/ sábado 11 de diciembre de 2021

Democracia Virtual | Ineptitud de Bartlett y usura de CFE

Los tabasqueños se preguntan qué maldición están pagando con el mal servicio de energía eléctrica, el abusivo cobro de altas tarifas y la falta de enseres de repuesto para arreglar fallas en colonias, villas, poblados y rancherías. La Comisión Federal de Electricidad (CFE) nunca ha querido trabajar con eficiencia en esta entidad que colinda con Chiapas, donde se ubican importantes hidroeléctricas que constantemente inundan la planicie por el mal manejo del agua en el Alto Grijalva; bueno, ni siquiera porque ahora es la tierra de origen del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, han corregido su mal proceder.

Hagamos historia: en 1995 el actual presidente de la república proclamó la resistencia civil, el no pago de recibos a la CFE, en protesta por el presunto fraude electoral que llevó a Roberto Madrazo a la gubernatura y dejó al de Tepetitán, por segunda ocasión, fuera de la posibilidad de gobernar su estado. Esa medida también trajo, adicionalmente, la exhibición de supuestas pruebas del gasto de 90 millones de dólares en la campaña del PRI en la entidad, bloqueo de pozos petroleros, la caravana por la democracia a la Ciudad de México y un plantón en el Zócalo de la capital del país.

Durante 25 años los simpatizantes de López Obrador dejaron de pagar el servicio de energía eléctrica, en ese lapso se sumaron miles de tabasqueños más que, con o sin razón, argumentaban cobros excesivos de la empresa productiva del Estado. Esto originó un adeudo general de 11 mil millones de pesos, impagable, por supuesto, y a López no le quedó de otra que decretar el borrón y cuenta nueva una vez en la presidencia de México.

El problema es que el no pagar durante 25 años engendró una nueva generación con la cultura del no pago y, aunque el adeudo histórico se haya finiquitado, ahora la gente se niega a pagar los recibos porque no se ha respetado la tarifa preferencial 1F, la cual se supone que debería manifestarse en bajos precios en los recibos bimestrales expedidos por la CFE por el consumo de energía eléctrica. Hasta aquí resumimos, en parte, la historia de la resistencia civil.

Ahora veamos la realidad actual: en algunas zonas del estado, no en todas, los recibos llegan elevados en extremo, fuera de la realidad del consumo de la gente, en otros solamente se ajustan al derroche de personas que, durante la resistencia civil, instalaron climas hasta en el baño de sus casas y, acostumbrados a no pagar, ahora arguyen que los costos son elevados.

Definitivamente todo es un desorden que no ha podido resolver la CFE, ni el gobierno del estado y mucho menos Manuel Bartlett. Pueden aparecer miles de fotografías de reuniones entre Carlos Manuel Merino Campos y el titular de la empresa productiva del Estado y no se va a lograr nada porque no hay voluntad para hacerlo.

Lo último fue expedir recibos 20 días después de que los usuarios habían pagado su servicio bimestral, con el doble de la cantidad liquidada anteriormente. Es decir, en 20 días la CFE les está cobrando dos veces lo que tradicionalmente consumen en 60 días. Si no pagan les cortan la luz y no se ponen a pensar si sus artículos perecederos en el refrigerador se les van a echar a perder, o no van a tener donde conservar algunos medicamentos para enfermos de diabetes u otros padecimientos. En fin, esto será el cuento de nunca acabar y se tendrá que levantar otro líder a favor de la desobediencia civil pacífica, ahora sí por los abusos de la empresa de gobierno.

Sassón

Joel Taracena Santos es un abogado que piensa seriamente en retirarse de su profesión para dedicarse a escribir libros que registren la historia de familiares cercanos, vecinos, personajes de las comunidades que conservan rastros de un pasado digno de recordar. Además, sus textos testimoniales, condimentados con la historia de los pueblos donde vivieron los protagonistas, pueden aportar historias de utilidad para otras personas. El pasado miércoles presentó, ante un grupo de amigos periodistas y escritores, su más reciente creación dedicada a su madre: “Ninfa, la fe que surgió en el palmar”, y ya trabaja en los proyectos “El pariente” y “Filosofía cotidiana”, definitivamente “no somos tan grandes porque no nos reconocemos a nosotros mismos”, afirmó.

