/ lunes 27 de abril de 2020

Hoja de Apuntes | No más olvido en el Sureste

Dos bloques de gobernadores se han delineado para confrontar visiones del desarrollo del México actual y hacia el futuro, derivado de la emergencia por la pandemia que devino en conflictos económicos que se agudizarán en los próximos meses y años.

En esta coyuntura, gobernadores del Norte del país buscan utilizar esta contingencia para echar abajo el actual pacto fiscal y proyectos insignia con los cuales el gobierno federal pretende la reactivación económica del Sureste, una región por décadas en el olvido del desarrollo armónico a la par de las zonas centro y Norte de México.

Resulta evidente que ante la creciente inversión en materia de infraestructura y comunicaciones dieron paso a ese desarrollo, mientras en el Sureste se extraían riquezas naturales, con sus consecuencias naturales y de impacto social, sin que hubiese una retribución en igual medida.

Desde luego la política entra en juego en estos casos al ser los gobernadores que promueven tales cambios de partidos políticos distintos al del gobierno federal. No solo se trata de presionar para buscar mayores participaciones sino intensificar el debate sobre la viabilidad del proyecto que triunfó de manera abrumadora hace casi dos años, sobre todo ante la proximidad electoral del 2021.

Como a toda acción hay una reacción, desde el Sureste los gobernadores también han externado una postura. Más clara ha sido la de los morenistas Adán Augusto López Hernández y de Rutilio Escandón Cadenas, de Tabasco y de Chiapas, al igual que de los mandatarios priistas de Oaxaca, Alejandro Murat, y de Campeche, Carlos Miguel Aysa González.

López Hernández subió un tuit en clara referencia a los gobernadores del centro-norte a quienes arrobó: “Los últimos 40 años el Sureste financió el desarrollo del norte; Tabasco y 6 estados más aportaron el 54 por ciento de esos recursos y no hubo reciprocidad. Hoy el Presidente invierte en el Sureste (Dos Bocas, Tren maya, infraestructura) por un México con menos desigualdades”.

Ya el sábado Rutilio Escandón había externado en la red social al bloque de mandatarios del Norte a que promovieran la unidad y no la división.

El pasado 14 de abril, el campechano Miguel Aysa subió una fotografía junto al presidente Andrés Manuel López Obrador para señalar que seguiría trabajando de la mano con el tabasqueño, a quien agradeció su solidaridad y apoyo.

En esa misma fecha, en una entrevista, el mandatario de Oaxaca comentó que no era tiempo de hablar sobre la actualización del pacto fiscal como plantearon varios de sus homólogos ni tampoco de hacer política a la sombra de una pandemia.

De una y otra parte se esgrimen argumentos que abonan a cada causa. Pero la realidad es que en el Sureste, más allá de los buenos, regulares o pésimos gobiernos locales en esta región, existe un rezago social, económico y educativo en comparación a otras regiones.

También es claro que nadie vendrá de fuera o hará desde fuera lo que no se haga en cada entidad para salir adelante. A la luz de lo que viene, parece que algunos piensan que descobijar a otros para beneficio propio es la mejor estrategia. Más allá de partidos e intereses, luchar por el progreso que pueda haber en el Sureste y armonizarlo con el resto del país debe ser tarea de todos en esta región.

Dos bloques de gobernadores se han delineado para confrontar visiones del desarrollo del México actual y hacia el futuro, derivado de la emergencia por la pandemia que devino en conflictos económicos que se agudizarán en los próximos meses y años.

En esta coyuntura, gobernadores del Norte del país buscan utilizar esta contingencia para echar abajo el actual pacto fiscal y proyectos insignia con los cuales el gobierno federal pretende la reactivación económica del Sureste, una región por décadas en el olvido del desarrollo armónico a la par de las zonas centro y Norte de México.

Resulta evidente que ante la creciente inversión en materia de infraestructura y comunicaciones dieron paso a ese desarrollo, mientras en el Sureste se extraían riquezas naturales, con sus consecuencias naturales y de impacto social, sin que hubiese una retribución en igual medida.

Desde luego la política entra en juego en estos casos al ser los gobernadores que promueven tales cambios de partidos políticos distintos al del gobierno federal. No solo se trata de presionar para buscar mayores participaciones sino intensificar el debate sobre la viabilidad del proyecto que triunfó de manera abrumadora hace casi dos años, sobre todo ante la proximidad electoral del 2021.

Como a toda acción hay una reacción, desde el Sureste los gobernadores también han externado una postura. Más clara ha sido la de los morenistas Adán Augusto López Hernández y de Rutilio Escandón Cadenas, de Tabasco y de Chiapas, al igual que de los mandatarios priistas de Oaxaca, Alejandro Murat, y de Campeche, Carlos Miguel Aysa González.

López Hernández subió un tuit en clara referencia a los gobernadores del centro-norte a quienes arrobó: “Los últimos 40 años el Sureste financió el desarrollo del norte; Tabasco y 6 estados más aportaron el 54 por ciento de esos recursos y no hubo reciprocidad. Hoy el Presidente invierte en el Sureste (Dos Bocas, Tren maya, infraestructura) por un México con menos desigualdades”.

Ya el sábado Rutilio Escandón había externado en la red social al bloque de mandatarios del Norte a que promovieran la unidad y no la división.

El pasado 14 de abril, el campechano Miguel Aysa subió una fotografía junto al presidente Andrés Manuel López Obrador para señalar que seguiría trabajando de la mano con el tabasqueño, a quien agradeció su solidaridad y apoyo.

En esa misma fecha, en una entrevista, el mandatario de Oaxaca comentó que no era tiempo de hablar sobre la actualización del pacto fiscal como plantearon varios de sus homólogos ni tampoco de hacer política a la sombra de una pandemia.

De una y otra parte se esgrimen argumentos que abonan a cada causa. Pero la realidad es que en el Sureste, más allá de los buenos, regulares o pésimos gobiernos locales en esta región, existe un rezago social, económico y educativo en comparación a otras regiones.

También es claro que nadie vendrá de fuera o hará desde fuera lo que no se haga en cada entidad para salir adelante. A la luz de lo que viene, parece que algunos piensan que descobijar a otros para beneficio propio es la mejor estrategia. Más allá de partidos e intereses, luchar por el progreso que pueda haber en el Sureste y armonizarlo con el resto del país debe ser tarea de todos en esta región.