Un perro afuera de un banco es algo que no sorprende a nadie, puede ser callejero y que esté descansando, o simplemente alguien lo sacó a pasear para hacer sus necesidades, en fin, puede haber muchas explicaciones, sin embargo que esté esperando a alguien, es poco común.
Este espectáculo, por llamarle de alguna manera, se dio este martes en un banco, en el área de cajeros automáticos. Específicamente, afuera, en un tubo metálico, esos que sirven para delimitar espacios, el can estaba amarrado. En actitud tranquila, lo cual hacía suponer que está acostumbrado a la compañía humana, es más, su actitud era igual al de una persona esperando a otra, claro está que nosotros no andamos con un collar en el cuello.
Parado en cuatro patas, por momentos; sentado, de tal manera que sólo quedaba sostenido por sus exterminadas delanteras, o echado totalmente, así mataba el tiempo este animalito. Los transeúntes no podían evitar mirarlo, no es que llamara mucho la atención por su aspecto o raza, sino porque era poco común, ver al animalito en el lugar donde estaba.
Su pelaje blanco con negro, hocico alargado, orejas puntiagudas, cola de cierta extensión y patas de regular tamaño, eran como el primer cuadro de una foto imaginaria, la cual era retocada con “Homo Sapiens” alrededor del amiguito peludo. Así transcurría el tiempo y al final, ya cuando nos retiramos, sólo podíamos suponer quién era su dueño, alguien haciendo un retiro o realizando compras en los alrededores, de algún ventero, etc., al final todo quedó en conjetura, porque nosotros nos movimos antes que apareciera el propietario del can. Pero es indudable que su presencia rompía con la monotonía del día.
