El evangelio de este domingo de tiempo ordinario invita a los cristianos a ser compartidos en lo material y buscar la riqueza humana a través de la caridad que es lo más grato ante Dios.
En ese contexto, el presbítero Denis Ochoa reflexionó sobre la ambición por el dinero, que conduce a la comisión de ilícitos como el robo, secuestro, asesinatos, tráficos de personas y de órganos, fraude y se cometen muchos actos de corrupción.
“Nosotros esperamos siempre otra vida y no podemos idolizar los bienes materiales, pues hoy el mundo se ha fabricado un ídolo que es el dinero, al que la sociedad actual considera su rey y tenemos que reconocer que los seres humanos somos liminales”, puntualizó.
Añadió que muchas personas amasan una cuantiosa fortuna por la avaricia y ambición de poseer riquezas, pero que al final del día, al morir, no se llevarán a la vida que sigue después de la muerte.
Jesús dijo al hombre que almacena para sí, insensato no te das cuenta de que hoy vas a morir y para quién serán los bienes que has acumulado, una frase muy parecida a la que dice, nadie sabe para quién trabaja.
Recordó las palabras de su Santidad, el Papa Francisco quien señala que jamás se ha visto a un camión de mudanzas detrás de un cortejo fúnebre porque todas las propiedades se quedan, no se van con el difunto.
“Lo importante es que, con los bienes que se adquieren, ganado con honestidad, se tienen que formar tesoros que sirvan ante Dios y ese tesoro es el compartir con amor con el prójimo, pero no solamente bienes materiales sino personal como lo es el conocimiento”, sostuvo.