/ lunes 24 de enero de 2022

Entorno | Incentivos, en tiempos de crisis

Aunque parezca cliché histórico.

Antes del boom petrolero, la vida en Tabasco giraba en torno al campo, a la actividad ganadera, platanera -que sigue siendo importante- al cacao, pimienta, cítricos e incluso la pesca. El comercio en general era la actividad preponderante.

En el otro sector incipiente de la economía estaban los que laboraban en el gobierno, que no tenía un número relevante de burócratas y los empleados de PEMEX.

No obstante, la derrama económica del sector petrolero, el arribo de miles de familias provenientes de otros estados del país para -aportar- sus conocimientos a la industria provocó un aumento inusitado en el costo de la vida, casas, rentas, servicios, placas de taxis, entre otros.

Paralelamente aumentó el número de personas empleadas en el sector gubernamental y las familias productoras del campo envejecieron y comenzó la merma en la producción.

Otros fenómenos sociales como la delincuencia, se impuso en el sector ganadero, Tabasco ocupó durante mucho tiempo el primer lugar nacional en producción de cárnicos y también en el robo de semovientes, que se mantiene hasta la fecha, con pocas soluciones, salvo la más reciente iniciativa presentada por el diputado y también ganadero, Luis Salinas Falcón, quien ha propuesto un esquema legal en el que se sancione por distintas vías a quien comete este delito, aunque esa es otra historia.

La semana pasada, el titular de Pesca de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Alejandro García Baduy desde Teapa anunció la conclusión del programa de Repoblación de Tilapia (mojarra) en Cuerpos Lagunares 2021 y que sumó un total de 3.5 millones de crías y juveniles de esta especie.

La idea es aumentar la población de estos peces para contribuir a la alimentación de las familias que viven de esta actividad, el problema es que, es tal la depredación de pescadores furtivos en los cuerpos de agua que muchas veces no se les permite concluir el ciclo y la reproducción y multiplicación de estas especies per se.

En otros campos, el clima, las plagas continúan mermando la producción de aquellos que aún se dedican a la actividad agrícola, sin que las autoridades les apoyen como si ocurría en el pasado, con plaguicidas, fertilizantes y demás, todo es ahora, sembrando vida, se queja un líder campesino, quien lamenta que el tamaño de su tierra no le permite ese beneficio y que además ha perdido el apoyo en ciclos de producción que siempre resultaban de utilidad.

El campo tiene futuro, el problema es que pocos quieren invertir en él y las nuevas generaciones están pensando más en obtener un empleo en una oficina antes que asomarse a las opciones que plantean otros rubros como el referido.

Las autoridades de los tres niveles de gobierno en contraparte, deben agotar el diálogo con los pocos productores que aun quedan y tratar de aumentar los incentivos, porque ahí sí hay posibilidades de obtener ingresos en el que ganan todos.



CONTORNO


El retorno de los ambulantes

Cuando se entregó de manera formal el mercado José María Pino Suárez se aseguró que, permanecería libre de vendedores ambulantes a su alrededor, para evitar una competencia desleal hacia los concesionarios de unidades al interior del principal centro de abasto de la capital y con ello estimular la asistencia de clientes a un lugar moderno, funcional y seguro.

En septiembre del 2019, el mercado -ya remodelado- reinició operaciones de manera formal y durante esos primeros meses se mantuvo sin ambulantes, no obstante, con la crisis de la pandemia en marzo del año 2020 las ventas en el mercado se redujeron y paulatinamente los vendedores ambulantes, que anteponían las complicaciones extremas por el desempleo y el confinamiento, comenzaron a retornar a las inmediaciones.

Y aun cuando es preferible que las personas se busquen un ingreso, como ambulantes y no en otras actividades más ilícitas, en un país donde la informalidad genera una importante derrama económica, aquí, el problema de fondo es, el papel de las autoridades.

Los vendedores ambulantes, aseguran que, pagan una “cuota a la mano” a los inspectores del Ayuntamiento de Centro quienes no siempre dan un comprobante del pago, se desconoce, si dicho pago ingresa a las cajas del Municipio.

También, se “ofertan espacios” en las aceras de Madero o en zonas adyacentes para la venta de ropa y de artículos diversos, previo pago de un -derecho- donde también aparecen involucrados inspectores del Ayuntamiento, en otras palabras, una completa irregularidad.

Bajo la premisa de que el sol sale para todos, los expendedores formales del Mercado Pino Suárez se quejan de bajas ventas, lo que se refleja en la calidad de sus productos, también buena parte de las instalaciones lucen deterioradas entre otras anomalías que podrían responder a la falta de mantenimiento o al uso rudo de los propios usuarios, los ambulantes se quejan de la inseguridad, cada quien en lo general vive sus propias complicaciones.

La misma problemática se observa en otros mercados de Villahermosa, también los propietarios de otros negocios formales reportan lo mismo, un aumento sostenido de vendedores ambulantes que representan una amenaza para la continuidad de sus pequeños comercios, incluso, algunos han cerrado sus puertas, en no pocos casos, estos ocupan los lugares de quienes bajan las cortinas y mantienen sus espacios ambulantes.

Y lo peor, la vida sigue pese a las múltiples promesas en campaña de resolver estos temas, mientras muchos no encuentran salidas a una problemática que se mantiene en aumento.


