/ domingo 19 de noviembre de 2023

La poesía de Maricarmen Luna: Entre los amores perdidos y letras encontradas

Desde su infancia en Ciudad del Carmen, hasta su gira de difusión en Europa, seguimos la trayectoria de la profesora y poetisa María del Carmen Luna Pérez, destacando los momentos que han moldeado su carrera literaria y su vida como docente y mujer.

María del Carmen Luna Pérez es profesora y poeta, ha publicado su obra en diversos libros y antologías con autores nacionales e internacionales, nació en Tabasco y se crió en Ciudad del Carmen Campeche, en esta entrevista para El Heraldo de Tabasco, la autora rememoró su infancia entre las responsabilidades y las letras, narra sus tardes en la biblioteca pública, las promesas a los amores no correspondidos, su viaje para difundir su obra en España, entre otras andanzas, además expone sus proyectos en la escritura y su labor en la promoción de la lectura.

- Eres tabasqueña, pero creciste en Ciudad del Carmen Campeche ¿Cómo narrarías tu infancia, y tu vida en estos dos estados?

- Pues escribo poesía desde hace mucho tiempo, me hubiera gustado vivir en la biblioteca, pero no era sencillo, yo tenía 10 años, mi mamá trabajaba y me decía “hija, tú te vas a quedar encargada de tus hermanos, mira María del Carmen, te dejo aquí en la casa, le das la comida a tus hermanos, y si quieres ir luego a la biblioteca, pues ve a la biblioteca”.

Como profesora y como escritora siempre busca impulsar a sus alumnos en los talentos que descubre en ellos. Foto: María del Carmen Luna

Mi pasión era ir a la biblioteca, entonces me encerraba en la biblioteca central de Ciudad del Carmen, principalmente en los libros de texto que repartió José Vasconcelos cuando fue Secretario de Educación a nivel nacional, llegaron hasta mi ciudad, yo estaba en una primaria pública y cuando repartieron esos libros quedé encantadísima, porque venían poemas de José Martí, eran casi puros escritores de aquella época, de los años de 1950 o 1960. Me encantaba leer esos poemas, los cuentecitos que venían en los libros de español, y yo amaba mis libros de texto gratuitos, tampoco tenía otros libros, se acababa de morir mi papá y no teníamos medios económicos.

Mi familia estaba trabajando y los chamacos, nosotros los jóvenes, estábamos disfrutando la playa, ir a pescar, de ir a la biblioteca, de estar viendo los atardeceres en Ciudad del Carmen, pero siempre sentí que era una niña diferente, y casi no tenía amigos, toda la vida he sido así, un poco más solitaria, me he entregado más a la lectura, a la investigación, a planear qué voy a hacer mañana, entonces la poesía siempre ha andado conmigo, porque yo siempre era curiosa, me preguntaba “por qué me persigue el sol” y “por qué se alejaron las aguas en las tardes de las playas” o a veces como niña iba a jugar en el parque de Ciudad del Carmen.

Cuando era niña no imaginaba que "eso que escribía" era poesía, aquí la autora firma un libro durante su gira en Europa. Foto: María del Carmen Luna

Nací en Jonuta, Tabasco, pero crecí en Ciudad del Carmen, nos fuimos a vivir a donde vivía mi abuelito paterno porque mi abuelito materno que era español amenazó a mi papá, estaba seguro de que mi papá era muy coqueto, le dijo qué si no se estaba quieto con una sola mujer lo iba a balacear. Mi papá era descendiente de árabes, así que las diferencias culturales hacían más difícil que lograran entenderse, por eso nos fuimos de Jonuta, y pude volver hasta 19 años después cuando me titulé de maestra, mi residencia sigue compartida entre Ciudad del Carmen y Tabasco.

-¿Cuándo supiste que querías ser poeta?

-Cuando crecí me fui dando cuenta que a mí me gustaba la poesía, en primer lugar leer y escribir, desde que llegué aquí a Tabasco, entré a la Casa de la Cultura, porque también he sido bailarina de folclor, un tiempo estuve en folclor y no tenía otra cosa qué hacer, me dediqué un poco a eso y a estudiar para maestra de secundaria y la poesía seguía en mí, tuve mis enamorados y yo les hacía poesía, pero al final de cuenta siempre los perdía aunque les hiciera poesía, porque otras muchachas les ofrecías sexo a mis enamorados y yo no. Creo que desde la edad de 8 años ya a escribía poesía, pero no lo tomaba en serio, ni sabía que era poesía, escribía cosas y dejaba los papelitos por ahí o por allá.

Aunque de niña era tímida actualmente goza de presentar su obra en publico y compartir la vida con otros autores. Foto: María del Carmen Luna

Pasado el tiempo, una maestra de español me dijo “oye Maricarmen, a ti te gusta escribir, ¿verdad?” yo sacaba puros 10 en español, y dice “un día de estos quiero platicar contigo” y entonces me citó para una cafetería que estaba en el centro de Ciudad del Carmen, y me lanzó una entrevista; sobre qué escribía, cómo me inspiraba, cuántos poemas escribía a la semana.

