/ sábado 21 de noviembre de 2020

Punto y Aparte | ¿Quién metió las manos por Cienfuegos?

Si la detención del, ex secretario de la Defensa Nacional, General Salvador Cienfuegos Zepeda, ocurrida el jueves 15 de octubre en el aeropuerto de Los Ángeles; causó sorpresa, el retiro intempestivo de los cargos en los EE.UU., generó mayor escozor mediático y político.

Allá, los fiscales del caso, acusaron al militar retirado, de tres cargos de tráfico de drogas y uno de lavado de dinero por su presunta protección a un cártel.

La jueza Carol Amon, desde Nueva York, aceptó el pasado miércoles el inusual pedido del gobierno estadounidense de desestimar graves cargos de narcotráfico contra el mexicano.

Amon afirmó que el pedido provino del propio fiscal general estadounidense, William Barr:

“Esta decisión (...) es un asunto de política exterior, no tengo razones para dudar de la determinación del gobierno de que las autoridades judiciales mexicanas sinceramente desean avanzar en una investigación y posible procesamiento del acusado”.

Apenas el militar jubilado aterrizó en suelo mexicano, la fiscalía general mexicana (FGR) informó a Cienfuegos que es investigado y le pidió su información personal y de contacto. El general expresó su “total disposición” para atender los requerimientos de la pesquisa.

Así, el caso en su contra, pasó a manos de las autoridades mexicanas, tras la desestimación de los cargos en Estados Unidos, por lo que será la Fiscalía General de la República (FGR) quienes se encarguen de las futuras investigaciones.

El canciller Marcelo Ebrard, a manera de justificación, por el inesperado giro jurídico que se dio en ese caso, afirmó, que sería muy costoso para su país no investigar a Cienfuegos.

“Diría que sería casi suicida, para eso mejor no decimos nada, que se quede allá”.

Por su parte, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, insistió en que no se puede aceptar que se fabriquen delitos ni acusar a nadie por “política, consigna o venganza”.

Del mismo modo, rechazó dar por ciertas acusaciones solo porque las formulan otros países:

“No porque se trata de agencias o instancias judiciales de otros países ellos son los poseedores de la rectitud y de la justicia”, dijo el mandatario, quien reconoció, no obstante, que la situación se generó por el mal desempeño de autoridades mexicanas en el pasado.

A raíz del hecho, una serie de teorías y rumores, incluyendo supuestos complots, han permeado en el imaginario colectivo.

Lo mismo dicen que un grupo de militares de alto rango presionaron a la cúpula gubernamental del país, debido principalmente, a supuestos malos tratos al General y a sus familiares. Empero, otras versiones señalan a esposas de aquellos.

Otro trascendido, indica que las supuestas pruebas, carecen de valor jurídico, toda vez que fueron obtenidas, sin orden judicial alguna.

También se dice que la medida gringa, “vulneró” la excelente colaboración que han tenido, históricamente, los gobiernos de EU y México. Ello, porque nunca compartió la información con la autoridad mexicana.

Lo cierto, es que el Ejército es uno de los grandes iconos de esta nación, y, el hecho de involucrar a uno de sus más carismáticos integrantes, permeó en el orgullo de los militares.

Además, Cienfuegos, es muy respetado entre la milicia. Educado, cordial, sobrio, mirada fuerte; Cienfuegos destaca como uno de los militares más influyente en el país, así como el más experimentado en la diplomacia militar internacional. No por nada, fue el secretario de la Defensa Nacional.

Habrá que acotar, asimismo, que en este país, el ejército es leal al gobernante en turno, independientemente de cualquier bandera ideológica.

Desde luego, las relaciones bilaterales entre los vecinos del norte y México, quedan debilitadas, más aún, cuando allá están en medio de una transición gubernamental.

Igualmente hay molestias entre las autoridades de aquel país que fraguaron toda la “Operación Padrino”.

Si hubiese que terminar con alguna frase, esa debería ser, la muy conocida: “política, mata a Derecho”.

Veremos, como México, solventa jurídica, mediática y políticamente, los entrecejos de sus detractores y opositores, quienes exigen prontas explicaciones.

Independientemente de todo, quedó claro, que el General si tuvo quien pidiera por él, metiendo las manos al fuego en este espinoso caso.

