Uno de los mayores problemas de vivir en un pueblo o condominio con casas muy pegadas, es que los ruidos se intensifican. Y aunque por supuesto los inquilinos deben adaptarse a su entorno, hay ciertos ruidos que no tienen por qué soportarse, sobre todo aquellos que involucran música a todo volumen o gritos constantes.
Si tienes un vecino que constantemente está generando contaminación auditiva sin importar la forma en la que lo haga, entonces lo primero que hay que hacer es intentar dialogar con él, solicitarle de la forma más amable que se pueda que modere el volumen o buscar entre ambos soluciones si por ejemplo el ruido proviene de su trabajo o ensayos de música.
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En el caso de que el ruido sea necesario como los ejemplos antes mencionados, entonces se puede establecer horarios para respetar el silencio, sobre todo en horas en las que necesites descansar.
De ser posible pídale al vecino que modere el volumen o se ubique en un cuarto en el que se pueda contener el ruido lo máximo posible. Sin embargo, si el vecino es el que no quiere cooperar entonces será necesario optar por otras medidas.
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En ese caso, si el ruido no te afecta solamente a ti, sino también a tus otros vecinos, entonces puedes acordar una junta con ellos para saber cuales son las medidas que pueden adoptar en conjunto.
Ya sea que todos acudan a hablar con la persona, se haga una recolección de firmas o cualquier otro mecanismo legal que por supuesto no violente los derechos de la contraparte.
Un último recurso para esta situación sería llamar a la policía, sobre todo si el ruido proviene de una fiesta, de música a todo volumen o cualquier cosa que ya lleve días y a altas horas de la noche.
En caso de que ya se haya hecho un consenso con los vecinos, se le puede mostrar ya sea a los policías como al Ayuntamiento, las firmas recolectadas, evidencias del ruido, e incluso comprobantes médicos de como el ruido ha afectado a la salud de quienes están alrededor.