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La maestra, se llama Aidé Zavala, es descendiente de los Zavala que son muy conocidos en Ciudad del Carmen, entonces me dijo “si, quieres yo puedo ser tu tutor para que escribas”, le dije que yo no era del tipo de escritor que necesitaba un tutor, que me tenía que forjar por mí misma, que claro, yo quería seguir estudiando, que a mí me gustaba hacer poesía porque me entretenía y porque yo disfrutaba hacer un textito aunque fuera de 10 líneas, fue en ese momento que tomé conciencia sobre ser poeta.

En el camino ha conocido a otras autoras que le han ofrecido su amistad y con la que ha generado otros proyectos. Foto: María del Carmen Luna

Aunque creo que me hice más formal a la edad de 18 años, cuando tenía un enamorado que era ingeniero, él estudiaba en Mérida Yucatán, yo era maestra entonces, le escribí un libro como de 300 hojas, luego nos dejamos de ver, pero ese enamorado guardó el libro y cuando pasó el tiempo me llamó por teléfono a través de una hermana mía y me dijo que se quería casar conmigo, entonces yo le dije que está loco, para aquella época yo ya estaba casada, entonces me mandó el libro por correo y lo recibí, me di cuenta de todo lo que había dicho y en el compromiso en el que me había metido por lo que le decía con esos poemas y no podía dejar de reír, cuantas cosas le había dicho y aun así él se había ido con otra muchacha, y me dije “pues aquí tengo el libro, voy a rehacer unos poemas de ahí, y seguir escribiendo” pero lo iba yo guardando.

- ¿Cómo inició tu carrera como escritora?

- A mi regreso a Tabasco conocí a Ramón de La Mora y Norma Domínguez, entonces, como llegábamos al jaguar a platicar sobre literatura y otros proyectos, ya no recuerdo todo, yo estaba bien chamaca apenas tenía como 21 años, pero si recuerdo muy bien cuando dijimos “vamos a hacer una sociedad de escritores”, eso fue por allí de 1986 o 1987.

Entonces yo era maestra de primaria y de secundaria; y pues que me aventuro junto con los demás a a hacer la sociedad de escritores, soy fundadora, comenzaron a hacerse los talleres literarios y me integré al de Fernando Nieto Cadena, un escritor aquí muy controversial, ecuatoriano, que corrió a la mayoría de los que estaban ahí porque no eran buenos, él decía que mejor se fueran a preparar una buena comida, y a mí no me dijo nada, o sea a mí y a otro montón de muchachos no, no dijo nada, pues yo me quedé pensando porque no me había dicho a mí nada pero tampoco nos decía que si éramos buenos escritores, él decía que eso con el tiempo lo íbamos a saber, pero si teníamos que leer cuando menos cinco textos, pero yo estaba feliz porque a mí no me corrió.

Ha compartido escenarios y proyectos con diversos actores de la cultura en America y Europa. Foto: María del Carmen Luna

Me di cuenta que Fernando Nieto Cadena era del tipo de persona que necesitaba cariño, que necesitaba atención, yo siempre he ganado bien, no me faltaba el dinero, entonces un día me lo encuentro en un evento de la UNESCO en el 2000, yo todavía no estaba casada, y le digo con error incluido “oye Nieto, ¿no quieres de comer una pasta?” y dice ¿qué me estás diciendo? ¿si me quiero comer una pasta?” “si” le digo un poco apenada “una pasta a la boloñesa o lo que tú quieras” y me dice “sí, sí quiero, sí quiero”.

Y le invité un platillo de espagueti a la boloñesa y comenzamos a platicar y entonces me dijo mi verdad literaria, me dice “mira tú puedes llegar a ser una gran poeta, pero sabes que le das demasiada importancia al alumnado, a la docencia y dejas por otro lado lo que no es espiritual, lo poético, lo que te pueda ayudar, y todo eso, se me hace que tienes que hacer una proporción de más más del 50% y 50% y no del 80% al 20%” y me comenzó a decir que yo fuera más al taller, pero como Nieto creo que se fue a dar taller a otro lado, entonces yo me cambió de taller de Ramón de la Mora que estaba en otro lugar.

Pero Ramón de la Mora quería que escribiéramos cosas sociales, y en esa ocasión tenía más poemas románticos, al final de cuentas nos dijeron que sí podíamos tallerear lo que teníamos, por esos tiempos me volví a encontrar a Nieto, y me dice “oye Maricarmen porqué me dejaste, le dije “es que tú no estás, estás en otro lado”, y me responde “estaba en Ciudad del Carmen dando taller”.

