/ lunes 30 de septiembre de 2019

Tabasco ¿sin agua?

Menos del 30 por ciento de las aguas que se usan en el país son tratadas, asegura Eduardo Cota representante de la organización Pronatura, el experto en los temas hídricos, advierte que si no se toman las medidas pertinentes los ríos seguirán siendo drenajes.

En otras palabras: hacen falta, además de conciencia ciudadana, plantas de tratamiento.

En la primera sesión ordinaria de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible que congregó a representantes de los tres poderes, ayuntamientos, empresarios, organizaciones, académicos y la sociedad civil, ese quizá fue el punto más importante por el anuncio del gobernador Adán Augusto López Hernández:

“Antes de que finalice el año 2021 los 17 municipios contarán con plantas de tratamiento de aguas negras, en varios de ellos incluso estamos hablando de cuatro o cinco plantas”.

Y el tema no es menor, la contaminación de los cuerpos de agua donde se vierten aguas residuales –sin el tratamiento adecuado- está generando otros problemas por la presencia de sustancias químicas e incluso agroquímicos y al mezclarse provocan otras reacciones.

Las proyecciones hablan de periodos más prolongados de estiaje y de lluvias atípicas que podrían causar estragos en la agricultura y por supuesto entre la población a lo que se le sumaría la contaminación de los cuerpos de agua que están interconectados entre sí.

La promesa oficial de construir esas plantas para Tabasco podría revertir en parte el daño provocado y que en muchos casos es irreversible, del tamaño de las reservas (una cuarta parte del país) de agua –no salina- que tiene la entidad requiere de acciones responsables.

La escasez de agua no apta es una realidad.

CONTORNO

Jóvenes becarios: la otra realidad

En campaña, Andrés Manuel López Obrador, más de una vez, en tono jocoso pero también bastante real se refirió al excesivo consumo de alcohol entre la población mexicana, con la recomendación forzada de “bajarle un poco” a esa práctica”.

Por supuesto que López Obrador conoce muy bien esa vieja usanza de los pueblos marginados del país y particularmente entre una población de adultos jóvenes y ancianos donde el aguardiente abunda y para quienes tienen un poco más de recursos, cerveza y otro tipo de licores.

Y el patrón lejos de disminuir, desafortunadamente, aumentó.

¿Cuál podría ser la explicación a este incremento en el consumo de bebidas alcohólicas y ahora más en jóvenes?

Un funcionario municipal de primer nivel –del que el reportero se reserva el nombre del municipio- explica una hipótesis:

“Los jóvenes ahora tienen su dinero, gracias al apoyo de los programas federales, pero por lo que estamos viendo, es importante que revisen como lo están gastando, un ejemplo, al municipio (…) antes, apenas el año pasado entraban 2camiones de cerveza a la semana, ahora entran cinco y aunque es normal ver a los viejos borrachos en las calles, en el parque, pero ahora también a jóvenes; hombres y muchachas, lo que es una desgracia por lo que les espera”.

La idea de incentivar la economía de los menos favorecidos que contemplan los distintos programas federales asistenciales y aunque están bien concebidos, en la aplicación, dejan mucho que desear, particularmente el de los jóvenes, (becas Benito Juárez, Jóvenes construyendo el futuro, Jóvenes escribiendo el futuro) una buena parte de ellos están gastando sus recursos en cosas superfluas y con ello agravan su propia condición social, cuando debería ser exactamente lo contrario, no se generaliza, pero la evidencia es contundente…

Y el contraste: madres trabajadoras

Mil 800beneficiarias del programa federal de madres trabajadoras solo del Municipio deCentro recibieron ayer las órdenes de pago de ese programa de apoyo y que ascendió a casi 8 millones de pesos.

El gobernador Adán Augusto López Hernández, el delegado de programas federales, Carlos Merino Campos, el alcalde de Centro Evaristo Hernández Cruz y el delegado de la región Centro Julio Gutiérrez Bocanegra encabezaron la ceremonia oficial en la que se entregaron los documentos.

Y a diferencia del programa de jóvenes –que cuenta con más recursos- es que muchas de esas madres trabajan, en mercados públicos, en tiendas de conveniencia y sí generan una derrama económica, por lo que el apoyo resulta crucial para compensar su gasto.