/ viernes 15 de marzo de 2024

Carta Abierta | La campaña a gobernador “menos emocionante” en 36 años

El candidato morenista Javier May inicia mañana sábado, en Paraíso, su campaña a la gubernatura con la etiqueta de amplio favorito. En los últimos 36 años no se recuerda una elección donde el resultado se conociera con tanta certeza en el Edén, lo que anticipa una campaña poco “emocionante”, sin el menor riesgo para el puntero que registra cerca de 50 puntos de ventaja sobre sus adversarios Juan Manuel Fócil (PRD), Lorena Beauregard (PAN-PRI) y Minés de la Fuente (MC).

May ha prometido un resultado histórico para Morena, lo que implica lograr lo que nunca ha sucedido en la historia electoral reciente de Tabasco, a excepción, claro, de las épocas del PRI. Esto implica llevarse las diecisiete presidencias municipales, porque en 2018 y 2021 se llevó ya las 21 diputaciones de mayoría. Esta será, pues, la mayor motivación para movilizar a su electorado y llevarlo también a una votación sin parangón.

Fuera de estos objetivos, no parece haber mayor motivación dentro de una ciudadanía que sabe cómo terminará el resultado, es decir, con la victoria inobjetable del exresponsable del Tren Maya.

Haciendo memoria, fue en 1988 cuando se reportó la primera elección disputada, justo cuando el priista Salvador Neme Castillo se enfrentó con Andrés Manuel López Obrador, abanderado del Frente Democrático Nacional, antecesor del PRD. El proceso fue tan polémico que terminó con la dimisión de Neme en enero de 1992 y el relevo de Manuel Gurría Ordoñez.

En 1994, el ya perredista López Obrador peleó de nuevo la gubernatura. Esta vez fue un tú a tú con el priista Roberto Madrazo, lo que terminó con las famosas ‘cajas de la ignominia’. El macuspanense acusó al hijo del ‘Ciclón’ de gastar más de 70 millones de dólares en su campaña, derivando en el Éxodo por la democracia, una marcha masiva desde Tabasco a la Ciudad de México.

En 2000, el tricolor Manuel Andrade y el perredista Raúl Ojeda se vieron las caras en las urnas, terminando con la victoria del primero por un estrecho margen. Sin embargo, estos comicios pasaron a la historia luego de que los tribunales electorales federales anularan la elección por un favoritismo de la televisión oficial en favor del abanderado del PRI.

Los mismos candidatos se volvieron a ver las caras en los comicios extraordinarios de 2001, desembocando en una nueva victoria de MAD, sólo que ahora por una diferencia mucho más amplia. Tanta, que impidió alguna impugnación fundamentada ante el Trife.

En 2006, el priista Andrés Granier Melo tuvo un triunfo claro ante el tres veces candidato Raúl Ojeda. Aunque el perredista, apoyado por AMLO, denunció una elección de Estado, la gran diferencia de votos dio legitimidad a un gobernador que sería el último bajo las siglas verde, blanco y rojo.

En 2012, Arturo Núñez se erigió en el primer mandatario estatal de la oposición, venciendo al priista Jesús Alí de la Torre. Por fin, López Obrador lograría una victoria política indirecta ante sus paisanos luego de fracasar en tres ocasiones consecutivas con Raúl Ojeda y dos con él mismo. Como en las cuatro elecciones anteriores, fue un resultado muy cerrado, tanto que un diario local llegó a dar a Chucho Alí como ganador en su portada del día siguiente a la votación.

En 2018 fueron a las urnas el morenista Adán Augusto López y el perredista Gerardo Gaudiano. Aunque el notario logró una amplia victoria, hubo una batalla electoral interesante en la que el resultado se mantuvo incierto semanas antes del día de los comicios. Incluso llegó a pensarse que Gaudiano podría dar alguna campanada de última hora. Al igual que con Arturo Núñez, la figura de Obrador fue determinante para que Adán saliera con los brazos en alto.

Como puede verse, hasta antes de 1988 no había duda de quién sería el nuevo gobernador. Sin ir más atrás, desde Mario Trujillo (1970), Leandro Rovirosa (1976) y Enrique González Pedrero (1982) el PRI se llevó las votaciones de calle, dejando a sus opositores como candidatos testimoniales. Eran las épocas del partidazo.

En 2024, 36 años después, volverá a repetirse esa época, sólo que ahora bajo las siglas morenistas. Las encuestas y los sondeos marcan como puntero a Javier May, dejando en el fondo a sus rivales. Ahora es la fuerza política descomunal de AMLO la que volverá a inclinar la balanza hacia su candidato.

Lo interesante, en todo caso, será observar cuántas alcaldías y diputaciones de mayoría es capaz de arrancar la oposición al partido oficial. Y es aquí donde el proceso podría tomar algo de interés para los electores.

Javier May tiene el reto de no cometer errores, de mantener o ampliar su diferencia, y evitar engancharse con adversarios que no le significan una competencia real.

Por todo esto no es exagerado calificar este proceso como “poco emocionante”, sabiendo con anticipación cuál será el resultado de la votación a nuevo huésped de la Quinta Grijalva.