Pudo volver a Tabasco hasta que cumplió 19 años, como maestra de primaria y secundaria, su residencia sigue compartida entre Ciudad del Carmen y Tabasco. foto: María del Cármen Luna

Y Ramón me decía, “oye, re cabrona, que mira que vienes de vez en cuando, cuando se te pega la gana, pues no, aquí vas a venir más seguido” y yo le decía, oye Teo, pues yo tengo clases”, y responde “pero los sábados que no sé qué” y me regañaba el Teo me decía “cómo vas a avanzar si no vienes al taller” yo le decía, “no necesito el taller” y ahí nos peleamos, pero nos llevamos porque somos docentes y revisó mi trabajo y me dice “participa en todo lo que vaya a haber para que te vayas forjando” hasta que yo me di cuenta que era imposible dejar la poesía.

Entonces comencé a trabajar, ahora sí con más dedicación, comenzar dividir mi tiempo como me decían los maestros anteriores, y leía más libros, principalmente de poesía y otras novedades, Cavafis, por ejemplo. Entonces yo ya no leía a los que están empezando a escribir, no porque no sean interesantes, sino porque estos maestros me enseñaron que tenía que conocer el mundo.

Ha participado en foros internacionales que le han brindado la oportunidad de publicar en antologías con autores de diferentes nacionalidades. Foto: María del Carmen Luna

-¿Nos puedes compartir alguna etapa de tu vida que haya sido fundamental en tu carrera como escritora?

-En el 2006, me fui a hacer el doctorado en España, eso despertó más mi curiosidad como escritora, comencé a escribir otras cosas, una vez me metí en un monasterio sin querer y en ese momento llegué a molestar a los sacerdotes, haciéndome la historia que que yo vivía enamorada del que estaba en el monasterio, me atendió el sacerdote que estaba designado para ese día y me dijo “señora usted esté equivocada, él no debe estar aquí porque este es un monasterio de hombres que estamos estudiando para sacerdotes” o algo así y me invitó a la misa, una misa en latín y con todas las faramallas que hacen en la misa y veo le van poniendo esos batones blancos a los monjes jóvenes y como estaba yo ahí en Valencia, España, los hombres son guapísimos, ¿cómo es qué van a ser entregados a Dios? decía yo, pues que hago un poema acerca de eso y ahí comienzan a tener más cosas, a partir de que yo salgo del país , se comienza a abrir la creatividad y de ahí no he parado.

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- ¿Que estrategias has utilizado para dar a conocer tu obra?

- En mis viajes he conocido gente de varios países, la poesía me lleva a otras fronteras, a Colombia, Perú, Estados Unidos, España, República Dominicana, Cuba, me invitan a hacer presentaciones de mi obra en lugares lujosos, en biblioteca especiales, en la boca de los metros, he leído mi obra también en las gradas de las escuelas de Medicina de Valencia, en hoteles, algunas veces sin que nadie prepare nada, yo misma hablo con el administrador del hotel donde me esté hospedando y le digo “oiga, ¿puedo leer poesía aquí en esta mesa? Y me dicen “sí, ¿quienes van a ser sus invitados, los que usted invite o los que yo invite?

Entonces yo paso e invito a la gente, si habla español o si en otra lengua, y ellos mismos me han servido de traductores, y de promotores porque invitan a los que pueden, para que vayan a a escucharme, dicen que va a estar una persona leyendo, que se llama María del Carmen Luna Pérez que es mexicana, que escribe poesía que la vayan a escuchar, a veces me escuchan 10 o 15 personas, y a veces me escuchan 20 o 5, pero yo a todos atiendo, ya también he leído para los ancianos en Europa y aquí mismo en la puerta de su casa y si hay tres ancianitos o tres personas mayores que están sentados.

Yo siempre cargo libro de mi bolsa, agarro mi libro y les digo “¿le gustaría que yo le leyera algún poema? Y me dicen “sí” o si quieren que les lea algún cuento, bueno, casi no escribo cuentos, lo que tengo es más poesía, tengo un libro también para niños, que ya está terminado y que voy a mandar a imprimir, es poesía para niños, pero entre narrativa y poesía, y entonces pues eso ya lo voy a publicar ahora porque acuérdate que yo vine una entrevista aquí hace tiempo y dije que iba a llevar mi poesía a Europa, lo hice.

Ella ha organizado algunas presentaciones durante sus viajes. Foto: María del Carmen Luna

- ¿Qué libro llevaste a promocionar a España?

-La verdad lleve la poesía que tenía en un libro que compilé, qué es el libro número uno que compilé en la pandemia, con 11 escritores de varios países, de Guatemala, México, Argentina y mayormente mexicanos, es una antología latinoamericana, esa antología yo la compilé, y agradezco a los autores que me tuvieron la confianza de cooperar para la impresión, la mandé a hacer aquí en Tabasco pero me salió muy cara, entonces mi próximo libro, no lo voy a imprimir aquí, enviaré a imprimirlo en la ciudad de México porque ya tengo una impresora que es bastante económica, pero también muy interesante como hace el tiempo de trabajo a cuatro tintas, ya tengo dos libros que voy a llevar a imprimir, lo estrenaría en enero, ahora lo que yo llevé allá a España, fueron puros poemas inéditos, pura poesía inédita.

