/ lunes 8 de febrero de 2021

Entorno | Más contagios: irresponsabilidad

Tan pronto se observó un descenso en el número de casos en la entidad de Covid-19 en el último tercio del año pasado, de manera paralela comenzaron a relajarse las medidas de autoprotección personal lo que se trasladó viralmente a la sociedad, el saldo; un repunte súbito en nuevos contagiados.

El confinamiento y las versiones más próximas de conocidos o familiares recuperados del cuadro clínico, superior al de los decesos, generó una falsa seguridad y confianza que propició una salida abrupta de miles de tabasqueños, incluso, de aquellos que habían mantenido un aislamiento extremo.

A partir de ese momento fue normal observar a familias completas reunidas y las visitas a familiares, amigos y conocidos.

Las inundaciones de finales del año pasado complicaron más el problema porque familias completas tuvieron que salir de manera forzosa de sus hogares, lo que incrementó nuevamente la tasa de contagiados, posteriormente, los apoyos otorgados a más de 230 mil damnificados -en efectivo y a la mano- en un reducido número de sedes provocó el desbordamiento del problema. Pero, eso es otra historia.

Se reconoce el apoyo a miles de familias afectadas, pero se condena la absurda y criminal estrategia para entregarlos, como si, la idea concebida fuera la de mostrar “como el gobierno apoya a sus ciudadanos”.

Finalmente, en diciembre, con la llegada de las primeras vacunas, esa confianza se exacerbó porque junto con el -plan demasiado optimista del gobierno federal- para inocular a 120 millones de mexicanos que estimaba que en abril de este año tendría inmunizada a la población de alto riesgo, en un país que no produce ninguna vacuna -el envase es otra cosa- amplió más esa falsa seguridad ciudadana.

Estamos a casi la mitad del segundo mes del año y el retraso mundial en las vacunas advierten que habrá muchos casos más de contagiados y lamentablemente de muertes.

Es posible que a partir de la última semana de marzo y principios de abril cambiarán muchas cosas que podrían mejorar los canales de distribución y las cadenas de suministro, pero todavía tienen que cubrirse múltiples regulaciones.

En el caso que nos ocupa, Tabasco, el gobernador Adán Augusto López Hernández informó el pasado 4 de enero que se observaba una clara tendencia de contagios entre familias completas, lo que podría entenderse a partir de las fiestas de fin de año.

No obstante, en la última declaración, del pasado viernes, reiteró que “no hemos entendido” y continúa el mismo patrón, contagios intrafamiliares, los festejos de fin de año pasaron, pero se mantienen las concentraciones familiares, con la equivocada idea de que no se contagiaron en diciembre, un enorme error.

La muerte de los abuelos:

En los últimos reportes de casos nuevos de Covid-19 en Tabasco comienza a observarse un ligero descenso, pero, en ellos también se consigna un saldo doloroso de muertes, en promedio de 8 fallecimientos diarios, la explicación tiene una lógica cruel, en las reuniones familiares se contagian casi de manera completa y de esos, los más grandes de edad, padres de familia incluso, con problemas de salud y la amenaza del envejecimiento cronológico cobra su factura mortal.

Seamos más empáticos y cuidemos a los nuestros.

Esto todavía va para largo.


CONTORNO


En tiempos de crisis sanitaria: el absurdo de los servidores

En el pasado, millones de adultos mayores fueron vacunados sin complicaciones, de acuerdo a datos históricos de la Secretaría de Salud, recibieron dosis contra la influenza y otras más cada año, sin mayores problemas.

La pandemia del Covid-19 implica otros riesgos, pero, el mecanismo podría ser idéntico, porque la población está acostumbrada a ello, sin embargo, la aparición de los Servidores de la Nación que forman parte de las brigadas de vacunación y que ya recibieron sus dosis de vacunas resultan un costoso gasto sanitario, por la urgencia que se tiene para la población vulnerable.

