La ola de asaltos en todo tipo de comercios, a transeúntes, en contra de automovilistas, cobró ayer la primera víctima, pero no de afectados sino de la delincuencia imparable. Un asalto más, perpetrado por delincuentes motorizados, acabó en mala noche para estos.
En la gasolinera Orsan, ubicada a la altura del kilómetro 21, precisamente a las afueras de la Villa Macultepec, dos hombres a bordo de una motocicleta, buscaron hacerse del dinero fácil; uno, pistola en mano, exigió el efectivo de uno de los despachadores, pero jamás supuso que el lugar contaba ya con vigilancia especializada y acabó muerto a balazos.
Es la solución aparente y el pleno reto de enfrentamiento de víctimas; de comerciantes, de empresarios, de afectados ciudadanos para con los malvivientes, y ayer por la madrugada, vino la muestra, de alguna forma lamentable, pero justificada. El hampón, cayó abatido.
Uno de los presuntos implicados de nombre Erick “N”, de apenas 24 años de edad, arribó a la gasolinera a bordo de una motocicleta que conducía su acompañante, hasta ahora desconocido. Con una pistola tipo revólver, él, de manera violenta exigió todo el efectivo, pero nunca esperó que alguien, también armado, le hiciera frente.
Un elemento de seguridad privada, con permiso para portar arma, dependiente de la empresa Grupo G.I.A, salió de la nada en defensa del despachador; estaba de guardia, era su turno, y cumplió con su función. Defendió los intereses de la empresa a la que se le brindaba seguridad, pero también, defendió la vida del despachador y su vida misma; ese es el riesgo por el que con oportunidad fue enterado y del procedimiento, en esos casos, de actuar; de defender, de defenderse.
El delincuente acabó abatido a balazos; tirado en medio de la gasolinera acabó ahí la vida de uno de los implicados; junto con su acompañante, jamás pensaron que las cosas saldrían mal; solo pensaron en el dinero que se iban a “ganar” en este asalto violento; a mano armada.
El otro implicado no hizo más que emprender la huida, al darse cuenta de que su compañero había sido baleado; partió con rumbo a la ciudad y ahí se perdió. La Policía fue informada de los hechos y arribó a la zona para dar cuenta del cadáver, a quien cerca le quedó su arma de fuego con la que intimidó con oportunidad al trabajador de la gasera.
Del elemento de seguridad (para su seguridad) se ocultó su identidad y la misma empresa determinó llevárselo a fin que de manera legal y con posterioridad hacer los trámites legales –pero en libertad– sobre la declaración y aclaración del procedimiento empleado dentro de la función de seguridad en el establecimiento.