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-Fue un fructífero viaje ¿qué destacarías de manera particular?

- La verdad yo ya no sabía si iba a ir o no iba ir, por una mala noticia que tuve un poco antes y por el estrés, tuve un problema en el brazo, y como mis doctores no sabían qué tenía me mandaron hasta el psiquiatra, y entonces me dijo “maestra, le dio una crisis de estrés y le causó una desadaptación a su cerebro” porque yo no sabía ni donde estaba mi cuarto, o si la puerta era la salida o era la entrada, y le dije al doctor que recibí una noticia fuerte de una persona a la que le iban a hacer una operación y que no sabía si iba a vivir o a morir, esa persona tenía algo que ver conmigo muy fuerte en el pasado.

Esa noticia me afectó, y entonces amanecía con mi brazo mal el día 29 de septiembre, y era de ir con el médico el día 1, 2, 3 hasta que el día 4 llegué con el psiquiatra y me dice “maestra, usted está muy mal, lo que tiene que hacer es huir del estrés y de los problemas, de por terminado la escuela, esto y aquello, y todo lo que tenga que ver, porque usted estuvo a punto de sufrir algo más grave” me iba a venir una parálisis y se me desencadenó en el brazo y me dolía muchísimo que ni una pluma podía agarrar con los dedos, entonces él me dio 28 días de incapacidad, y esos 28 días lo aproveché haciendo lo que me dijo el doctor, lo que tenía que tomar, entonces, tengo dos familiares que son muy cercanos y que estudiaron medicina, viven en Mérida, y me dijeron “tía no te muevas, que nosotros vamos hacer esto...”, y me hicieron unas terapias rápidas, y entonces ya el día 10 yo ya estaba bien, como mis boletos eran abiertos.

La autora está convencida que para conseguir una carrera en la literatura debe empezarse por leer a otros autores e invertir en libros. Foto: María del Carmen Luna

-Pese a las dificultades ¿qué te llevó a hacer el viaje?

Pues hice mis maletas porque tenía que cumplir, debo ser responsable, aparte de que en España no te vas a hacer famoso de la nada, ni tan siquiera porque te conozcan, sino porque tienes que pasar ciertos estándares académicos y de reunión como viene siendo grupos de arte ahora, que está, el presidente se llama Rafael Luna García, que hasta podrían pensar que es mi familia pero no, verdaderamente no, es un doctor honoris causa, un doctor muy inteligente, que hizo el grupo “arte ahora”, y ese grupo después de haber hecho todo el reconocimiento de mi trabajo me invitó a participar, el 10 de octubre, y yo ya estaba enterada, ellos iban a colaborar con los pasajes y yo con todo lo demás, pero como yo estaba muy enfermita le dije a mi hijo vente conmigo, porque si caigo allá tengo quien me levante, hay a demás un seguro de viajero, entonces llegué allá con mi brazo un poco adolorido, pero tuve suerte, el día 13 de octubre viajando directamente del avión me fui hasta Cabra, en el sur, en Córdova, y allá estaba el presidente del grupo, y le dije que quería participar en todo, para que se me olvidara, en todas las actividades que fueron como 10 en tres días, en todas participé.

-¿Qué le dirías a los que desean ser escritores y hacer una carrera en la poesía?

- Se los diré con un poema que es para darle a la gente y principalmente a los jóvenes un ejemplo de que deben seguir adelante, que deben luchar por sus sueños, entregarse un poquito más la lectura y la escritura, nosotros como tabasqueños necesitamos eso urgentemente, yo promuevo la lectura en mi escuela y también la venta de libros sencillos y baratos, para que los alumnos los lean y mí me da mucho gusto ver cuando ya viene un alumno con su librito y dice “maestra estoy leyendo El Principito”, “estoy leyendo Colmillo Blanco” o “estoy leyendo Harry Potter” aunque lo haya comprado por otra parte, porque es mi labor y pasión promover la lectura, porque estoy en un programa que se llama FC, que brinda unas horas como para investigar, para escribir, no sé si lo demás compañeros profesores lo hagan pero yo sí lo hago y yo le doy plática a los alumnos de poesía con ellos, es mi deber.

Maricarmen tiene varios proyectos en mente para continuar escribiendo y hacer promoción de la lectura. Foto: María del Carmen Luna

Este es el poema con el que resumo todo esto.

Buscar la hebra

Estoy ante el espejo:

Busco la hebra del alma,

se esconde entre sangre, carne y fuego.

-Pensamientos delirantes en las noches solitarias-

Busco y rebusco en los recuerdos de la niñez,

aquellos días de arenas y solsticios que han seguido mi sombra.

La hebra, bandera de la paz

cuerpo de mujer en flor medio marchita.

Los tambores de la vida llaman.

No hay tiempo para rendirse:

amo para no perder los sentimientos profundos

antídoto de lo rapaz y profano.

