/ miércoles 29 de marzo de 2017

¿En qué consiste el polémico Impuesto con Ajuste Fronterizo?

El plan del “Impuesto con Ajuste Fronterizo” (BAT),propuesto por el líder republicano Paul Ryan para castigarfiscalmente las importaciones a Estados Unidos, forma parte de unpaquete de reforma fiscal que incluye una baja del gravamencorporativo y el cambio a un sistema impositivo territorial quegrava con base en el destinatario de las ventas.

Desde su presentación, dividió a empresas, politicos yeconomistas, y no ha sido respaldado por la administración deDonald Trump.

Bajo el plan del liderazgo republicano, las empresas no podríandeducir el costo de sus importaciones dentro de sus ingresos, porlo cual se cobrarían gravámenes a las importaciones, pero lasexportaciones quedarían exentas del pago de impuestos.

Leemás: 

El BAT gravaría por ello el lugar donde un producto o servicioes consumido, en este caso, Estados Unidos, y no donde se ubique laempresa productora.

Los republicanos esperan que el BAT permita equilibrar losdéficits comerciales históricos de Estados Unidos, recolectandoalrededor de un millón de millones de dólares a través deimpuestos a lo largo de una década.

El BAT ha sido rechazado por los demócratas en el Congreso,quienes han expresado su preocupación de que los impuestos afectenno sólo a los consumidores sino que busquen ser utilizados enproyectos a los que se oponen, como la construcción de un muro enla frontera con México.

Los republicanos presentan el BAT como una versión de losImpuestos al Valor Agregado (IVA) que aplican la mayoría depaíses del mundo y los socios comerciales de Estados Unidos, ysostienen que el plan es consistente con las reglas de laOrganización Mundial de Comercio (OMC).

Pero algunos economistas han advertido no sólo que la legalidaddel BAT es cuestionable, sino que el potencial beneficio fiscal alas empresas exportadoras podría verse nulificado si laaplicación del BAT va acompañada de un fortalecimiento deldólar.

Entre las pocas beneficiarias sería la industria aeroespacial,toda vez que sus principales ventas son al exterior, comparado conla mayoría de empresas de Estados Unidos que dependen deimportaciones.

Por el contrario, un dólar fuerte beneficiaría fiscalmente alas empresas importadoras porque requieren erogar menos billetesverdes para la compra de producto y el impuesto corporativo seríade 20 por ciento. Pero éstas temen que el BAT encarezca losproductos para los consumidores.

Entérate: 

Aunque hay debate sobre si el cambio de la paridad del dólarcon otras divisas es suficiente para que el impacto para losimportadores sea significativo, la idea del BAT ha recibido hastaahora un balde de agua fría por parte de la administración Trump,por considerarla muy complicada.

Durante la campaña presidencial, Trump apoyó un impuestofronterizo, pero no endosó el plan específico de BAT de losrepublicanos. Además prometió un impuesto corporativo de sólo 15por ciento es decir, 5.0 por ciento menos que el propuesto por elliderazgo republicano.

“Ni la administración ni yo hemos tomado una posición sobreel Impuesto con Ajuste Fronterizo. Lo estamos estudiando,evaluando, pero aún no hemos llegado a una conclusión”, dijo elpasado 8 de marzo el secretario de Comercio, Wilbur Ross, en unaentrevista con la cadena Fox Business.

Algunas de las mayores empresas de Estados Unidos, incluidasWalMart, Target y Best Buy, y otro centenar de firmas de ventas almenudeo, se pronunciaron en contra del BAT bajo el argumento de quesu aplicación puede derivar en productos más costosos para losconsumidores.

Entre las importaciones que potencialmente podrían ser másafectadas se encuentra el calzado y los electrónicos, así comoazúcar y café.

Entre economistas de centros especializados como el InstitutoPetersen de Economía Internacional (PIIE, por sus siglas eninglés) existe consenso de que el sistema impositivo de EstadosUnidos debe ser reformado, reducida la tasa corporativa y aplicadoalgún tipo de impuesto al valor agregado.

Pero el economista Adam Posen sostiene que el BAT, comocualquier impuesto que recae en los consumidores, tiene elpotencial de afectar de manera desproporcional a los pobres.

Aunado a una menor tasa fiscal corporativa, el BAT podríaagravar la desigualdad económica en Estados Unidos, señala.

Un análisis del PIIE argumenta que aún cuando no existeconsenso sobre el grado de ajuste que podría sufrir el dólarrespecto a otras divisas a raíz de la aplicación del BAT, latransición al nuevo sistema fiscal propuesto por los republicanosocasionará desbalances a nivel internacional.

“La transición podría desquiciar al sistema financieroglobal si ocurre una gran apreciación nominal (del dólar) o siafecta a consumidores y prestamistas en caso que los precios seanla primera víctima”, apunta el PIIE.

Adicionalmente los expertos creen que un aumento de lasexportaciones de Estados Unidos y una reducción de lasimportaciones podrían detonar acusaciones internacionales de queEstados Unidos está violando las reglas internacionales decomercio.

El plan de reforma fiscal propuesto por el presidente de laCámara de Representantes también incluye la reducción delgravamen corporativo de 35 a 20 por ciento.

