La siguiente historia forma parte de la tradición oral del estado de Tabasco, bien puede tratarse de una pieza de ficción o pertenecer al imaginario popular. Algunos de los relatos que aquí publicamos son dados por verdaderos entre quienes afirman haberlos vivido, sin embargo, en la presente sección simplemente difundimos estos contenidos para que nuestros queridos lectores pasen un rato entretenido.
Cuentan que, en la comunidad de Galeana, segunda sección, del municipio de Jalpa de Méndez, se aparecía un alma en pena que cuidaba un tesoro, los lugareños cuando lo veían lo confundían con un vivo, un loco que deambulaba por el lugar, pero un brujo les explicó que aquel fantasma buscaba al dueño de un tesoro.
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Los pobladores comentaban que un hombre vestido de negro salía de entre unos árboles de cacao y plantas de guano, lo que sucedía todas las noches. Lo único que hacía es sentarse en un tronco y cuando intentaban acercarse a él, se escondía entre los montazales. Debido a la actitud, los campesinos dejaron de intentar hablarle.
Poco a poco aquel lugar se fue tornando solitario, las personas dejaron de pasar, y por la extraña actitud de aquel hombre pensaron que era un loco, algún desquiciado y temían que los atacara. Incluso, hubo quienes aseguraron que se trataba de un prófugo de la justicia.
En una ocasión llegó la policía en busca del extraño sujeto, ya que alguien del pueblo dijo que un hombre peligroso merodeaba por la zona. El denunciante llevó a los uniformados al lugar donde se aparecía. Los representantes de la Ley tuvieron la suerte de encontrarlo sentado en el tronco, al comenzar hacerle señas para que se acercara, el alma en pena corrió hacia los matorrales; entonces, los policías comenzaron a perseguirlo y cuando pensaron que lo tenían se les desapareció.
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Asombrados, no pudiendo explicar el suceso y menos la persona que había denunciado al supuesto delincuente. El hecho pronto se supo en la comunidad, y fue cuando los pobladores empezaron a pensar que aquello no era ya de este mundo. Para salir de la duda recurrieron a un brujo o hechicero.
Así de pronto, el hombre o la aparición pasó de un presunto delincuente a un posible fantasma. El hombre experto en las artes ocultas les dijo a quienes fueron a buscarlo que haría un ritual para saber qué era.
Al día siguiente, el anciano les contó a los lugareños su experiencia, mencionando que se había presentado a la media noche en el lugar en que se aparecía el alma, comenzó una invocación y el ente le habló, le explicó que estaba cuidando un tesoro y que debía entregarlo a la persona indicada. De esa manera, podría descansar en paz. Las personas le preguntaron dónde estaba el tesoro enterrado, a lo que el brujo sólo contestó que en algún lugar de Galeana.