Los tabasqueños se preguntan qué maldición están pagando con el mal servicio de energía eléctrica, el abusivo cobro de altas tarifas y la falta de enseres de repuesto para arreglar fallas en colonias, villas, poblados y rancherías. La Comisión Federal de Electricidad (CFE) nunca ha querido trabajar con eficiencia en esta entidad que colinda con Chiapas, donde se ubican importantes hidroeléctricas que constantemente inundan la planicie por el mal manejo del agua en el Alto Grijalva; bueno, ni siquiera porque ahora es la tierra de origen del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, han corregido su mal proceder.

Hagamos historia: en 1995 el actual presidente de la república proclamó la resistencia civil, el no pago de recibos a la CFE, en protesta por el presunto fraude electoral que llevó a Roberto Madrazo a la gubernatura y dejó al de Tepetitán, por segunda ocasión, fuera de la posibilidad de gobernar su estado. Esa medida también trajo, adicionalmente, la exhibición de supuestas pruebas del gasto de 90 millones de dólares en la campaña del PRI en la entidad, bloqueo de pozos petroleros, la caravana por la democracia a la Ciudad de México y un plantón en el Zócalo de la capital del país.

Durante 25 años los simpatizantes de López Obrador dejaron de pagar el servicio de energía eléctrica, en ese lapso se sumaron miles de tabasqueños más que, con o sin razón, argumentaban cobros excesivos de la empresa productiva del Estado. Esto originó un adeudo general de 11 mil millones de pesos, impagable, por supuesto, y a López no le quedó de otra que decretar el borrón y cuenta nueva una vez en la presidencia de México.

El problema es que el no pagar durante 25 años engendró una nueva generación con la cultura del no pago y, aunque el adeudo histórico se haya finiquitado, ahora la gente se niega a pagar los recibos porque no se ha respetado la tarifa preferencial 1F, la cual se supone que debería manifestarse en bajos precios en los recibos bimestrales expedidos por la CFE por el consumo de energía eléctrica. Hasta aquí resumimos, en parte, la historia de la resistencia civil.

Ahora veamos la realidad actual: en algunas zonas del estado, no en todas, los recibos llegan elevados en extremo, fuera de la realidad del consumo de la gente, en otros solamente se ajustan al derroche de personas que, durante la resistencia civil, instalaron climas hasta en el baño de sus casas y, acostumbrados a no pagar, ahora arguyen que los costos son elevados.

Definitivamente todo es un desorden que no ha podido resolver la CFE, ni el gobierno del estado y mucho menos Manuel Bartlett. Pueden aparecer miles de fotografías de reuniones entre Carlos Manuel Merino Campos y el titular de la empresa productiva del Estado y no se va a lograr nada porque no hay voluntad para hacerlo.

Lo último fue expedir recibos 20 días después de que los usuarios habían pagado su servicio bimestral, con el doble de la cantidad liquidada anteriormente. Es decir, en 20 días la CFE les está cobrando dos veces lo que tradicionalmente consumen en 60 días. Si no pagan les cortan la luz y no se ponen a pensar si sus artículos perecederos en el refrigerador se les van a echar a perder, o no van a tener donde conservar algunos medicamentos para enfermos de diabetes u otros padecimientos. En fin, esto será el cuento de nunca acabar y se tendrá que levantar otro líder a favor de la desobediencia civil pacífica, ahora sí por los abusos de la empresa de gobierno.

Sassón

Joel Taracena Santos es un abogado que piensa seriamente en retirarse de su profesión para dedicarse a escribir libros que registren la historia de familiares cercanos, vecinos, personajes de las comunidades que conservan rastros de un pasado digno de recordar. Además, sus textos testimoniales, condimentados con la historia de los pueblos donde vivieron los protagonistas, pueden aportar historias de utilidad para otras personas. El pasado miércoles presentó, ante un grupo de amigos periodistas y escritores, su más reciente creación dedicada a su madre: “Ninfa, la fe que surgió en el palmar”, y ya trabaja en los proyectos “El pariente” y “Filosofía cotidiana”, definitivamente “no somos tan grandes porque no nos reconocemos a nosotros mismos”, afirmó.