/ sábado 31 de octubre de 2020

Punto y Aparte | Entendiendo al soldado Silva



Si alguien quiere descifrar a Agustín Silva Vidal, démosle algunas pistas:

1.- Un día cualquiera, Amet Ramos le ganó, a Silva, una postulación a un cargo en una Jurisdicción Sanitaria de la región de Los Ríos. Acostumbrado a imponer su voluntad, hizo un berrinche, que cualquier escuincle envidiaría. Hablaba solo, afirmando que nadie lo quería por su figura y por su estatura. Dijo sentirse acomplejado y que nadie le reconocía.

2.- Tan luego ganó Núñez, pidió favores, por doquier, incluso a nombre de Arturo. Colocó a sus 4 hijos. Incluso a sus yernos. No le bastó estar en una especie de Comisión de Postulaciones para cargos gubernamentales, donde los integrantes fueron agresivamente rebasados, por Silva y Amet.

En nombre de supuestas “labores y aportaciones de campaña”, colocó a sus allegados y familiares. Empero, llegó a tal grado su soberbia, que abusó de la confianza de su jefe, al acudir, a su nombre, al domicilio del entonces presidente municipal electo, Humberto de los Santos Bertruy, para pedirle sacara de la lista de nombramientos, que se darían al día siguiente, a una hermana de Doña Martha Lilia. El regaño fue mayor, pero no pasó nada.

3.- Ya gobernando Bertruy, le pidió, Silva, un espacio laboral para una hija, que recientemente había sido mamá. No sin dificultades, se le concedió. A las pocas semanas, le volvió a llamar, para exigirle que su descendiente sólo trabajara ¡dos horas!

4.- Silva sostuvo que Núñez le debía mucho, porque él, hasta había vendido propiedades para sostener las campañas del ex director general del IFE. Haciendo énfasis, en una propiedad en el Fraccionamiento Campestre. Lo cierto, es que sí la vendió, pero para afrontar algunos reclamos de compradores de las viviendas que construía, que no tenían drenaje.

5.- La animadversión de Doña Martha, en contra de Agustín, entre otras cosas, se da, porque ella lo sorprendió, hablando mal de un sobrino, cuando visitaba a Núñez, en una Cámara legislativa. Lo afrontó, reclamó, y, lo corrió del lugar.

Era y es, muy zalamero con ella, pero nunca se lo perdonó. Muchos fueron testigos, cuando durante una colecta de la Cruz Roja, Silva salió, mimoso, con un billete a querer depositar en el bote que traía la señora. Ella simplemente lo ignoró, cayendo, el supuesto óbolo, al suelo.

6.- En época de campaña, hubo la necesidad de cambiar un cheque en fin de semana. Un distinguido hotelero, se ofreció a hacerlo y mandarlo con un propio. Se decidió, de parte del candidato, enviar a Silva. Llegó al hotel, se le pidió contara el dinero, empero, todos vieron cómo, en lugar de verificar la cantidad, se guardaba un fajo en sus pantalones. Al rato, llamaron para comentar un supuesto faltante. Minutos después llegó Silva afirmando que posiblemente lo había extraviado. Un jonuteco, le aclaró que todos los presentes habían visto como se había guardado el fajo. Reaccionó diciendo que tal vez se le había caído en el vehículo que conducía. Mágicamente, apareció el fajo.

7.- Tenía un chofer, a quienes sus cercanos le indilgaron el sobrenombre de El Mudo. Un día, en plena campaña, Silva decidió “relajarse”, después de recibir un sobre con un donativo; con un venezolano, que es su pariente político y mano derecha, en su constructora. Terminando la jornada, después de la francachela, lo llevaron a su casa. Instantes después, les llamó Silva, al chofer y a otro trabajador, para que regresaran. Ya ahí los exhortó para que se desnudaran porque los iba a revisar pues no aparecía el sobre. Lo cierto es que lo había olvidado debajo de la cubeta que usó como asiento, durante la pachanga.

Se quedan en el tintero, muchas otras anécdotas, como lo de la señora Tana, la de Paco Riveros. La de Fitz. La empresa de muebles de oficina. Los 6 “informantes” de Parrilla. Lo cierto, es que según sus ex trabajadores y allegados, Silva es mala persona y peor político. Incluso lo sabe y le gusta, aunque todo sea producto de sus traumas y complejos. Desafortunadamente pronto” joderá” en otro Partido.



