/ viernes 7 de agosto de 2020

Entorno | El negocio con…la salud y el pánico

Hace muchos años un conocido me contó una anécdota personal que le ocurrió una noche cualquiera, en una clínica privada ubicada en Villahermosa, según su testimonio por alguna razón, no conciliaba el sueño, sentía que le faltaba la respiración lo que le llevó a ese sitio, pasaba la media noche y sin doctores disponibles le atendió el médico responsable, después de escucharle, su diagnóstico era que debía realizarse una serie de estudios a partir del día siguiente ahí mismo, pero, para superar ese momento le entregó una pastilla –sin nombre- con la que podría dormir y durmió.

La cuenta de esa consulta con todo y pastilla ascendió a 2 mil pesos, en aquel momento, una valoración médica costaba alrededor de 200 pesos y si provenía de un especialista entre 400 y 500 pesos.

El paciente se normalizó y el incidente no volvió a ocurrir, una consulta a un psicólogo le confirmó que había enfrentado un proceso de estrés y ansiedad lo que podía disminuir con ejercicio físico y otros procedimientos.

Y…2020 y el COVID-19

Al inicio de la Pandemia por COVID-19 y las restricciones que se implementaron en Tabasco para la libre circulación vehicular, con una complicada instrucción oficial –para la operación de los clínicas, nosocomios y hospitales privados- provocó otras crisis en personas que sufren de diabetes, hipertensión arterial, cáncer y diversos padecimientos porque era casi imposible circular a determinadas horas y por otra parte recibir una consulta o un procedimiento de rutina tampoco era fácil.

Hubo quejas de familiares de pacientes que no pudieron recibir una consulta debido a que los propios establecimientos privados se negaban a otorgarlos por el temor a las sanciones y por los probables contagios de COVID-19.

A partir de junio, con la entrada de la Nueva Normalidad las medidas en las instituciones privadas de salud comenzaron a normalizarse, sin embargo, en algunos de estos quienes acuden a recibir un tratamiento NO POR COVID-19 tienen que someterse a una serie de exámenes clínicos que alcanzan un costo promedio de 15 mil pesos que por supuesto ahí les realizan.

El argumento que podría ser muy válido es que tienen que proteger al personal que ahí labora y a los pacientes que se atienden además de los que llegan a consultas con los médicos especialistas del lugar, pero, obligarlos a exámenes adicionales a los de rutina parece un exceso y más en tiempos de crisis económica e incertidumbre.

La Asociación de Clínicas y Hospitales Particulares de Tabasco confirmó ayer que la atención a pacientes por COVID-19 en hospitales privados asciende a 100 mil pesos diarios y se mantiene en aumento dada la saturación de los nosocomios del sector público.

Según cifras oficiales de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) la hospitalización para un paciente con COVID-19 sin complicaciones cuesta en promedio 372 mil 992 pesos, mientras que entrar a la Unidad de Cuidados Intensivos eleva el gasto a 895 mil 814 pesos y en caso de ser intubado 947 mil 709 pesos en promedio, en este último con una esperanza de vida –en México- de solo dos de cada diez pacientes.

Las estimaciones de AMIS se hacen en función de internamientos de entre 7 y 10 días de ingreso hospitalario, en cuanto a los que entran a cuidados intensivos o son intubadas las perspectivas y los días superan ese número, de manera que los costos podrían estar rebasados.

En abril pasado uno de los primeros reactivos que se usaron para detectar anticuerpos de COVID-19 en las pruebas efectuadas tenía un costo de 30 pesos mexicanos por unidad, pero realizársela en una clínica o laboratorio privado costaba entre 9 mil la más cara hasta 1 mil 800 la más barata.

En la actualidad el costo de un juego de 4 reactivos para pruebas PCR es de 130 pesos y el costo total de cada prueba que incluye; reactivos, pipetas, palillo y porta muestra del cultivo es de 180 pesos.

Y ante todo esto: ¿Qué hace la Secretaría de Salud?

CONTORNO

Violencia extrema contra criminales…también en Tabasco

Un par de videos de lo ocurrido a un presunto ladrón en la ranchería Arena de Comalcalco -a la par de la golpiza que recibió un ladrón de combis en el Estado de México por parte de los pasajeros enardecidos- es muy similar en la violencia empleada por ciudadanos hartos de la imparable delincuencia a mediados de esta semana en esa comunidad.

Con un tramo de varilla de media pulgada, el muchacho infractor recibe fuertes punzadas, que le producen heridas en el rostro, en los ojos y probablemente en otras partes no visibles por la ropa que porta pero del que claramente emana sangre.

Aunque implora perdón, los hombres que se aprecian en el video no se detienen y en un momento la grabación se suspende.

El hecho no es nuevo, ocurrió también en la administración de Arturo Núñez Jiménez cuando un delincuente fue incinerado en una casa en la popular colonia la Manga y otro más apuñalado por vendedores ambulantes en las inmediaciones de la céntrica calle Mina.

En el caso de los delincuentes de Estado de México y de Comalcalco tienen como aspecto principal su juventud y eso que apenas el martes pasado se destacó que ese sector de la población, en esta administración se había alejado del mal, por la nueva oferta gubernamental.

