/ sábado 6 de febrero de 2021

Punto y Aparte | Ferrer, ni primo, ni proveedor ilegal

Un reportaje presentado por Carlos Loret de Mola en el portal Latinus, ligado, supuestamente, al hijo de un ex gobernador y al cuñado de éste, puso al empresario Rubén Ferrer y a su compañía CM del Golfo, S.A. de C.V., en el centro de un escándalo mediático.

El trabajo periodístico citado, revela que el Gobierno de Tabasco y el gobierno federal, compraron insumos médicos por más de 100 millones de pesos a la empresa constructora CM del Golfo, propiedad de Ferrer del Río, “insinuando”, que todo ello, pudo ser influenciado por el hecho de que el proveedor es primo del director del INSABI, Juan Antonio Ferrer Aguilar.

Rápidamente, la nota dio la vuelta por todo el país, y sin mayor investigación sobre su total veracidad, fue replicada por Medios y Periodistas, alejados de la Cuarta Transformación. Fue “vendida” como una prueba irrefutable de supuesta corrupción de la 4T.

Ante ello, el gobernador del Estado, el Director del ISSET, y, el propio Ferrer, salieron a desmentir y precisar los hechos. Desde luego, varios políticos, de diversas ideologías, se subieron a ese tren del “mame”. Al fin y al cabo, aquella frase, de: difama, que algo queda, sigue estando vigente, y, más en época de definiciones electorales.

José Rubén Ferrer del Río nació en la CDMX, pero con raíces totalmente tabasqueñas; el 3 de junio de 1970. La familia regresó al edén, cuando él tenía 13 años. Hijo del conductor radiofónico José Rubén Ferrer Galguera, titular del programa Patrulla de Medianoche; y de la señora María Pilar del Río de Ferrer.

Hermano de Emma del Pilar; Lorena; y, Rodrigo. Casado con la señora Eva María Palavicini Hernández, con quien procreó a: Constanza, Miranda; y, Fátima.

Rubén hizo sus estudios de educación Primaria en el Instituto México; los de Secundaria, en el mismo centro educativo, aunque los terminó en el Colegio Jean Piaget. La Preparatoria la cursó en el Heroico Colegio Militar. Realizó estudios de la licenciatura de Derecho, en la UJAT.

Prácticamente, toda su vida productiva, la ha desarrollado en el ámbito empresarial, con un breve periodo dentro de la administración pública estatal. Inició en 1998, como persona física, y refrendó su perfil empresarial al fundar en el 2004, CM del Golfo. Hoy en día, tiene varios negocios, en distintas ramas, donde sostiene a cerca de 1500 familias.

Lo que no dice el citado reportaje, es que los precios y las adjudicaciones aludidas, se dieron a partir de la pandemia, donde los insumos médicos eran de urgencia vital, y, donde el mercado local y nacional, fueron insuficientes para cubrir los requerimientos del sector salud. Tampoco Latinus hizo un comparativo de los precios, antes, durante, y, actualmente.

Igualmente, el portal, no supo precisar que los proveedores internacionales, dejaron de surtirle a los mexicanos, ante el cierre de las fronteras, y de las propias necesidades de sus países. Ello originó, desde luego, escasez de los suministros.

Ante tal situación, Ferrer y su empresa, vieron un nicho de oportunidad de negocios, y fletó vuelos, desde diversos países, para tener la posibilidad de surtir las necesidades del mercado local. Arriesgó que pudiera quedarse con su mercancía, ya que nunca fue seguro, que se lo compraran.

En el reportaje se afirma que la empresa de Ferrer, es exclusivamente una constructora, cuando desde el 28 de febrero del año pasado, CM del Golfo amplió su objeto social para poder comercializar material y equipo de protección, médico. Así como material de curación y otros suministros del ramo.

De igual modo, nunca investigaron que a quien acusaban posee su Cédula de Registro de Proveedores de Bienes Muebles y Servicio, número 10839, donde acredita poder suministrar vestuario médico, quirúrgico y de hospitales, material de curación, equipos, accesorios e instrumental médico en general.

También CM del Golfo acredita sus permisos ante COFEPRIS y SAT. En cambio, Latinus, nunca explica de dónde saca el supuesto parentesco entre Rubén y el director del INSABI.

En pocas palabras, Latinus con ganas de afectar a la 4T, “agarró” a un probado empresario, de chivo expiatorio.

