/ lunes 9 de noviembre de 2020

Tabasco político | No va a haber otra oportunidad 

Pandemia, influenza, dengue, lluvias, anegaciones y sus secuelas políticas, sociales y económicas. Nada más nos falta un temblor como aquel del 7 de septiembre de 2017, para cerrar con broche de oro este atípico año, que nunca vamos a olvidar.

El caso es que este 2020 ha sido un desastre, una tragedia para los mexicanos, pero, sobre todo, para los tabasqueños, y avecindados aquí. De verdad, que nos ha ido como en feria. Literalmente, de la chingada.

Para que se dé usted una idea de lo que estoy escribiendo. Déjenme decirles que las torrenciales aguas de los últimos días, y principalmente la irresponsabilidad mayúscula del director General de la CFE, Manuel Bartlett Díaz, han afectado a más de 90 mil personas.

Miles de ellas, perdieron todo, absolutamente todo. Se quedaron en la calle.

Sabe que es lo peor, que esta triste y lamentable historia va a seguirse repitiendo en los siguientes años, aunque con toda seguridad con más furia por los radicales cambios climáticos que está padeciendo el mundo.

Si el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien es el que tiene el poder y los miles de millones de pesos que se necesitan, para que Tabasco y su gente no siga padeciendo las inclemencias del tiempo y la incompetencia, perversidad y maldad de algunos funcionarios federales, verbigracia, Bartlett Díaz y la ineficiente e ineficaz y perniciosa titular de la CONAGUA, Blanca Jiménez Cisneros, nos va a llevar el “carajo”.

Si él que es de aquí no le echa los kilos para acabar con esta pesadilla que cada vez resulta más dolorosa, ninguno de los que van a ocupar su lugar en los siguientes años lo va a hacer. Por la simple y sencilla razón de que, a ellos, les valdrá un comino -los tendrá sin cuidado, pues- si el agua nos llega hasta el cuello.

Andrés Manuel López Obrador es nuestra tablita de salvación. Nuestra única esperanza de que el territorio tabasqueño no se vuelva a inundar como este año y como en el 2007 y como otras tantas ocasiones.

Por su parte, el gobernador Adán Augusto López Hernández tiene que fajarse los pantalones, como lo ha hecho, ante Bartlett Díaz, y utilizar todos los caminos viables para que su amigo, correligionario y paisano, me refiero obviamente a López Obrador, ponga en marcha una serie de acciones de corto, mediano y largo plazo, encaminadas a hacer las obras que se requieran, para que la película no se repita.

De lo contrario, Dios nos agarre confesado.


“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”

(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)


“Tabasco mi segunda Patria”, afirmó el titular de la CFE, Manuel Bartlett Díaz. Qué cinismo e hipocresía de quien en 1988 maniobró suciamente para que el entonces candidato presidencial del Frente Democrático Nacional (FDN), Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, llegará a la presidencia de la República.

Favoreciendo tramposamente el arribo de Carlos Salinas de Gortari.

Para nadie es un secreto que Manuel Bartlett Díaz nunca ha querido a Tabasco ni a su pueblo, en venganza de que su extinto padre Manuel Bartlett Díaz fue echado del gobierno en 1955, a dos años de haber tomado posesión, por motivos políticos, pero también por ser un mandatario maleta.

Esta es la razón sustancial del porqué el ex secretario de Gobernación y ex gobernador poblano nos inundó. Y nos seguirá inundando.

Tabasco mi segunda Patria, ni qué ocho cuartos.



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Pandemia, influenza, dengue, lluvias, anegaciones y sus secuelas políticas, sociales y económicas. Nada más nos falta un temblor como aquel del 7 de septiembre de 2017, para cerrar con broche de oro este atípico año, que nunca vamos a olvidar.

El caso es que este 2020 ha sido un desastre, una tragedia para los mexicanos, pero, sobre todo, para los tabasqueños, y avecindados aquí. De verdad, que nos ha ido como en feria. Literalmente, de la chingada.

Para que se dé usted una idea de lo que estoy escribiendo. Déjenme decirles que las torrenciales aguas de los últimos días, y principalmente la irresponsabilidad mayúscula del director General de la CFE, Manuel Bartlett Díaz, han afectado a más de 90 mil personas.

Miles de ellas, perdieron todo, absolutamente todo. Se quedaron en la calle.

Sabe que es lo peor, que esta triste y lamentable historia va a seguirse repitiendo en los siguientes años, aunque con toda seguridad con más furia por los radicales cambios climáticos que está padeciendo el mundo.

Si el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien es el que tiene el poder y los miles de millones de pesos que se necesitan, para que Tabasco y su gente no siga padeciendo las inclemencias del tiempo y la incompetencia, perversidad y maldad de algunos funcionarios federales, verbigracia, Bartlett Díaz y la ineficiente e ineficaz y perniciosa titular de la CONAGUA, Blanca Jiménez Cisneros, nos va a llevar el “carajo”.

Si él que es de aquí no le echa los kilos para acabar con esta pesadilla que cada vez resulta más dolorosa, ninguno de los que van a ocupar su lugar en los siguientes años lo va a hacer. Por la simple y sencilla razón de que, a ellos, les valdrá un comino -los tendrá sin cuidado, pues- si el agua nos llega hasta el cuello.

Andrés Manuel López Obrador es nuestra tablita de salvación. Nuestra única esperanza de que el territorio tabasqueño no se vuelva a inundar como este año y como en el 2007 y como otras tantas ocasiones.

Por su parte, el gobernador Adán Augusto López Hernández tiene que fajarse los pantalones, como lo ha hecho, ante Bartlett Díaz, y utilizar todos los caminos viables para que su amigo, correligionario y paisano, me refiero obviamente a López Obrador, ponga en marcha una serie de acciones de corto, mediano y largo plazo, encaminadas a hacer las obras que se requieran, para que la película no se repita.

De lo contrario, Dios nos agarre confesado.


“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”

(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)


“Tabasco mi segunda Patria”, afirmó el titular de la CFE, Manuel Bartlett Díaz. Qué cinismo e hipocresía de quien en 1988 maniobró suciamente para que el entonces candidato presidencial del Frente Democrático Nacional (FDN), Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, llegará a la presidencia de la República.

Favoreciendo tramposamente el arribo de Carlos Salinas de Gortari.

Para nadie es un secreto que Manuel Bartlett Díaz nunca ha querido a Tabasco ni a su pueblo, en venganza de que su extinto padre Manuel Bartlett Díaz fue echado del gobierno en 1955, a dos años de haber tomado posesión, por motivos políticos, pero también por ser un mandatario maleta.

Esta es la razón sustancial del porqué el ex secretario de Gobernación y ex gobernador poblano nos inundó. Y nos seguirá inundando.

Tabasco mi segunda Patria, ni qué ocho cuartos.



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