Abraham Atila Alejandro tiene más de 35 años de carretillero en los alrededores del mercado ‘José María Pino Suarez’ y el tianguis ‘Jesús Taracena Martínez’, un oficio que –dijo- está a punto de desaparecer, y la prueba es la evolución del nombre a diableros.
Y es que con el paso de los años las rústicas unidades de transporte elaboradas de madera y en donde realizan el traslado de mercancía, se han visto sustituidas por una estructura de fierro con llantas, conocidas como diablitos.
“Ya ni nos dicen carretilleros, nos conocen como diableros, de un tiempo para acá, porque ya no se usan las carretillas, y eso que pronto quien sabe si sigamos pues vienen nuevas cosas”, aseveró a este medio de comunicación, mientras esperaba algún servicio.
Aunado a la evolución de su naturalidad, se sienten amenazados con el avance de la tecnología, así lo expresó don Abraham al hacer mención de los sofisticados carritos que son utilizados para manipular la mercancía sin hacer algún esfuerzo.
“La tecnología sustituirá en un futuro la mano de obra” quiso dar a entender este tabasqueño al expresar “Las maquinas vienen cada día más fuertes y nos van a quitar la chamba”.
Don Atila vive en la colonia Casa Blanca y todos los días se levanta a las 3 de la mañana para estar en su zona de trabajo a las 4:00, que es cuando hay más trabajo pues los camiones de carga llegan para surtir a los comerciantes, principalmente los de frutas y verduras.
“A eso hora es lo bueno porque comienzan a llegar los camiones para ser descargados, nosotros aprovechamos a esa hora porque después a lo largo del día no cae nada”, apuntó.
De sus 60 años de edad, la mitad de su vida don Abraham se ha dedicado a este oficio, de aquí sacó adelante a su familia conformada por tres hijos y esposa, actualmente –comentó- que solo se debe hacer cargo de los gastos de él y su esposa.
Por servicio se cobra 5 pesos –comentó- aunque hay quienes le dan mar propina, 15, 15 y hasta 50 pesos dependiendo la empatía del cliente.
“5 pesos es lo que cobramos, ahora si el cliente quiere darnos más pues mucho mejor, hay quienes me dan 50 pesos, es lo más que me han dado, o una vez que me dieron 100 pesos pero un señor ganadero creo que le lleve unas cajas de aguacate, aunque eso uuuuhhh ya tiene”, compartió.
Platicó a este matutino que al día se hacía entre 20 y 30 servicios, un estimado de 150 pesos diarios más propinas, sin embargo, esto ha mermado drásticamente con las obras hidráulicas que se están llevan a cabo a los alrededores del nuevo mercado, actualmente tan solo logra unos 10, equivalente a 50 pesos.
“Lo que nos tiene jodidos es la cuestión de estos trabajos, Evaristo no se puso a pensar en nosotros, de plano nos están amolando, es terrible, no se paran aquí, o de plano ya no vienen, porque todo es en Casa Blanca en la otra sede, pero allá ya hay quienes hacen esto y no nos quieran dejar entrar a trabajar”, delineó.
Finalmente recordó los tiempos mozos en los que de este oficio salió para la educación de sus hijos, y se dijo temeroso de que con la apertura del nuevo mercado comiencen a utilizar los citados carritos de arrastre, que aunque siguen sindo perados por humanos, si requien otro tipó de manejo, a diferencia de arrastrar un diablito.