El plan del “Impuesto con Ajuste Fronterizo” (BAT),propuesto por el líder republicano Paul Ryan para castigarfiscalmente las importaciones a Estados Unidos, forma parte de unpaquete de reforma fiscal que incluye una baja del gravamencorporativo y el cambio a un sistema impositivo territorial quegrava con base en el destinatario de las ventas.

Desde su presentación, dividió a empresas, politicos yeconomistas, y no ha sido respaldado por la administración deDonald Trump.

Bajo el plan del liderazgo republicano, las empresas no podríandeducir el costo de sus importaciones dentro de sus ingresos, porlo cual se cobrarían gravámenes a las importaciones, pero lasexportaciones quedarían exentas del pago de impuestos.

Leemás: 

El BAT gravaría por ello el lugar donde un producto o servicioes consumido, en este caso, Estados Unidos, y no donde se ubique laempresa productora.

Los republicanos esperan que el BAT permita equilibrar losdéficits comerciales históricos de Estados Unidos, recolectandoalrededor de un millón de millones de dólares a través deimpuestos a lo largo de una década.

El BAT ha sido rechazado por los demócratas en el Congreso,quienes han expresado su preocupación de que los impuestos afectenno sólo a los consumidores sino que busquen ser utilizados enproyectos a los que se oponen, como la construcción de un muro enla frontera con México.

Los republicanos presentan el BAT como una versión de losImpuestos al Valor Agregado (IVA) que aplican la mayoría depaíses del mundo y los socios comerciales de Estados Unidos, ysostienen que el plan es consistente con las reglas de laOrganización Mundial de Comercio (OMC).

Pero algunos economistas han advertido no sólo que la legalidaddel BAT es cuestionable, sino que el potencial beneficio fiscal alas empresas exportadoras podría verse nulificado si laaplicación del BAT va acompañada de un fortalecimiento deldólar.

Entre las pocas beneficiarias sería la industria aeroespacial,toda vez que sus principales ventas son al exterior, comparado conla mayoría de empresas de Estados Unidos que dependen deimportaciones.

Por el contrario, un dólar fuerte beneficiaría fiscalmente alas empresas importadoras porque requieren erogar menos billetesverdes para la compra de producto y el impuesto corporativo seríade 20 por ciento. Pero éstas temen que el BAT encarezca losproductos para los consumidores.

Entérate: 

Aunque hay debate sobre si el cambio de la paridad del dólarcon otras divisas es suficiente para que el impacto para losimportadores sea significativo, la idea del BAT ha recibido hastaahora un balde de agua fría por parte de la administración Trump,por considerarla muy complicada.

Durante la campaña presidencial, Trump apoyó un impuestofronterizo, pero no endosó el plan específico de BAT de losrepublicanos. Además prometió un impuesto corporativo de sólo 15por ciento es decir, 5.0 por ciento menos que el propuesto por elliderazgo republicano.

“Ni la administración ni yo hemos tomado una posición sobreel Impuesto con Ajuste Fronterizo. Lo estamos estudiando,evaluando, pero aún no hemos llegado a una conclusión”, dijo elpasado 8 de marzo el secretario de Comercio, Wilbur Ross, en unaentrevista con la cadena Fox Business.

Algunas de las mayores empresas de Estados Unidos, incluidasWalMart, Target y Best Buy, y otro centenar de firmas de ventas almenudeo, se pronunciaron en contra del BAT bajo el argumento de quesu aplicación puede derivar en productos más costosos para losconsumidores.

Entre las importaciones que potencialmente podrían ser másafectadas se encuentra el calzado y los electrónicos, así comoazúcar y café.

Entre economistas de centros especializados como el InstitutoPetersen de Economía Internacional (PIIE, por sus siglas eninglés) existe consenso de que el sistema impositivo de EstadosUnidos debe ser reformado, reducida la tasa corporativa y aplicadoalgún tipo de impuesto al valor agregado.

Pero el economista Adam Posen sostiene que el BAT, comocualquier impuesto que recae en los consumidores, tiene elpotencial de afectar de manera desproporcional a los pobres.

Aunado a una menor tasa fiscal corporativa, el BAT podríaagravar la desigualdad económica en Estados Unidos, señala.

Un análisis del PIIE argumenta que aún cuando no existeconsenso sobre el grado de ajuste que podría sufrir el dólarrespecto a otras divisas a raíz de la aplicación del BAT, latransición al nuevo sistema fiscal propuesto por los republicanosocasionará desbalances a nivel internacional.

“La transición podría desquiciar al sistema financieroglobal si ocurre una gran apreciación nominal (del dólar) o siafecta a consumidores y prestamistas en caso que los precios seanla primera víctima”, apunta el PIIE.

Adicionalmente los expertos creen que un aumento de lasexportaciones de Estados Unidos y una reducción de lasimportaciones podrían detonar acusaciones internacionales de queEstados Unidos está violando las reglas internacionales decomercio.

El plan de reforma fiscal propuesto por el presidente de laCámara de Representantes también incluye la reducción delgravamen corporativo de 35 a 20 por ciento.

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