/ sábado 15 de enero de 2022

Punto y Aparte | May, un soldado leal

Toda una serie de comentarios, negativos y positivos, se han dado en torno a los movimientos que el Presidente López Obrador, realizó, al hacer una serie de enroques en su gabinete.

Al parecer, olvidamos lo dicho por el estudioso Daniel Cosío Villegas, quien sostenía que cada gobernante tenía un particular estilo de gobernar. Obrador tiene el suyo y no es fácil entenderlo.

Ante la pasión de la euforia sucesoria, propiciada por declaraciones de diversos grandes funcionarios, hombres y mujeres, donde hay visos de una evidente carrera por la candidatura presidencial de 2024; todo movimiento, por pequeño que sea, inmediatamente, son enmarcados, dentro de la ruta de aquella importante decisión política.

Así, en Tabasco, todas las filias y fobias políticas, se encendieron ante el enroque de Javier May Rodríguez, quien era el titular de la Secretaria del Bienestar, una de las consentidas del Presidente; y, que ahora fue enviado a la Dirección de FONATUR, cuna de otra gran inversión gubernamental: el tren Maya.

El solo anuncio del cambio, propicio que muchos vean la decisión como una caída política para el oriundo de Comalcalco. Ello, lo descartaría, según esa versión, para aspirar a la gubernatura de Tabasco.

Parecen olvidar, quienes sostienen ese dicho, que la sucesión tabasqueña, se decidirá, posterior a la definición de la candidatura a la Presidencia de la República. Además, lo mismo la puede decidir el Presidente en turno, el candidato Presidencial, o, quien tenga el control político del Estado, que en el caso, se ubica en la avenida Bucareli.

En ese entendido, lo importante sería saber, a que obedecieron los cambios. Porque prácticamente, nadie quedó sin trabajo. Es decir, al parecer, no fue por negligencia, omisión o corrupción. ¿A alguno de ellos, se le perdió la confianza?

¿Alguien mandaría a un programa como el Tren Maya, a una persona ajena a su confianza? No olvidemos que es un gran proyecto de la llamada Cuarta Transformación. Ya se reconoció públicamente, que lleva retraso.

Recapitulando, Javier May, no lo mandaron a una menor tarea, sino a una de igual o mayor envergadura a la que tenía. Tampoco lo acercaron a Tabasco para hacer campaña. No sin alguna orden clara de AMLO. Va a FONATUR a específica tarea y no tiene que ver con la sucesión tabasqueña. Mientras, tiene trompo vivo, para permanecer en la lista.

Sí está adentro del gabinete, en un proyecto tan importante, como el que ahora encabeza, puede suponerse que mantiene la confianza de su amigo el Presidente de la República. Dicha cualidad, es muy valorada por AMLO.

No por nada, se le abrió prontamente las puertas del noticiero radiofónico más famoso de Tabasco; tampoco fue casualidad, que el poderoso Secretario de Gobernación, saliera a defenderlo.

En su historia personal, May, siempre es seleccionado por AMLO, para situaciones complicadas, sobre todo, donde se requiere discreción y confianza.

Pocos lo saben, pero ya, desde el año pasado, venía atendiendo asuntos del Tren Maya, específicamente, en Campeche.

Su agenda política, va alineada a las órdenes del Comandante Supremo; y en el caso, las órdenes no se cuestionan, se acatan. Los programas de la Secretaria del Bienestar ya van encarrilados, los del Tren Maya, aún, así que ahí se enfocará, procurando destrabar y aligerar lo que se requiera.

Así que “hablando en plata”, May fue movido, por necesidades que percibió el propio López Obrador, y, donde consideró requería un perfil de lealtad, discreción y confianza. Históricamente, el “Murusho”, como cariñosamente le llama AMLO, siempre ha sido un soldado seguro y eficaz.

Así que como diría el clásico, es muy temprano, para la definición de la candidatura a la gubernatura tabasqueña, así como para “sudar calenturas ajenas”. Ni es el candidato a la gubernatura, ni anda buscándola. No porque no la quiera, sino que sabe que la decisión dependerá de la coyuntura del 2024.

Quien lo encarte como favorito, se equivoca, quien lo descarte, también. Aún no son los tiempos, y éstos se marcan en Palacio Nacional, y se bajan, en Bucareli. Mientras, seguirán calentando, los “suspirantes”, cuya lista ya es larga.