Si alguien quiere descifrar a Agustín Silva Vidal, démosle algunas pistas:

1.- Un día cualquiera, Amet Ramos le ganó, a Silva, una postulación a un cargo en una Jurisdicción Sanitaria de la región de Los Ríos. Acostumbrado a imponer su voluntad, hizo un berrinche, que cualquier escuincle envidiaría. Hablaba solo, afirmando que nadie lo quería por su figura y por su estatura. Dijo sentirse acomplejado y que nadie le reconocía.

2.- Tan luego ganó Núñez, pidió favores, por doquier, incluso a nombre de Arturo. Colocó a sus 4 hijos. Incluso a sus yernos. No le bastó estar en una especie de Comisión de Postulaciones para cargos gubernamentales, donde los integrantes fueron agresivamente rebasados, por Silva y Amet.

En nombre de supuestas “labores y aportaciones de campaña”, colocó a sus allegados y familiares. Empero, llegó a tal grado su soberbia, que abusó de la confianza de su jefe, al acudir, a su nombre, al domicilio del entonces presidente municipal electo, Humberto de los Santos Bertruy, para pedirle sacara de la lista de nombramientos, que se darían al día siguiente, a una hermana de Doña Martha Lilia. El regaño fue mayor, pero no pasó nada.

3.- Ya gobernando Bertruy, le pidió, Silva, un espacio laboral para una hija, que recientemente había sido mamá. No sin dificultades, se le concedió. A las pocas semanas, le volvió a llamar, para exigirle que su descendiente sólo trabajara ¡dos horas!

4.- Silva sostuvo que Núñez le debía mucho, porque él, hasta había vendido propiedades para sostener las campañas del ex director general del IFE. Haciendo énfasis, en una propiedad en el Fraccionamiento Campestre. Lo cierto, es que sí la vendió, pero para afrontar algunos reclamos de compradores de las viviendas que construía, que no tenían drenaje.

5.- La animadversión de Doña Martha, en contra de Agustín, entre otras cosas, se da, porque ella lo sorprendió, hablando mal de un sobrino, cuando visitaba a Núñez, en una Cámara legislativa. Lo afrontó, reclamó, y, lo corrió del lugar.

Era y es, muy zalamero con ella, pero nunca se lo perdonó. Muchos fueron testigos, cuando durante una colecta de la Cruz Roja, Silva salió, mimoso, con un billete a querer depositar en el bote que traía la señora. Ella simplemente lo ignoró, cayendo, el supuesto óbolo, al suelo.

6.- En época de campaña, hubo la necesidad de cambiar un cheque en fin de semana. Un distinguido hotelero, se ofreció a hacerlo y mandarlo con un propio. Se decidió, de parte del candidato, enviar a Silva. Llegó al hotel, se le pidió contara el dinero, empero, todos vieron cómo, en lugar de verificar la cantidad, se guardaba un fajo en sus pantalones. Al rato, llamaron para comentar un supuesto faltante. Minutos después llegó Silva afirmando que posiblemente lo había extraviado. Un jonuteco, le aclaró que todos los presentes habían visto como se había guardado el fajo. Reaccionó diciendo que tal vez se le había caído en el vehículo que conducía. Mágicamente, apareció el fajo.

7.- Tenía un chofer, a quienes sus cercanos le indilgaron el sobrenombre de El Mudo. Un día, en plena campaña, Silva decidió “relajarse”, después de recibir un sobre con un donativo; con un venezolano, que es su pariente político y mano derecha, en su constructora. Terminando la jornada, después de la francachela, lo llevaron a su casa. Instantes después, les llamó Silva, al chofer y a otro trabajador, para que regresaran. Ya ahí los exhortó para que se desnudaran porque los iba a revisar pues no aparecía el sobre. Lo cierto es que lo había olvidado debajo de la cubeta que usó como asiento, durante la pachanga.

Se quedan en el tintero, muchas otras anécdotas, como lo de la señora Tana, la de Paco Riveros. La de Fitz. La empresa de muebles de oficina. Los 6 “informantes” de Parrilla. Lo cierto, es que según sus ex trabajadores y allegados, Silva es mala persona y peor político. Incluso lo sabe y le gusta, aunque todo sea producto de sus traumas y complejos. Desafortunadamente pronto” joderá” en otro Partido.