Aunque parezca cliché histórico.

Antes del boom petrolero, la vida en Tabasco giraba en torno al campo, a la actividad ganadera, platanera -que sigue siendo importante- al cacao, pimienta, cítricos e incluso la pesca. El comercio en general era la actividad preponderante.

En el otro sector incipiente de la economía estaban los que laboraban en el gobierno, que no tenía un número relevante de burócratas y los empleados de PEMEX.

No obstante, la derrama económica del sector petrolero, el arribo de miles de familias provenientes de otros estados del país para -aportar- sus conocimientos a la industria provocó un aumento inusitado en el costo de la vida, casas, rentas, servicios, placas de taxis, entre otros.

Paralelamente aumentó el número de personas empleadas en el sector gubernamental y las familias productoras del campo envejecieron y comenzó la merma en la producción.

Otros fenómenos sociales como la delincuencia, se impuso en el sector ganadero, Tabasco ocupó durante mucho tiempo el primer lugar nacional en producción de cárnicos y también en el robo de semovientes, que se mantiene hasta la fecha, con pocas soluciones, salvo la más reciente iniciativa presentada por el diputado y también ganadero, Luis Salinas Falcón, quien ha propuesto un esquema legal en el que se sancione por distintas vías a quien comete este delito, aunque esa es otra historia.

La semana pasada, el titular de Pesca de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Alejandro García Baduy desde Teapa anunció la conclusión del programa de Repoblación de Tilapia (mojarra) en Cuerpos Lagunares 2021 y que sumó un total de 3.5 millones de crías y juveniles de esta especie.

La idea es aumentar la población de estos peces para contribuir a la alimentación de las familias que viven de esta actividad, el problema es que, es tal la depredación de pescadores furtivos en los cuerpos de agua que muchas veces no se les permite concluir el ciclo y la reproducción y multiplicación de estas especies per se.

En otros campos, el clima, las plagas continúan mermando la producción de aquellos que aún se dedican a la actividad agrícola, sin que las autoridades les apoyen como si ocurría en el pasado, con plaguicidas, fertilizantes y demás, todo es ahora, sembrando vida, se queja un líder campesino, quien lamenta que el tamaño de su tierra no le permite ese beneficio y que además ha perdido el apoyo en ciclos de producción que siempre resultaban de utilidad.

El campo tiene futuro, el problema es que pocos quieren invertir en él y las nuevas generaciones están pensando más en obtener un empleo en una oficina antes que asomarse a las opciones que plantean otros rubros como el referido.

Las autoridades de los tres niveles de gobierno en contraparte, deben agotar el diálogo con los pocos productores que aun quedan y tratar de aumentar los incentivos, porque ahí sí hay posibilidades de obtener ingresos en el que ganan todos.



CONTORNO


El retorno de los ambulantes

Cuando se entregó de manera formal el mercado José María Pino Suárez se aseguró que, permanecería libre de vendedores ambulantes a su alrededor, para evitar una competencia desleal hacia los concesionarios de unidades al interior del principal centro de abasto de la capital y con ello estimular la asistencia de clientes a un lugar moderno, funcional y seguro.

En septiembre del 2019, el mercado -ya remodelado- reinició operaciones de manera formal y durante esos primeros meses se mantuvo sin ambulantes, no obstante, con la crisis de la pandemia en marzo del año 2020 las ventas en el mercado se redujeron y paulatinamente los vendedores ambulantes, que anteponían las complicaciones extremas por el desempleo y el confinamiento, comenzaron a retornar a las inmediaciones.

Y aun cuando es preferible que las personas se busquen un ingreso, como ambulantes y no en otras actividades más ilícitas, en un país donde la informalidad genera una importante derrama económica, aquí, el problema de fondo es, el papel de las autoridades.

Los vendedores ambulantes, aseguran que, pagan una “cuota a la mano” a los inspectores del Ayuntamiento de Centro quienes no siempre dan un comprobante del pago, se desconoce, si dicho pago ingresa a las cajas del Municipio.

También, se “ofertan espacios” en las aceras de Madero o en zonas adyacentes para la venta de ropa y de artículos diversos, previo pago de un -derecho- donde también aparecen involucrados inspectores del Ayuntamiento, en otras palabras, una completa irregularidad.

Bajo la premisa de que el sol sale para todos, los expendedores formales del Mercado Pino Suárez se quejan de bajas ventas, lo que se refleja en la calidad de sus productos, también buena parte de las instalaciones lucen deterioradas entre otras anomalías que podrían responder a la falta de mantenimiento o al uso rudo de los propios usuarios, los ambulantes se quejan de la inseguridad, cada quien en lo general vive sus propias complicaciones.

La misma problemática se observa en otros mercados de Villahermosa, también los propietarios de otros negocios formales reportan lo mismo, un aumento sostenido de vendedores ambulantes que representan una amenaza para la continuidad de sus pequeños comercios, incluso, algunos han cerrado sus puertas, en no pocos casos, estos ocupan los lugares de quienes bajan las cortinas y mantienen sus espacios ambulantes.

Y lo peor, la vida sigue pese a las múltiples promesas en campaña de resolver estos temas, mientras muchos no encuentran salidas a una problemática que se mantiene en aumento.