El candidato morenista Javier May inicia mañana sábado, en Paraíso, su campaña a la gubernatura con la etiqueta de amplio favorito. En los últimos 36 años no se recuerda una elección donde el resultado se conociera con tanta certeza en el Edén, lo que anticipa una campaña poco “emocionante”, sin el menor riesgo para el puntero que registra cerca de 50 puntos de ventaja sobre sus adversarios Juan Manuel Fócil (PRD), Lorena Beauregard (PAN-PRI) y Minés de la Fuente (MC).

May ha prometido un resultado histórico para Morena, lo que implica lograr lo que nunca ha sucedido en la historia electoral reciente de Tabasco, a excepción, claro, de las épocas del PRI. Esto implica llevarse las diecisiete presidencias municipales, porque en 2018 y 2021 se llevó ya las 21 diputaciones de mayoría. Esta será, pues, la mayor motivación para movilizar a su electorado y llevarlo también a una votación sin parangón.

Fuera de estos objetivos, no parece haber mayor motivación dentro de una ciudadanía que sabe cómo terminará el resultado, es decir, con la victoria inobjetable del exresponsable del Tren Maya.

Haciendo memoria, fue en 1988 cuando se reportó la primera elección disputada, justo cuando el priista Salvador Neme Castillo se enfrentó con Andrés Manuel López Obrador, abanderado del Frente Democrático Nacional, antecesor del PRD. El proceso fue tan polémico que terminó con la dimisión de Neme en enero de 1992 y el relevo de Manuel Gurría Ordoñez.

En 1994, el ya perredista López Obrador peleó de nuevo la gubernatura. Esta vez fue un tú a tú con el priista Roberto Madrazo, lo que terminó con las famosas ‘cajas de la ignominia’. El macuspanense acusó al hijo del ‘Ciclón’ de gastar más de 70 millones de dólares en su campaña, derivando en el Éxodo por la democracia, una marcha masiva desde Tabasco a la Ciudad de México.

En 2000, el tricolor Manuel Andrade y el perredista Raúl Ojeda se vieron las caras en las urnas, terminando con la victoria del primero por un estrecho margen. Sin embargo, estos comicios pasaron a la historia luego de que los tribunales electorales federales anularan la elección por un favoritismo de la televisión oficial en favor del abanderado del PRI.

Los mismos candidatos se volvieron a ver las caras en los comicios extraordinarios de 2001, desembocando en una nueva victoria de MAD, sólo que ahora por una diferencia mucho más amplia. Tanta, que impidió alguna impugnación fundamentada ante el Trife.

En 2006, el priista Andrés Granier Melo tuvo un triunfo claro ante el tres veces candidato Raúl Ojeda. Aunque el perredista, apoyado por AMLO, denunció una elección de Estado, la gran diferencia de votos dio legitimidad a un gobernador que sería el último bajo las siglas verde, blanco y rojo.

En 2012, Arturo Núñez se erigió en el primer mandatario estatal de la oposición, venciendo al priista Jesús Alí de la Torre. Por fin, López Obrador lograría una victoria política indirecta ante sus paisanos luego de fracasar en tres ocasiones consecutivas con Raúl Ojeda y dos con él mismo. Como en las cuatro elecciones anteriores, fue un resultado muy cerrado, tanto que un diario local llegó a dar a Chucho Alí como ganador en su portada del día siguiente a la votación.

En 2018 fueron a las urnas el morenista Adán Augusto López y el perredista Gerardo Gaudiano. Aunque el notario logró una amplia victoria, hubo una batalla electoral interesante en la que el resultado se mantuvo incierto semanas antes del día de los comicios. Incluso llegó a pensarse que Gaudiano podría dar alguna campanada de última hora. Al igual que con Arturo Núñez, la figura de Obrador fue determinante para que Adán saliera con los brazos en alto.

Como puede verse, hasta antes de 1988 no había duda de quién sería el nuevo gobernador. Sin ir más atrás, desde Mario Trujillo (1970), Leandro Rovirosa (1976) y Enrique González Pedrero (1982) el PRI se llevó las votaciones de calle, dejando a sus opositores como candidatos testimoniales. Eran las épocas del partidazo.

En 2024, 36 años después, volverá a repetirse esa época, sólo que ahora bajo las siglas morenistas. Las encuestas y los sondeos marcan como puntero a Javier May, dejando en el fondo a sus rivales. Ahora es la fuerza política descomunal de AMLO la que volverá a inclinar la balanza hacia su candidato.

Lo interesante, en todo caso, será observar cuántas alcaldías y diputaciones de mayoría es capaz de arrancar la oposición al partido oficial. Y es aquí donde el proceso podría tomar algo de interés para los electores.

Javier May tiene el reto de no cometer errores, de mantener o ampliar su diferencia, y evitar engancharse con adversarios que no le significan una competencia real.

Por todo esto no es exagerado calificar este proceso como “poco emocionante”, sabiendo con anticipación cuál será el resultado de la votación a nuevo huésped de la Quinta Grijalva.