/ lunes 3 de junio de 2019

¿Y en Centro para cuándo?

Los trabajos para que dentro de tres años sea inaugurada la refinería en Dos Bocas arrancaron ayer. Será una de las obras cumbres del presidente Andrés Manuel López Obrador en Tabasco y en México.

El gobernador, Adán Augusto López Hernández, alista ya licitaciones para obras de infraestructura en La Chontalpa -tanto viales como de sanidad-, atrae inversiones y el gas para impulsar la industria, pronto arrancará el paso a desnivel en Guayabal, más el tema de reforzar la seguridad.

En el ámbito federal y estatal, tal como se esperaba, hay resultados y expectativas que avanzan hacia la reactivación económica y social.

Pero algo ocurre en el ámbito municipal. En Villahermosa se esperaba mejores resultados a estas alturas, cuando han pasado ocho meses y ni uno solo de los compromisos, al menos los más difundidos como grandes ideas, se han quedado en eso.

Centro es el municipio con mayor capacidad presupuestal en el estado. Capta alrededor de tres mil millones de pesos al año. Hasta una deuda pública por 140 millones de pesos le aprobaron al presidente municipal, Evaristo Hernández Cruz, para luminarias y no se sabe qué ha pasado.

Por inviables, proyectos como el teleférico o el cambio de sede del Palacio Municipal, que involucraba un movimiento inmobiliario de gran calado, avanzaron.

Del primero ni se ha insistido pese a una visita del alcalde al teleférico en Orizaba, bajo aquella infortunada frase: “Si Orizaba tiene teleférico, ¿por qué Centro no?”.

La venta del actual Palacio enojó a los ciudadanos, a tal grado que el presidente, seguramente ya conocedor del ánimo social en Villahermosa cuando le preguntaron al respecto –es el más informado de lo que pasa en el país y en su tierra- vetó el proyecto junto con el intento de privatizar o concesionar el agua potable a un particular.

Ni siquiera la propuesta de una ciclovía ha vuelto a tocarse. Lo del mayor cobro del agua también sería transitable pero bajo la operatividad del municipio y con proyectos de retribución en calidad hacia el usuario.

Hasta ahora ningún proyecto ha cuajado. Tampoco se sabe si el alcalde presentará alguno que impulse y mejore la movilidad, el turismo, la salud, los servicios municipales, el cuidado del medio ambiente o el desarrollo social.

De lo hecho está la rehabilitación de una potabilizadora en la Majahua y el llamado dragón que asfaltó dos de las avenidas más transitadas y ahora ya lo metieron en colonias, pero que podría dar más. Del derroche de los 10 millones de pesos para las albercas mejor ni acordarse.

La desinflada marcha para pedir la renuncia del alcalde era innecesaria. Cuando se convocó ese no era el reclamo prioritario, sino los temas del traslado del Palacio y lo del agua potable. Al darse marcha atrás, la gente se dio por bien servida.

Evaristo no tiene porqué renunciar, pero sí está obligado a demostrar, como él dice, que él no ganó por el llamado voto 6 de 6, sino por su propio arrastre electoral y sus propuestas.

En su equipo es notorio, por los resultados, que faltan mejores ideas. Por lo tanto, un ajuste en su gabinete sería opción ante tantos proyectos desechados.

Porque hasta ahora quien ha pagado los platos rotos y un alto costo político ha sido el alcalde, quien ha puesto también mucho de su parte para que eso ocurra. De seguir esa misma tónica, los pasivos políticos se acumularán y al final de su mandato serían irreversibles, pese a ser considerado hasta hace poco como un político con suerte.

Los trabajos para que dentro de tres años sea inaugurada la refinería en Dos Bocas arrancaron ayer. Será una de las obras cumbres del presidente Andrés Manuel López Obrador en Tabasco y en México.

El gobernador, Adán Augusto López Hernández, alista ya licitaciones para obras de infraestructura en La Chontalpa -tanto viales como de sanidad-, atrae inversiones y el gas para impulsar la industria, pronto arrancará el paso a desnivel en Guayabal, más el tema de reforzar la seguridad.

En el ámbito federal y estatal, tal como se esperaba, hay resultados y expectativas que avanzan hacia la reactivación económica y social.

Pero algo ocurre en el ámbito municipal. En Villahermosa se esperaba mejores resultados a estas alturas, cuando han pasado ocho meses y ni uno solo de los compromisos, al menos los más difundidos como grandes ideas, se han quedado en eso.

Centro es el municipio con mayor capacidad presupuestal en el estado. Capta alrededor de tres mil millones de pesos al año. Hasta una deuda pública por 140 millones de pesos le aprobaron al presidente municipal, Evaristo Hernández Cruz, para luminarias y no se sabe qué ha pasado.

Por inviables, proyectos como el teleférico o el cambio de sede del Palacio Municipal, que involucraba un movimiento inmobiliario de gran calado, avanzaron.

Del primero ni se ha insistido pese a una visita del alcalde al teleférico en Orizaba, bajo aquella infortunada frase: “Si Orizaba tiene teleférico, ¿por qué Centro no?”.

La venta del actual Palacio enojó a los ciudadanos, a tal grado que el presidente, seguramente ya conocedor del ánimo social en Villahermosa cuando le preguntaron al respecto –es el más informado de lo que pasa en el país y en su tierra- vetó el proyecto junto con el intento de privatizar o concesionar el agua potable a un particular.

Ni siquiera la propuesta de una ciclovía ha vuelto a tocarse. Lo del mayor cobro del agua también sería transitable pero bajo la operatividad del municipio y con proyectos de retribución en calidad hacia el usuario.

Hasta ahora ningún proyecto ha cuajado. Tampoco se sabe si el alcalde presentará alguno que impulse y mejore la movilidad, el turismo, la salud, los servicios municipales, el cuidado del medio ambiente o el desarrollo social.

De lo hecho está la rehabilitación de una potabilizadora en la Majahua y el llamado dragón que asfaltó dos de las avenidas más transitadas y ahora ya lo metieron en colonias, pero que podría dar más. Del derroche de los 10 millones de pesos para las albercas mejor ni acordarse.

La desinflada marcha para pedir la renuncia del alcalde era innecesaria. Cuando se convocó ese no era el reclamo prioritario, sino los temas del traslado del Palacio y lo del agua potable. Al darse marcha atrás, la gente se dio por bien servida.

Evaristo no tiene porqué renunciar, pero sí está obligado a demostrar, como él dice, que él no ganó por el llamado voto 6 de 6, sino por su propio arrastre electoral y sus propuestas.

En su equipo es notorio, por los resultados, que faltan mejores ideas. Por lo tanto, un ajuste en su gabinete sería opción ante tantos proyectos desechados.

Porque hasta ahora quien ha pagado los platos rotos y un alto costo político ha sido el alcalde, quien ha puesto también mucho de su parte para que eso ocurra. De seguir esa misma tónica, los pasivos políticos se acumularán y al final de su mandato serían irreversibles, pese a ser considerado hasta hace poco como un político con suerte.