Con el desborde de los ríos Mezcalapa y Pichucalco -a raíz de la extracción en la presa Peñitas- en cuestión de unas horas las viviendas en la ranchería Ixtacomitán, primera, segunda y tercera sección, se fueron casi dos metros al agua, por lo que sus habitantes huyen por sus vidas.
Aseguran que "la cosa se está poniendo más fea que en las inundaciones de 2007", pues las zonas que entonces se salvaron ahora ya son presa de la creciente.
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Sobre la calle Insurgentes de la primera sección, está situado el "embarcadero" de los cayucos que van y vienen en auxilio de las familias que están sacando sus cosas, llevando siempre por delante, a niños y discapacitados.
Don Pablo Juárez Ruíz y su esposa Hilaria Pérez, no pensaron mucho y salieron de su vivienda ubicada en la cerrada Bugambilias, para proteger a su pequeña hija discapacitada, Diana Bezaida.
Ella es mi niña especial, no podemos dejarla aquí, sería un problema grave para ella y para nosotros
sostuvo el jefe de la familia al responsabilizar de la situación al desfogue en el Alto Grijalva.
Ahorita -prosiguió- nos estamos yendo, nos prestaron un cuarto en una casa en zona alta aquí mismo en Ixtacomitán, donde todavía no se va al agua.
Dijo que dejó cama y otros muebles alzados aunque inevitablemente el agua que está a unos centímetros de meterse a la casa, terminará por dañarlos.
Otro vecino de nombre José Alfredo Jiménez dijo tener su domicilio en la tercera sección donde el agua subió sorpresivamente y solamente dio tiempo a sacar algunas cosas porque "está creciendo muy rápido".
Asimismo, refirió que no hay ayuda de ninguna clase de parte de las autoridades municipales y del estado.
Los pobladores cuestionaron dónde está el gobernador Adán Augusto López Hernández que no se toma la molestia de ir a ver las condiciones en que se encuentran la comunidad y su gente, al tiempo que advirtieron que "ya vendrán las elecciones de nuevo y entonces veremos".