La hebra me lleve al amor sin tiempo ni distancia.

Recapitulo mis caídas ante las cruces de hierro,

los caminos inhóspitos son espinas que atraviesan

el pecho en refugio y sangra.

La hebra libra mil batallas entre el amor y el odio, tensa razones.

Sale en busca de lo divino.

Se cae una y otra vez, el alma no tiene tregua.

No puede rendirse a la nada,

ama sin culpa ni dobleces como una sábana blanca.

La hebra baila al unísono de los sonidos.

La he encontrado.

María del Carmen Luna Pérez es profesora y poeta, ha publicado su obra en diversos libros y antologías con autores nacionales e internacionales, nació en Tabasco y se crió en Ciudad del Carmen Campeche, en esta entrevista para El Heraldo de Tabasco, la autora rememoró su infancia entre las responsabilidades y las letras, narra sus tardes en la biblioteca pública, las promesas a los amores no correspondidos, su viaje para difundir su obra en España, entre otras andanzas, además expone sus proyectos en la escritura y su labor en la promoción de la lectura.

- Eres tabasqueña, pero creciste en Ciudad del Carmen Campeche ¿Cómo narrarías tu infancia, y tu vida en estos dos estados?

- Pues escribo poesía desde hace mucho tiempo, me hubiera gustado vivir en la biblioteca, pero no era sencillo, yo tenía 10 años, mi mamá trabajaba y me decía “hija, tú te vas a quedar encargada de tus hermanos, mira María del Carmen, te dejo aquí en la casa, le das la comida a tus hermanos, y si quieres ir luego a la biblioteca, pues ve a la biblioteca”.

Como profesora y como escritora siempre busca impulsar a sus alumnos en los talentos que descubre en ellos. Foto: María del Carmen Luna

Mi pasión era ir a la biblioteca, entonces me encerraba en la biblioteca central de Ciudad del Carmen, principalmente en los libros de texto que repartió José Vasconcelos cuando fue Secretario de Educación a nivel nacional, llegaron hasta mi ciudad, yo estaba en una primaria pública y cuando repartieron esos libros quedé encantadísima, porque venían poemas de José Martí, eran casi puros escritores de aquella época, de los años de 1950 o 1960. Me encantaba leer esos poemas, los cuentecitos que venían en los libros de español, y yo amaba mis libros de texto gratuitos, tampoco tenía otros libros, se acababa de morir mi papá y no teníamos medios económicos.

Mi familia estaba trabajando y los chamacos, nosotros los jóvenes, estábamos disfrutando la playa, ir a pescar, de ir a la biblioteca, de estar viendo los atardeceres en Ciudad del Carmen, pero siempre sentí que era una niña diferente, y casi no tenía amigos, toda la vida he sido así, un poco más solitaria, me he entregado más a la lectura, a la investigación, a planear qué voy a hacer mañana, entonces la poesía siempre ha andado conmigo, porque yo siempre era curiosa, me preguntaba “por qué me persigue el sol” y “por qué se alejaron las aguas en las tardes de las playas” o a veces como niña iba a jugar en el parque de Ciudad del Carmen.

Cuando era niña no imaginaba que "eso que escribía" era poesía, aquí la autora firma un libro durante su gira en Europa. Foto: María del Carmen Luna

Nací en Jonuta, Tabasco, pero crecí en Ciudad del Carmen, nos fuimos a vivir a donde vivía mi abuelito paterno porque mi abuelito materno que era español amenazó a mi papá, estaba seguro de que mi papá era muy coqueto, le dijo qué si no se estaba quieto con una sola mujer lo iba a balacear. Mi papá era descendiente de árabes, así que las diferencias culturales hacían más difícil que lograran entenderse, por eso nos fuimos de Jonuta, y pude volver hasta 19 años después cuando me titulé de maestra, mi residencia sigue compartida entre Ciudad del Carmen y Tabasco.

-¿Cuándo supiste que querías ser poeta?

-Cuando crecí me fui dando cuenta que a mí me gustaba la poesía, en primer lugar leer y escribir, desde que llegué aquí a Tabasco, entré a la Casa de la Cultura, porque también he sido bailarina de folclor, un tiempo estuve en folclor y no tenía otra cosa qué hacer, me dediqué un poco a eso y a estudiar para maestra de secundaria y la poesía seguía en mí, tuve mis enamorados y yo les hacía poesía, pero al final de cuenta siempre los perdía aunque les hiciera poesía, porque otras muchachas les ofrecías sexo a mis enamorados y yo no. Creo que desde la edad de 8 años ya a escribía poesía, pero no lo tomaba en serio, ni sabía que era poesía, escribía cosas y dejaba los papelitos por ahí o por allá.