Toda una serie de comentarios, negativos y positivos, se han dado en torno a los movimientos que el Presidente López Obrador, realizó, al hacer una serie de enroques en su gabinete.

Al parecer, olvidamos lo dicho por el estudioso Daniel Cosío Villegas, quien sostenía que cada gobernante tenía un particular estilo de gobernar. Obrador tiene el suyo y no es fácil entenderlo.

Ante la pasión de la euforia sucesoria, propiciada por declaraciones de diversos grandes funcionarios, hombres y mujeres, donde hay visos de una evidente carrera por la candidatura presidencial de 2024; todo movimiento, por pequeño que sea, inmediatamente, son enmarcados, dentro de la ruta de aquella importante decisión política.

Así, en Tabasco, todas las filias y fobias políticas, se encendieron ante el enroque de Javier May Rodríguez, quien era el titular de la Secretaria del Bienestar, una de las consentidas del Presidente; y, que ahora fue enviado a la Dirección de FONATUR, cuna de otra gran inversión gubernamental: el tren Maya.

El solo anuncio del cambio, propicio que muchos vean la decisión como una caída política para el oriundo de Comalcalco. Ello, lo descartaría, según esa versión, para aspirar a la gubernatura de Tabasco.

Parecen olvidar, quienes sostienen ese dicho, que la sucesión tabasqueña, se decidirá, posterior a la definición de la candidatura a la Presidencia de la República. Además, lo mismo la puede decidir el Presidente en turno, el candidato Presidencial, o, quien tenga el control político del Estado, que en el caso, se ubica en la avenida Bucareli.

En ese entendido, lo importante sería saber, a que obedecieron los cambios. Porque prácticamente, nadie quedó sin trabajo. Es decir, al parecer, no fue por negligencia, omisión o corrupción. ¿A alguno de ellos, se le perdió la confianza?

¿Alguien mandaría a un programa como el Tren Maya, a una persona ajena a su confianza? No olvidemos que es un gran proyecto de la llamada Cuarta Transformación. Ya se reconoció públicamente, que lleva retraso.

Recapitulando, Javier May, no lo mandaron a una menor tarea, sino a una de igual o mayor envergadura a la que tenía. Tampoco lo acercaron a Tabasco para hacer campaña. No sin alguna orden clara de AMLO. Va a FONATUR a específica tarea y no tiene que ver con la sucesión tabasqueña. Mientras, tiene trompo vivo, para permanecer en la lista.

Sí está adentro del gabinete, en un proyecto tan importante, como el que ahora encabeza, puede suponerse que mantiene la confianza de su amigo el Presidente de la República. Dicha cualidad, es muy valorada por AMLO.

No por nada, se le abrió prontamente las puertas del noticiero radiofónico más famoso de Tabasco; tampoco fue casualidad, que el poderoso Secretario de Gobernación, saliera a defenderlo.

En su historia personal, May, siempre es seleccionado por AMLO, para situaciones complicadas, sobre todo, donde se requiere discreción y confianza.

Pocos lo saben, pero ya, desde el año pasado, venía atendiendo asuntos del Tren Maya, específicamente, en Campeche.

Su agenda política, va alineada a las órdenes del Comandante Supremo; y en el caso, las órdenes no se cuestionan, se acatan. Los programas de la Secretaria del Bienestar ya van encarrilados, los del Tren Maya, aún, así que ahí se enfocará, procurando destrabar y aligerar lo que se requiera.

Así que “hablando en plata”, May fue movido, por necesidades que percibió el propio López Obrador, y, donde consideró requería un perfil de lealtad, discreción y confianza. Históricamente, el “Murusho”, como cariñosamente le llama AMLO, siempre ha sido un soldado seguro y eficaz.

Así que como diría el clásico, es muy temprano, para la definición de la candidatura a la gubernatura tabasqueña, así como para “sudar calenturas ajenas”. Ni es el candidato a la gubernatura, ni anda buscándola. No porque no la quiera, sino que sabe que la decisión dependerá de la coyuntura del 2024.

Quien lo encarte como favorito, se equivoca, quien lo descarte, también. Aún no son los tiempos, y éstos se marcan en Palacio Nacional, y se bajan, en Bucareli. Mientras, seguirán calentando, los “suspirantes”, cuya lista ya es larga.