Un reportaje presentado por Carlos Loret de Mola en el portal Latinus, ligado, supuestamente, al hijo de un ex gobernador y al cuñado de éste, puso al empresario Rubén Ferrer y a su compañía CM del Golfo, S.A. de C.V., en el centro de un escándalo mediático.

El trabajo periodístico citado, revela que el Gobierno de Tabasco y el gobierno federal, compraron insumos médicos por más de 100 millones de pesos a la empresa constructora CM del Golfo, propiedad de Ferrer del Río, “insinuando”, que todo ello, pudo ser influenciado por el hecho de que el proveedor es primo del director del INSABI, Juan Antonio Ferrer Aguilar.

Rápidamente, la nota dio la vuelta por todo el país, y sin mayor investigación sobre su total veracidad, fue replicada por Medios y Periodistas, alejados de la Cuarta Transformación. Fue “vendida” como una prueba irrefutable de supuesta corrupción de la 4T.

Ante ello, el gobernador del Estado, el Director del ISSET, y, el propio Ferrer, salieron a desmentir y precisar los hechos. Desde luego, varios políticos, de diversas ideologías, se subieron a ese tren del “mame”. Al fin y al cabo, aquella frase, de: difama, que algo queda, sigue estando vigente, y, más en época de definiciones electorales.

José Rubén Ferrer del Río nació en la CDMX, pero con raíces totalmente tabasqueñas; el 3 de junio de 1970. La familia regresó al edén, cuando él tenía 13 años. Hijo del conductor radiofónico José Rubén Ferrer Galguera, titular del programa Patrulla de Medianoche; y de la señora María Pilar del Río de Ferrer.

Hermano de Emma del Pilar; Lorena; y, Rodrigo. Casado con la señora Eva María Palavicini Hernández, con quien procreó a: Constanza, Miranda; y, Fátima.

Rubén hizo sus estudios de educación Primaria en el Instituto México; los de Secundaria, en el mismo centro educativo, aunque los terminó en el Colegio Jean Piaget. La Preparatoria la cursó en el Heroico Colegio Militar. Realizó estudios de la licenciatura de Derecho, en la UJAT.

Prácticamente, toda su vida productiva, la ha desarrollado en el ámbito empresarial, con un breve periodo dentro de la administración pública estatal. Inició en 1998, como persona física, y refrendó su perfil empresarial al fundar en el 2004, CM del Golfo. Hoy en día, tiene varios negocios, en distintas ramas, donde sostiene a cerca de 1500 familias.

Lo que no dice el citado reportaje, es que los precios y las adjudicaciones aludidas, se dieron a partir de la pandemia, donde los insumos médicos eran de urgencia vital, y, donde el mercado local y nacional, fueron insuficientes para cubrir los requerimientos del sector salud. Tampoco Latinus hizo un comparativo de los precios, antes, durante, y, actualmente.

Igualmente, el portal, no supo precisar que los proveedores internacionales, dejaron de surtirle a los mexicanos, ante el cierre de las fronteras, y de las propias necesidades de sus países. Ello originó, desde luego, escasez de los suministros.

Ante tal situación, Ferrer y su empresa, vieron un nicho de oportunidad de negocios, y fletó vuelos, desde diversos países, para tener la posibilidad de surtir las necesidades del mercado local. Arriesgó que pudiera quedarse con su mercancía, ya que nunca fue seguro, que se lo compraran.

En el reportaje se afirma que la empresa de Ferrer, es exclusivamente una constructora, cuando desde el 28 de febrero del año pasado, CM del Golfo amplió su objeto social para poder comercializar material y equipo de protección, médico. Así como material de curación y otros suministros del ramo.

De igual modo, nunca investigaron que a quien acusaban posee su Cédula de Registro de Proveedores de Bienes Muebles y Servicio, número 10839, donde acredita poder suministrar vestuario médico, quirúrgico y de hospitales, material de curación, equipos, accesorios e instrumental médico en general.

También CM del Golfo acredita sus permisos ante COFEPRIS y SAT. En cambio, Latinus, nunca explica de dónde saca el supuesto parentesco entre Rubén y el director del INSABI.

En pocas palabras, Latinus con ganas de afectar a la 4T, “agarró” a un probado empresario, de chivo expiatorio.