Los hospitales son lugares cargados de energías, dicen, y por lo tanto, son escenario de muchos sucesos paranormales, afirma la creencia. El relato que presentamos a continuación nos lo comparte Regina Zavala, y se desarrolla en el Hospital Regional de Pemex Villahermosa.
Los hechos ocurrieron en el año 2012, cuando su suegra se vio grave y estaba hospitalizada. La señora fue inducida al coma y por lo tanto, estaba internada en el área de terapia intensiva.
“En esa área sólo nos dejaban entrar por las tardes una sola persona a la visita; entonces, en esa ocasión había entrado primero uno de mis cuñados y salió, y de ahí me dejaron subir a mí.
“Me dirigí a la planta alta, que es donde se ubica el área de terapia intensiva. En el elevador iban conmigo dos personas más, pero ellos iban a otras áreas; entonces llego yo, y te piden que te cambies, te pongas una bata, cubrebocas, toda la indumentaria porque pues es un área más delicada.
“Entré con ella; estaba intubada, estaba dormida, entonces yo me quedé parada un rato ahí a lado de ella; entrecerré la cortina para tapar el espacio en el que se encontraba mi suegra, y estuve acomodando sus cosas personales.
“Al salir, me detuvo uno de los doctores, y me dice: ‘la próxima vez que usted suba con alguien aquí se les va a prohibir la entrada al área de terapia intensiva, o sea, no pueden entrar dos personas por paciente; no sé cómo le hizo, pero si usted lo vuelve a hacer, le vamos a restringir el paso, no pueden estar dos personas en el área de visita’, a lo que respondí: ‘no doctor, yo estaba sola, nadie subió conmigo’; y me responde: ‘no señora, en el cuarto donde estaba usted había otra persona con usted, y eso está prohibido’.
“Entonces, el doctor me advirtió que nos iban a llamar la atención, y nos iban a prohibir que subiéramos a verla, porque quién sabe cómo habíamos hecho trampa para que subieran dos personas, pero que era otro hombre que estaba conmigo y con mi suegra.
“El médico pensó que era alguno de los hijos de ella, o que era mi cuñado, el que había subido primero… quizás creyó que mi cuñado se había quedado por ahí escondido y que yo me metí a la fuerza, y pasé con él”, refiere Regina.
“Me quedé muy sorprendida; y en cuanto pude, se lo platiqué a Gerardo (quien era mi marido); se lo conté a mi mamá y a mi papá, no se lo dije a más nadie; de hecho, mi papá me dijo ‘no, hija, son lugares donde las vibras son tan fuertes, o sea, son personas que están luchando entre la vida y la muerte; ahí el ambiente es mucho más fuerte, el espíritu de esas personas que están batallando todos los días’.
Pasaron los días, despertaron a mi suegra del coma para ver que sus pulmones funcionaran, y ya cuando ella pudo empezar a hablar de nuevo, le conté lo que había sucedió, a lo que me dijo: ‘¿y te asustaste?’; le digo ‘no, pues más que nada me sorprendió que me hayan dicho eso’, a lo que me respondió: ‘es que yo nunca estuve sola; Juan estuvo conmigo’.
“Juan era su esposo, y ella enviudó cuando sus hijos todavía estaban chiquitos; entonces, este señor tenía añísimos de muerto, pero ella siempre, cuando iba a tomar alguna decisión o ocurriría algo de importancia, ella como que platicaba con él, porque me tocó escucharla una vez en su cuarto, y eso fue unos días antes de que nosotros nos casáramos, como que ella le estaba contando al esposo lo que estaba sucediendo, y lo que iba a suceder, lo de la boda.
“Mi suegra me platicó: ‘yo nunca estuve sola. Mientras estuve dormida, Juan estuvo conmigo todo el tiempo, él me acompañó’.
“Y ella juraba y perjuraba que la persona que estuvo en esa habitación y que siempre permaneció, era su esposo.
“La verdad que a mí sí me sorprendió lo que el médico dijo, además de la calma con la que ella lo tomó, porque estaba muy segura que a quien habían visto en ese lugar, era su esposo; dice que se sentía tranquila porque él siempre la acompañaba”.