/ miércoles 22 de mayo de 2019

El peor alcalde

Si el ex mandatario estatal Arturo Núñez Jiménez terminó siendo calificado por tiros y troyanos como el peor gobernador de Tabasco, el alcalde de Balancán Saúl Plancarte Torres -guardado toda proporción- lleva el mismito camino.

Ni sus homólogos y correligionarios de Centla y Macuspana, Guadalupe Cruz Izquierdo y Roberto Villalpando Arias, respectivamente, tienen el desastre político, económico y social, que están padeciendo los balancanenses.

Y mire usted, que estos munícipes son malos, pero no tan malos como el ex priista de Saúl Plancarte Torres, que desde que asumió la presidencia municipal tiene a las 125 comunidades en el total abandono, en la miseria, pues.

A más de 8 meses que por segunda ocasión tomó posesión -7 de octubre de 2018- Balancán viene retrocediendo a marcha veloz en todos los rubros. Más rápido que la mayoría de los demás municipios.

Las calles están destruidas, al grado tal, que da la impresión de que recientemente fueron bombardeadas. Los caminos…mejor ni les cuento, ya se podrá imaginar en que, condiciones deplorables están.

Y el desempleo y la inseguridad pública y los demás servicios públicos, como la recolección de la basura, el alumbrado, drenaje, alcantarillado, agua potable, obras…verdaderamente desastrosos, terribles, ridículos.

En serio: nada digno de rescatar.

El panorama, adonde volteen a ver, es triste, penoso, desolador, escalofriante.

El abucheo que merecidamente recibió el pasado sábado en el ejido Arroyo el Triunfo 1 sección ante el presidente Andrés Manuel López Obrador y la pérdida del grueso de las delegaciones municipales (más de 95), entre ellas, villa El Triunfo, donde es originario, son la evidencia más clara del descontento de quienes pensaron que ahora sí, iba a gobernar correctamente.

¡Qué chasco se están llevando!

Y no es que las anteriores autoridades municipales hayan sido “unas chuchas cuereras”, pero es que Saúl Plancarte Torre los “superó”.

“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”

(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)

La decisión de concesionar el servicio del agua potable a empresarios, me recuerda -por ser a todas luces una medida antipopular- a cuando aumentó el costo del predial su ex par Floricel Medina Pereznieto, y que a la larga resultó contraproducente para sus aspiraciones a la candidatura priista a la gubernatura.

El alcalde Evaristo Hernández Cruz bien pudo no meterse en camisa de once varas, más cuando también va a buscar, en su momento y oportunidad, el cargo público más importante de la entidad, empero, decidió jugarse el pellejo.

No conozco a profundidad los argumentos técnicos y económicos etcétera, etcétera, que dan viabilidad a su propuesta de lo que sí estoy seguro, es que el edil, no es de los políticos que se suicida.

Si ya decidió privatizar el agua potable es porque cuenta con el visto bueno del inquilino de la Quinta Grijalva.

Una medida de tal naturaleza y envergadura no se la avienta uno, si no se tiene el aval y respaldo que se necesita para emprenderla y llevarla a buen fin.

Es muchísimo, pero muchísimo, lo que está en juego.

Y el futuro político de él…es uno de ellos.

Por cierto, agradezco la deferencia del todavía gobernador campechano, Alejandro Moreno Cárdenas.

Qué definitivamente, es un político profesional.

Si el ex mandatario estatal Arturo Núñez Jiménez terminó siendo calificado por tiros y troyanos como el peor gobernador de Tabasco, el alcalde de Balancán Saúl Plancarte Torres -guardado toda proporción- lleva el mismito camino.

Ni sus homólogos y correligionarios de Centla y Macuspana, Guadalupe Cruz Izquierdo y Roberto Villalpando Arias, respectivamente, tienen el desastre político, económico y social, que están padeciendo los balancanenses.

Y mire usted, que estos munícipes son malos, pero no tan malos como el ex priista de Saúl Plancarte Torres, que desde que asumió la presidencia municipal tiene a las 125 comunidades en el total abandono, en la miseria, pues.

A más de 8 meses que por segunda ocasión tomó posesión -7 de octubre de 2018- Balancán viene retrocediendo a marcha veloz en todos los rubros. Más rápido que la mayoría de los demás municipios.

Las calles están destruidas, al grado tal, que da la impresión de que recientemente fueron bombardeadas. Los caminos…mejor ni les cuento, ya se podrá imaginar en que, condiciones deplorables están.

Y el desempleo y la inseguridad pública y los demás servicios públicos, como la recolección de la basura, el alumbrado, drenaje, alcantarillado, agua potable, obras…verdaderamente desastrosos, terribles, ridículos.

En serio: nada digno de rescatar.

El panorama, adonde volteen a ver, es triste, penoso, desolador, escalofriante.

El abucheo que merecidamente recibió el pasado sábado en el ejido Arroyo el Triunfo 1 sección ante el presidente Andrés Manuel López Obrador y la pérdida del grueso de las delegaciones municipales (más de 95), entre ellas, villa El Triunfo, donde es originario, son la evidencia más clara del descontento de quienes pensaron que ahora sí, iba a gobernar correctamente.

¡Qué chasco se están llevando!

Y no es que las anteriores autoridades municipales hayan sido “unas chuchas cuereras”, pero es que Saúl Plancarte Torre los “superó”.

“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”

(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)

La decisión de concesionar el servicio del agua potable a empresarios, me recuerda -por ser a todas luces una medida antipopular- a cuando aumentó el costo del predial su ex par Floricel Medina Pereznieto, y que a la larga resultó contraproducente para sus aspiraciones a la candidatura priista a la gubernatura.

El alcalde Evaristo Hernández Cruz bien pudo no meterse en camisa de once varas, más cuando también va a buscar, en su momento y oportunidad, el cargo público más importante de la entidad, empero, decidió jugarse el pellejo.

No conozco a profundidad los argumentos técnicos y económicos etcétera, etcétera, que dan viabilidad a su propuesta de lo que sí estoy seguro, es que el edil, no es de los políticos que se suicida.

Si ya decidió privatizar el agua potable es porque cuenta con el visto bueno del inquilino de la Quinta Grijalva.

Una medida de tal naturaleza y envergadura no se la avienta uno, si no se tiene el aval y respaldo que se necesita para emprenderla y llevarla a buen fin.

Es muchísimo, pero muchísimo, lo que está en juego.

Y el futuro político de él…es uno de ellos.

Por cierto, agradezco la deferencia del todavía gobernador campechano, Alejandro Moreno Cárdenas.

Qué definitivamente, es un político profesional.