/ miércoles 8 de enero de 2020

Tabasco político | ¡¡Debe de ser cesado!!

La proverbial inexperiencia del secretario de Seguridad y Protección Ciudadana en el gabinete de Andrés Manuel López Obrador, Alfonso Durazo Montaño, no solo metió en un callejón sin salida, al gobernador Adán Augusto López Hernández, al Fiscal General de Justicia (FGJ), Jaime Humberto Lastra Bastar y al secretario de Seguridad y Protección Ciudadana (SPC), Hernán Bermúdez Requena, sino que puso en peligro la vida de los tabasqueños y avecindados aquí.

Definitivamente, no aprendió del desastre que ocasionó muertes y heridos en la fallida detención del hijo del antiguo jefe del cártel de Sinaloa, Joaquín Guzmán Loera, Ovidio Guzmán López.

De nueva cuenta, no enteró a las autoridades locales ni tan siquiera al propio mandatario estatal de la pésima operación llevada a cabo por la Guardia Nacional, para detener en vísperas del Año Nuevo al presunto delincuente Trinidad “N”, conocido mejor como “El Pelón de Playas de Rosario”, al grado tal, que puede obtener su liberación.

Si ello finalmente ocurre, será un duro revés para el titular del Poder Ejecutivo, para el Fiscal y para el mandamás de la corporación policiaca, ya que su probable libertad, terminará de destruir la de por sí maltrecha imagen y credibilidad de las instituciones y de sus titulares.

Si realmente se fue por la libre, como aseguran fuentes de la gubernatura, fiscalía y de la policía, el ex vocero y ex secretario particular del ex presidente panista Vicente Fox Quesada, Alfonso Durazo Montaño, debe de ser inmediatamente cesado.

Y si no fue él, el responsable directo del pánico, que prevalece en la entidad por la aprehensión de Trinidad “N”, el mandatario Adán Augusto López Hernández está obligado a cortar cabezas.

Errores de tal dimensión y magnitud tienen que ser severamente castigados.

Si los rumores de la intromisión abrupta de Alfonso Durazo Montaño son ciertas, Andrés Manuel López Obrador tiene que actuar en consecuencia.

Si el famoso Pelón de Playas de Rosario sale libre, como están asegurando prestigiosos abogados tabasqueños, no se la van a acabar.

Las críticas van a llegar de todos lados.

En fin, en unas horas más, sabremos con precisión, en qué terminó este desagradable episodio que tiene a la población en vilo.


“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”

(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)

En contraste a la directora de la DACS y terca aspirante a la rectoría, Miriam Carolina Martínez López, que desesperadamente buscaba los reflectores anteayer en el último informe de labores de José Manuel Piña Gutiérrez; en cambio la secretaria de Movilidad, Egla Cornelio Landero, guardó sobriedad, mesura y discreción, para dejarle toda la cancha al gobernador, al anfitrión y a su inminente sucesor.

Qué, por cierto, fue muy solicitado para tomarse la foto.

En la UJAT, ya dan como un hecho, el arribo del todavía secretario de Educación.

El subsecretario de Educación Media y Superior, Fernando Calzada Falcón, sí fue investigado por el asunto de la Estafa Maestra.

El que lo hayan encontrado culpable o no, es otro asunto, pero de que estuvo bajo la lupa de la Auditaría Superior de la Federación (ASF), ni duda cabe.

La proverbial inexperiencia del secretario de Seguridad y Protección Ciudadana en el gabinete de Andrés Manuel López Obrador, Alfonso Durazo Montaño, no solo metió en un callejón sin salida, al gobernador Adán Augusto López Hernández, al Fiscal General de Justicia (FGJ), Jaime Humberto Lastra Bastar y al secretario de Seguridad y Protección Ciudadana (SPC), Hernán Bermúdez Requena, sino que puso en peligro la vida de los tabasqueños y avecindados aquí.

Definitivamente, no aprendió del desastre que ocasionó muertes y heridos en la fallida detención del hijo del antiguo jefe del cártel de Sinaloa, Joaquín Guzmán Loera, Ovidio Guzmán López.

De nueva cuenta, no enteró a las autoridades locales ni tan siquiera al propio mandatario estatal de la pésima operación llevada a cabo por la Guardia Nacional, para detener en vísperas del Año Nuevo al presunto delincuente Trinidad “N”, conocido mejor como “El Pelón de Playas de Rosario”, al grado tal, que puede obtener su liberación.

Si ello finalmente ocurre, será un duro revés para el titular del Poder Ejecutivo, para el Fiscal y para el mandamás de la corporación policiaca, ya que su probable libertad, terminará de destruir la de por sí maltrecha imagen y credibilidad de las instituciones y de sus titulares.

Si realmente se fue por la libre, como aseguran fuentes de la gubernatura, fiscalía y de la policía, el ex vocero y ex secretario particular del ex presidente panista Vicente Fox Quesada, Alfonso Durazo Montaño, debe de ser inmediatamente cesado.

Y si no fue él, el responsable directo del pánico, que prevalece en la entidad por la aprehensión de Trinidad “N”, el mandatario Adán Augusto López Hernández está obligado a cortar cabezas.

Errores de tal dimensión y magnitud tienen que ser severamente castigados.

Si los rumores de la intromisión abrupta de Alfonso Durazo Montaño son ciertas, Andrés Manuel López Obrador tiene que actuar en consecuencia.

Si el famoso Pelón de Playas de Rosario sale libre, como están asegurando prestigiosos abogados tabasqueños, no se la van a acabar.

Las críticas van a llegar de todos lados.

En fin, en unas horas más, sabremos con precisión, en qué terminó este desagradable episodio que tiene a la población en vilo.


“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”

(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)

En contraste a la directora de la DACS y terca aspirante a la rectoría, Miriam Carolina Martínez López, que desesperadamente buscaba los reflectores anteayer en el último informe de labores de José Manuel Piña Gutiérrez; en cambio la secretaria de Movilidad, Egla Cornelio Landero, guardó sobriedad, mesura y discreción, para dejarle toda la cancha al gobernador, al anfitrión y a su inminente sucesor.

Qué, por cierto, fue muy solicitado para tomarse la foto.

En la UJAT, ya dan como un hecho, el arribo del todavía secretario de Educación.

El subsecretario de Educación Media y Superior, Fernando Calzada Falcón, sí fue investigado por el asunto de la Estafa Maestra.

El que lo hayan encontrado culpable o no, es otro asunto, pero de que estuvo bajo la lupa de la Auditaría Superior de la Federación (ASF), ni duda cabe.