Si la detención del, ex secretario de la Defensa Nacional, General Salvador Cienfuegos Zepeda, ocurrida el jueves 15 de octubre en el aeropuerto de Los Ángeles; causó sorpresa, el retiro intempestivo de los cargos en los EE.UU., generó mayor escozor mediático y político.

Allá, los fiscales del caso, acusaron al militar retirado, de tres cargos de tráfico de drogas y uno de lavado de dinero por su presunta protección a un cártel.

La jueza Carol Amon, desde Nueva York, aceptó el pasado miércoles el inusual pedido del gobierno estadounidense de desestimar graves cargos de narcotráfico contra el mexicano.

Amon afirmó que el pedido provino del propio fiscal general estadounidense, William Barr:

“Esta decisión (...) es un asunto de política exterior, no tengo razones para dudar de la determinación del gobierno de que las autoridades judiciales mexicanas sinceramente desean avanzar en una investigación y posible procesamiento del acusado”.

Apenas el militar jubilado aterrizó en suelo mexicano, la fiscalía general mexicana (FGR) informó a Cienfuegos que es investigado y le pidió su información personal y de contacto. El general expresó su “total disposición” para atender los requerimientos de la pesquisa.

Así, el caso en su contra, pasó a manos de las autoridades mexicanas, tras la desestimación de los cargos en Estados Unidos, por lo que será la Fiscalía General de la República (FGR) quienes se encarguen de las futuras investigaciones.

El canciller Marcelo Ebrard, a manera de justificación, por el inesperado giro jurídico que se dio en ese caso, afirmó, que sería muy costoso para su país no investigar a Cienfuegos.

“Diría que sería casi suicida, para eso mejor no decimos nada, que se quede allá”.

Por su parte, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, insistió en que no se puede aceptar que se fabriquen delitos ni acusar a nadie por “política, consigna o venganza”.

Del mismo modo, rechazó dar por ciertas acusaciones solo porque las formulan otros países:

“No porque se trata de agencias o instancias judiciales de otros países ellos son los poseedores de la rectitud y de la justicia”, dijo el mandatario, quien reconoció, no obstante, que la situación se generó por el mal desempeño de autoridades mexicanas en el pasado.

A raíz del hecho, una serie de teorías y rumores, incluyendo supuestos complots, han permeado en el imaginario colectivo.

Lo mismo dicen que un grupo de militares de alto rango presionaron a la cúpula gubernamental del país, debido principalmente, a supuestos malos tratos al General y a sus familiares. Empero, otras versiones señalan a esposas de aquellos.

Otro trascendido, indica que las supuestas pruebas, carecen de valor jurídico, toda vez que fueron obtenidas, sin orden judicial alguna.

También se dice que la medida gringa, “vulneró” la excelente colaboración que han tenido, históricamente, los gobiernos de EU y México. Ello, porque nunca compartió la información con la autoridad mexicana.

Lo cierto, es que el Ejército es uno de los grandes iconos de esta nación, y, el hecho de involucrar a uno de sus más carismáticos integrantes, permeó en el orgullo de los militares.

Además, Cienfuegos, es muy respetado entre la milicia. Educado, cordial, sobrio, mirada fuerte; Cienfuegos destaca como uno de los militares más influyente en el país, así como el más experimentado en la diplomacia militar internacional. No por nada, fue el secretario de la Defensa Nacional.

Habrá que acotar, asimismo, que en este país, el ejército es leal al gobernante en turno, independientemente de cualquier bandera ideológica.

Desde luego, las relaciones bilaterales entre los vecinos del norte y México, quedan debilitadas, más aún, cuando allá están en medio de una transición gubernamental.

Igualmente hay molestias entre las autoridades de aquel país que fraguaron toda la “Operación Padrino”.

Si hubiese que terminar con alguna frase, esa debería ser, la muy conocida: “política, mata a Derecho”.

Veremos, como México, solventa jurídica, mediática y políticamente, los entrecejos de sus detractores y opositores, quienes exigen prontas explicaciones.

Independientemente de todo, quedó claro, que el General si tuvo quien pidiera por él, metiendo las manos al fuego en este espinoso caso.