Nada justifica tal absurdo. Y la molestia crece…

javiermarinhdez@hotmail.com

Tan pronto se observó un descenso en el número de casos en la entidad de Covid-19 en el último tercio del año pasado, de manera paralela comenzaron a relajarse las medidas de autoprotección personal lo que se trasladó viralmente a la sociedad, el saldo; un repunte súbito en nuevos contagiados.

El confinamiento y las versiones más próximas de conocidos o familiares recuperados del cuadro clínico, superior al de los decesos, generó una falsa seguridad y confianza que propició una salida abrupta de miles de tabasqueños, incluso, de aquellos que habían mantenido un aislamiento extremo.

A partir de ese momento fue normal observar a familias completas reunidas y las visitas a familiares, amigos y conocidos.

Las inundaciones de finales del año pasado complicaron más el problema porque familias completas tuvieron que salir de manera forzosa de sus hogares, lo que incrementó nuevamente la tasa de contagiados, posteriormente, los apoyos otorgados a más de 230 mil damnificados -en efectivo y a la mano- en un reducido número de sedes provocó el desbordamiento del problema. Pero, eso es otra historia.

Se reconoce el apoyo a miles de familias afectadas, pero se condena la absurda y criminal estrategia para entregarlos, como si, la idea concebida fuera la de mostrar “como el gobierno apoya a sus ciudadanos”.

Finalmente, en diciembre, con la llegada de las primeras vacunas, esa confianza se exacerbó porque junto con el -plan demasiado optimista del gobierno federal- para inocular a 120 millones de mexicanos que estimaba que en abril de este año tendría inmunizada a la población de alto riesgo, en un país que no produce ninguna vacuna -el envase es otra cosa- amplió más esa falsa seguridad ciudadana.

Estamos a casi la mitad del segundo mes del año y el retraso mundial en las vacunas advierten que habrá muchos casos más de contagiados y lamentablemente de muertes.

Es posible que a partir de la última semana de marzo y principios de abril cambiarán muchas cosas que podrían mejorar los canales de distribución y las cadenas de suministro, pero todavía tienen que cubrirse múltiples regulaciones.

En el caso que nos ocupa, Tabasco, el gobernador Adán Augusto López Hernández informó el pasado 4 de enero que se observaba una clara tendencia de contagios entre familias completas, lo que podría entenderse a partir de las fiestas de fin de año.

No obstante, en la última declaración, del pasado viernes, reiteró que “no hemos entendido” y continúa el mismo patrón, contagios intrafamiliares, los festejos de fin de año pasaron, pero se mantienen las concentraciones familiares, con la equivocada idea de que no se contagiaron en diciembre, un enorme error.

La muerte de los abuelos:

En los últimos reportes de casos nuevos de Covid-19 en Tabasco comienza a observarse un ligero descenso, pero, en ellos también se consigna un saldo doloroso de muertes, en promedio de 8 fallecimientos diarios, la explicación tiene una lógica cruel, en las reuniones familiares se contagian casi de manera completa y de esos, los más grandes de edad, padres de familia incluso, con problemas de salud y la amenaza del envejecimiento cronológico cobra su factura mortal.

Seamos más empáticos y cuidemos a los nuestros.

Esto todavía va para largo.


CONTORNO


En tiempos de crisis sanitaria: el absurdo de los servidores

En el pasado, millones de adultos mayores fueron vacunados sin complicaciones, de acuerdo a datos históricos de la Secretaría de Salud, recibieron dosis contra la influenza y otras más cada año, sin mayores problemas.

La pandemia del Covid-19 implica otros riesgos, pero, el mecanismo podría ser idéntico, porque la población está acostumbrada a ello, sin embargo, la aparición de los Servidores de la Nación que forman parte de las brigadas de vacunación y que ya recibieron sus dosis de vacunas resultan un costoso gasto sanitario, por la urgencia que se tiene para la población vulnerable.

Nada justifica tal absurdo. Y la molestia crece…

javiermarinhdez@hotmail.com