos por esa relevante posición política-policiaca, lo cierto es que hay plena coincidencia en la sociedad política y civil, de que la salida de Aguirre Carbajal es inminente.

Ya no tiene nada qué hacer en la SSPC. Su ciclo se agotó.

Su permanencia es insostenible.

Sus días están contados.

“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”

(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)

En la dolosa omisión de los miles de delitos ocultados, durante el sexenio de Arturo Núñez Jiménez, no solo debe investigarse al ex fiscal Fernando Valenzuela Pernas, sino también a Jorge Alberto Aguirre Carbajal, pues como secretario “núñista” de la desaparecida Seguridad Pública tiene velo en el entierro.

Lo sucedido es indignante.

Definitivamente, el gobierno de Núñez Jiménez fue el peor. El más malo de todos.

Digo…por si alguien tenía alguna duda.

Esta revelación demuestra que hasta debajo de las piedras están buscando para sacar a la superficie todas las corruptelas y marrullerías que se cometieron en el anterior sexenio.

Así que, si usted fue funcionario y actuó de mala fe, siga rezando, pues está bajo la lupa de los auditores traídos ex profesamente para sentarlo en el banquillo de los acusados.