Aunque de niña era tímida actualmente goza de presentar su obra en publico y compartir la vida con otros autores. Foto: María del Carmen Luna

Pasado el tiempo, una maestra de español me dijo “oye Maricarmen, a ti te gusta escribir, ¿verdad?” yo sacaba puros 10 en español, y dice “un día de estos quiero platicar contigo” y entonces me citó para una cafetería que estaba en el centro de Ciudad del Carmen, y me lanzó una entrevista; sobre qué escribía, cómo me inspiraba, cuántos poemas escribía a la semana.

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La maestra, se llama Aidé Zavala, es descendiente de los Zavala que son muy conocidos en Ciudad del Carmen, entonces me dijo “si, quieres yo puedo ser tu tutor para que escribas”, le dije que yo no era del tipo de escritor que necesitaba un tutor, que me tenía que forjar por mí misma, que claro, yo quería seguir estudiando, que a mí me gustaba hacer poesía porque me entretenía y porque yo disfrutaba hacer un textito aunque fuera de 10 líneas, fue en ese momento que tomé conciencia sobre ser poeta.

En el camino ha conocido a otras autoras que le han ofrecido su amistad y con la que ha generado otros proyectos. Foto: María del Carmen Luna

Aunque creo que me hice más formal a la edad de 18 años, cuando tenía un enamorado que era ingeniero, él estudiaba en Mérida Yucatán, yo era maestra entonces, le escribí un libro como de 300 hojas, luego nos dejamos de ver, pero ese enamorado guardó el libro y cuando pasó el tiempo me llamó por teléfono a través de una hermana mía y me dijo que se quería casar conmigo, entonces yo le dije que está loco, para aquella época yo ya estaba casada, entonces me mandó el libro por correo y lo recibí, me di cuenta de todo lo que había dicho y en el compromiso en el que me había metido por lo que le decía con esos poemas y no podía dejar de reír, cuantas cosas le había dicho y aun así él se había ido con otra muchacha, y me dije “pues aquí tengo el libro, voy a rehacer unos poemas de ahí, y seguir escribiendo” pero lo iba yo guardando.

- ¿Cómo inició tu carrera como escritora?

- A mi regreso a Tabasco conocí a Ramón de La Mora y Norma Domínguez, entonces, como llegábamos al jaguar a platicar sobre literatura y otros proyectos, ya no recuerdo todo, yo estaba bien chamaca apenas tenía como 21 años, pero si recuerdo muy bien cuando dijimos “vamos a hacer una sociedad de escritores”, eso fue por allí de 1986 o 1987.

Entonces yo era maestra de primaria y de secundaria; y pues que me aventuro junto con los demás a a hacer la sociedad de escritores, soy fundadora, comenzaron a hacerse los talleres literarios y me integré al de Fernando Nieto Cadena, un escritor aquí muy controversial, ecuatoriano, que corrió a la mayoría de los que estaban ahí porque no eran buenos, él decía que mejor se fueran a preparar una buena comida, y a mí no me dijo nada, o sea a mí y a otro montón de muchachos no, no dijo nada, pues yo me quedé pensando porque no me había dicho a mí nada pero tampoco nos decía que si éramos buenos escritores, él decía que eso con el tiempo lo íbamos a saber, pero si teníamos que leer cuando menos cinco textos, pero yo estaba feliz porque a mí no me corrió.

Ha compartido escenarios y proyectos con diversos actores de la cultura en America y Europa. Foto: María del Carmen Luna

Me di cuenta que Fernando Nieto Cadena era del tipo de persona que necesitaba cariño, que necesitaba atención, yo siempre he ganado bien, no me faltaba el dinero, entonces un día me lo encuentro en un evento de la UNESCO en el 2000, yo todavía no estaba casada, y le digo con error incluido “oye Nieto, ¿no quieres de comer una pasta?” y dice ¿qué me estás diciendo? ¿si me quiero comer una pasta?” “si” le digo un poco apenada “una pasta a la boloñesa o lo que tú quieras” y me dice “sí, sí quiero, sí quiero”.

Y le invité un platillo de espagueti a la boloñesa y comenzamos a platicar y entonces me dijo mi verdad literaria, me dice “mira tú puedes llegar a ser una gran poeta, pero sabes que le das demasiada importancia al alumnado, a la docencia y dejas por otro lado lo que no es espiritual, lo poético, lo que te pueda ayudar, y todo eso, se me hace que tienes que hacer una proporción de más más del 50% y 50% y no del 80% al 20%” y me comenzó a decir que yo fuera más al taller, pero como Nieto creo que se fue a dar taller a otro lado, entonces yo me cambió de taller de Ramón de la Mora que estaba en otro lugar.

Pero Ramón de la Mora quería que escribiéramos cosas sociales, y en esa ocasión tenía más poemas románticos, al final de cuentas nos dijeron que sí podíamos tallerear lo que teníamos, por esos tiempos me volví a encontrar a Nieto, y me dice “oye Maricarmen porqué me dejaste, le dije “es que tú no estás, estás en otro lado”, y me responde “estaba en Ciudad del Carmen dando taller”.