Hace muchos años un conocido me contó una anécdota personal que le ocurrió una noche cualquiera, en una clínica privada ubicada en Villahermosa, según su testimonio por alguna razón, no conciliaba el sueño, sentía que le faltaba la respiración lo que le llevó a ese sitio, pasaba la media noche y sin doctores disponibles le atendió el médico responsable, después de escucharle, su diagnóstico era que debía realizarse una serie de estudios a partir del día siguiente ahí mismo, pero, para superar ese momento le entregó una pastilla –sin nombre- con la que podría dormir y durmió.

La cuenta de esa consulta con todo y pastilla ascendió a 2 mil pesos, en aquel momento, una valoración médica costaba alrededor de 200 pesos y si provenía de un especialista entre 400 y 500 pesos.

El paciente se normalizó y el incidente no volvió a ocurrir, una consulta a un psicólogo le confirmó que había enfrentado un proceso de estrés y ansiedad lo que podía disminuir con ejercicio físico y otros procedimientos.

Y…2020 y el COVID-19

Al inicio de la Pandemia por COVID-19 y las restricciones que se implementaron en Tabasco para la libre circulación vehicular, con una complicada instrucción oficial –para la operación de los clínicas, nosocomios y hospitales privados- provocó otras crisis en personas que sufren de diabetes, hipertensión arterial, cáncer y diversos padecimientos porque era casi imposible circular a determinadas horas y por otra parte recibir una consulta o un procedimiento de rutina tampoco era fácil.

Hubo quejas de familiares de pacientes que no pudieron recibir una consulta debido a que los propios establecimientos privados se negaban a otorgarlos por el temor a las sanciones y por los probables contagios de COVID-19.

A partir de junio, con la entrada de la Nueva Normalidad las medidas en las instituciones privadas de salud comenzaron a normalizarse, sin embargo, en algunos de estos quienes acuden a recibir un tratamiento NO POR COVID-19 tienen que someterse a una serie de exámenes clínicos que alcanzan un costo promedio de 15 mil pesos que por supuesto ahí les realizan.

El argumento que podría ser muy válido es que tienen que proteger al personal que ahí labora y a los pacientes que se atienden además de los que llegan a consultas con los médicos especialistas del lugar, pero, obligarlos a exámenes adicionales a los de rutina parece un exceso y más en tiempos de crisis económica e incertidumbre.

La Asociación de Clínicas y Hospitales Particulares de Tabasco confirmó ayer que la atención a pacientes por COVID-19 en hospitales privados asciende a 100 mil pesos diarios y se mantiene en aumento dada la saturación de los nosocomios del sector público.

Según cifras oficiales de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) la hospitalización para un paciente con COVID-19 sin complicaciones cuesta en promedio 372 mil 992 pesos, mientras que entrar a la Unidad de Cuidados Intensivos eleva el gasto a 895 mil 814 pesos y en caso de ser intubado 947 mil 709 pesos en promedio, en este último con una esperanza de vida –en México- de solo dos de cada diez pacientes.

Las estimaciones de AMIS se hacen en función de internamientos de entre 7 y 10 días de ingreso hospitalario, en cuanto a los que entran a cuidados intensivos o son intubadas las perspectivas y los días superan ese número, de manera que los costos podrían estar rebasados.

En abril pasado uno de los primeros reactivos que se usaron para detectar anticuerpos de COVID-19 en las pruebas efectuadas tenía un costo de 30 pesos mexicanos por unidad, pero realizársela en una clínica o laboratorio privado costaba entre 9 mil la más cara hasta 1 mil 800 la más barata.

En la actualidad el costo de un juego de 4 reactivos para pruebas PCR es de 130 pesos y el costo total de cada prueba que incluye; reactivos, pipetas, palillo y porta muestra del cultivo es de 180 pesos.

Y ante todo esto: ¿Qué hace la Secretaría de Salud?

CONTORNO

Violencia extrema contra criminales…también en Tabasco

Un par de videos de lo ocurrido a un presunto ladrón en la ranchería Arena de Comalcalco -a la par de la golpiza que recibió un ladrón de combis en el Estado de México por parte de los pasajeros enardecidos- es muy similar en la violencia empleada por ciudadanos hartos de la imparable delincuencia a mediados de esta semana en esa comunidad.

Con un tramo de varilla de media pulgada, el muchacho infractor recibe fuertes punzadas, que le producen heridas en el rostro, en los ojos y probablemente en otras partes no visibles por la ropa que porta pero del que claramente emana sangre.

Aunque implora perdón, los hombres que se aprecian en el video no se detienen y en un momento la grabación se suspende.

El hecho no es nuevo, ocurrió también en la administración de Arturo Núñez Jiménez cuando un delincuente fue incinerado en una casa en la popular colonia la Manga y otro más apuñalado por vendedores ambulantes en las inmediaciones de la céntrica calle Mina.

En el caso de los delincuentes de Estado de México y de Comalcalco tienen como aspecto principal su juventud y eso que apenas el martes pasado se destacó que ese sector de la población, en esta administración se había alejado del mal, por la nueva oferta gubernamental.