Pudo volver a Tabasco hasta que cumplió 19 años, como maestra de primaria y secundaria, su residencia sigue compartida entre Ciudad del Carmen y Tabasco. foto: María del Cármen Luna

Y Ramón me decía, “oye, re cabrona, que mira que vienes de vez en cuando, cuando se te pega la gana, pues no, aquí vas a venir más seguido” y yo le decía, oye Teo, pues yo tengo clases”, y responde “pero los sábados que no sé qué” y me regañaba el Teo me decía “cómo vas a avanzar si no vienes al taller” yo le decía, “no necesito el taller” y ahí nos peleamos, pero nos llevamos porque somos docentes y revisó mi trabajo y me dice “participa en todo lo que vaya a haber para que te vayas forjando” hasta que yo me di cuenta que era imposible dejar la poesía.

Entonces comencé a trabajar, ahora sí con más dedicación, comenzar dividir mi tiempo como me decían los maestros anteriores, y leía más libros, principalmente de poesía y otras novedades, Cavafis, por ejemplo. Entonces yo ya no leía a los que están empezando a escribir, no porque no sean interesantes, sino porque estos maestros me enseñaron que tenía que conocer el mundo.

Ha participado en foros internacionales que le han brindado la oportunidad de publicar en antologías con autores de diferentes nacionalidades. Foto: María del Carmen Luna

-¿Nos puedes compartir alguna etapa de tu vida que haya sido fundamental en tu carrera como escritora?

-En el 2006, me fui a hacer el doctorado en España, eso despertó más mi curiosidad como escritora, comencé a escribir otras cosas, una vez me metí en un monasterio sin querer y en ese momento llegué a molestar a los sacerdotes, haciéndome la historia que que yo vivía enamorada del que estaba en el monasterio, me atendió el sacerdote que estaba designado para ese día y me dijo “señora usted esté equivocada, él no debe estar aquí porque este es un monasterio de hombres que estamos estudiando para sacerdotes” o algo así y me invitó a la misa, una misa en latín y con todas las faramallas que hacen en la misa y veo le van poniendo esos batones blancos a los monjes jóvenes y como estaba yo ahí en Valencia, España, los hombres son guapísimos, ¿cómo es qué van a ser entregados a Dios? decía yo, pues que hago un poema acerca de eso y ahí comienzan a tener más cosas, a partir de que yo salgo del país , se comienza a abrir la creatividad y de ahí no he parado.

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Entonces yo paso e invito a la gente, si habla español o si en otra lengua, y ellos mismos me han servido de traductores, y de promotores porque invitan a los que pueden, para que vayan a a escucharme, dicen que va a estar una persona leyendo, que se llama María del Carmen Luna Pérez que es mexicana, que escribe poesía que la vayan a escuchar, a veces me escuchan 10 o 15 personas, y a veces me escuchan 20 o 5, pero yo a todos atiendo, ya también he leído para los ancianos en Europa y aquí mismo en la puerta de su casa y si hay tres ancianitos o tres personas mayores que están sentados.

Yo siempre cargo libro de mi bolsa, agarro mi libro y les digo “¿le gustaría que yo le leyera algún poema? Y me dicen “sí” o si quieren que les lea algún cuento, bueno, casi no escribo cuentos, lo que tengo es más poesía, tengo un libro también para niños, que ya está terminado y que voy a mandar a imprimir, es poesía para niños, pero entre narrativa y poesía, y entonces pues eso ya lo voy a publicar ahora porque acuérdate que yo vine una entrevista aquí hace tiempo y dije que iba a llevar mi poesía a Europa, lo hice.

Ella ha organizado algunas presentaciones durante sus viajes. Foto: María del Carmen Luna

- ¿Qué libro llevaste a promocionar a España?

-La verdad lleve la poesía que tenía en un libro que compilé, qué es el libro número uno que compilé en la pandemia, con 11 escritores de varios países, de Guatemala, México, Argentina y mayormente mexicanos, es una antología latinoamericana, esa antología yo la compilé, y agradezco a los autores que me tuvieron la confianza de cooperar para la impresión, la mandé a hacer aquí en Tabasco pero me salió muy cara, entonces mi próximo libro, no lo voy a imprimir aquí, enviaré a imprimirlo en la ciudad de México porque ya tengo una impresora que es bastante económica, pero también muy interesante como hace el tiempo de trabajo a cuatro tintas, ya tengo dos libros que voy a llevar a imprimir, lo estrenaría en enero, ahora lo que yo llevé allá a España, fueron puros poemas inéditos, pura poesía inédita.

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-Fue un fructífero viaje ¿qué destacarías de manera particular?

- La verdad yo ya no sabía si iba a ir o no iba ir, por una mala noticia que tuve un poco antes y por el estrés, tuve un problema en el brazo, y como mis doctores no sabían qué tenía me mandaron hasta el psiquiatra, y entonces me dijo “maestra, le dio una crisis de estrés y le causó una desadaptación a su cerebro” porque yo no sabía ni donde estaba mi cuarto, o si la puerta era la salida o era la entrada, y le dije al doctor que recibí una noticia fuerte de una persona a la que le iban a hacer una operación y que no sabía si iba a vivir o a morir, esa persona tenía algo que ver conmigo muy fuerte en el pasado.

Esa noticia me afectó, y entonces amanecía con mi brazo mal el día 29 de septiembre, y era de ir con el médico el día 1, 2, 3 hasta que el día 4 llegué con el psiquiatra y me dice “maestra, usted está muy mal, lo que tiene que hacer es huir del estrés y de los problemas, de por terminado la escuela, esto y aquello, y todo lo que tenga que ver, porque usted estuvo a punto de sufrir algo más grave” me iba a venir una parálisis y se me desencadenó en el brazo y me dolía muchísimo que ni una pluma podía agarrar con los dedos, entonces él me dio 28 días de incapacidad, y esos 28 días lo aproveché haciendo lo que me dijo el doctor, lo que tenía que tomar, entonces, tengo dos familiares que son muy cercanos y que estudiaron medicina, viven en Mérida, y me dijeron “tía no te muevas, que nosotros vamos hacer esto...”, y me hicieron unas terapias rápidas, y entonces ya el día 10 yo ya estaba bien, como mis boletos eran abiertos.

La autora está convencida que para conseguir una carrera en la literatura debe empezarse por leer a otros autores e invertir en libros. Foto: María del Carmen Luna

-Pese a las dificultades ¿qué te llevó a hacer el viaje?

Pues hice mis maletas porque tenía que cumplir, debo ser responsable, aparte de que en España no te vas a hacer famoso de la nada, ni tan siquiera porque te conozcan, sino porque tienes que pasar ciertos estándares académicos y de reunión como viene siendo grupos de arte ahora, que está, el presidente se llama Rafael Luna García, que hasta podrían pensar que es mi familia pero no, verdaderamente no, es un doctor honoris causa, un doctor muy inteligente, que hizo el grupo “arte ahora”, y ese grupo después de haber hecho todo el reconocimiento de mi trabajo me invitó a participar, el 10 de octubre, y yo ya estaba enterada, ellos iban a colaborar con los pasajes y yo con todo lo demás, pero como yo estaba muy enfermita le dije a mi hijo vente conmigo, porque si caigo allá tengo quien me levante, hay a demás un seguro de viajero, entonces llegué allá con mi brazo un poco adolorido, pero tuve suerte, el día 13 de octubre viajando directamente del avión me fui hasta Cabra, en el sur, en Córdova, y allá estaba el presidente del grupo, y le dije que quería participar en todo, para que se me olvidara, en todas las actividades que fueron como 10 en tres días, en todas participé.

-¿Qué le dirías a los que desean ser escritores y hacer una carrera en la poesía?

- Se los diré con un poema que es para darle a la gente y principalmente a los jóvenes un ejemplo de que deben seguir adelante, que deben luchar por sus sueños, entregarse un poquito más la lectura y la escritura, nosotros como tabasqueños necesitamos eso urgentemente, yo promuevo la lectura en mi escuela y también la venta de libros sencillos y baratos, para que los alumnos los lean y mí me da mucho gusto ver cuando ya viene un alumno con su librito y dice “maestra estoy leyendo El Principito”, “estoy leyendo Colmillo Blanco” o “estoy leyendo Harry Potter” aunque lo haya comprado por otra parte, porque es mi labor y pasión promover la lectura, porque estoy en un programa que se llama FC, que brinda unas horas como para investigar, para escribir, no sé si lo demás compañeros profesores lo hagan pero yo sí lo hago y yo le doy plática a los alumnos de poesía con ellos, es mi deber.

Maricarmen tiene varios proyectos en mente para continuar escribiendo y hacer promoción de la lectura. Foto: María del Carmen Luna

Este es el poema con el que resumo todo esto.

Buscar la hebra

Estoy ante el espejo:

Busco la hebra del alma,

se esconde entre sangre, carne y fuego.

-Pensamientos delirantes en las noches solitarias-

Busco y rebusco en los recuerdos de la niñez,

aquellos días de arenas y solsticios que han seguido mi sombra.

La hebra, bandera de la paz

cuerpo de mujer en flor medio marchita.

Los tambores de la vida llaman.

No hay tiempo para rendirse:

amo para no perder los sentimientos profundos

antídoto de lo rapaz y profano.

La hebra me lleve al amor sin tiempo ni distancia.

Recapitulo mis caídas ante las cruces de hierro,

los caminos inhóspitos son espinas que atraviesan

el pecho en refugio y sangra.

La hebra libra mil batallas entre el amor y el odio, tensa razones.

Sale en busca de lo divino.

Se cae una y otra vez, el alma no tiene tregua.

No puede rendirse a la nada,

ama sin culpa ni dobleces como una sábana blanca.

La hebra baila al unísono de los sonidos.

La he encontrado.

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