El año pasado Don Francisco inició un nuevo proyecto televisivo, titulado Reflexiones. Pese a su amplia experiencia de casi 60 años, en esta ocasión se enfrentaba a un reto hasta el momento desconocido para él: las entrevistas vía remota.
El proceso de adaptación a este nuevo formato fue complejo para él, pues no estaba acostumbrado a conversar con alguien sin poder ver sus reacciones y sentir su presencia física. Pero como el viejo lobo de mar que es, logró acostumbrarse a esta modalidad, y hoy este programa llega a su segunda temporada.
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En una charla vía remota con El Sol de México, el chileno explicó que este ha sido tan sólo uno de los tantos episodios que le han tocado vivir en la industria. “Me he tenido que adaptar a muchas épocas, pasé por el cambio de blanco y negro al color, también vino un cambio brutal de ritmo en la televisión cuando llegó el control remoto, entonces viví muchos cambios, y así me adapté a la virtualidad”.
Fue precisamente esa primera transición la que más trabajo le costó, pues aunque pueda sonar simple, las producciones de aquella época no estaban diseñadas para ser grabadas a color.
“Ahí nos dimos cuenta que teníamos una escenografía monocromática. Teníamos negros intensos y otros más fuertes, o blancos”, recuerda el presentador. “Nos tuvimos que cambiar de ropa y de escenografía, incluso cambió nuestra mentalidad”.
Su primera vez frente a las cámaras fue cuando tenía tan sólo 22 años, en un programa titulado Show dominical, el cual concluyó al poco tiempo de su estreno. Sin embargo, el carisma que mostró desde aquel primer momento le valió el cariño del público, y tras las peticiones de los televidentes, regresó con una emisión titulada Sábado gigante, la cual encabezó hasta 2015.
Su fama lo llevó a alcanzar reconocimiento internacional, siendo merecedor de una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, una condecoración Benemerenti, por parte del Papa Juan Pablo II (siendo él la primera persona no católica en recibirla), e incluso se inauguró en su honor el Don Francisco Boulevard, en Nueva York.
Mario Kreutzberger (su verdadero nombre) mencionó que al iniciar su carrera jamás se imaginó que alcanzaría esos niveles, pero hoy se siente muy orgulloso de haber forjado un parteaguas en la televisión en español.
“Cuando inicié estaba muy asustado, las cámaras eran inmensas, las veía como un verdadero monstruo que sentía me iba a consumir. Era todo muy distinto, había que ir con camisa celeste porque la blanca dejaba manchas, no había tanta tecnología”, dijo. “No estaba dentro de mis planes ni siquiera exportarme de Chile. Salí después de 24 años de estar trabajando ahí”.
El presentador adelantó que para el próximo año planea realizar una conmemoración de sus 60 años de carrera, con un recuento de sus momentos más destacados. Asimismo, compartió que ya está en pláticas para realizar una docuserie sobre su vida.
Y como consejo para las nuevas generaciones de presentadores, sugirió tener perseverancia. “Esa es la palabra clave, porque van a tener muchas dificultades, van a caerse varias veces, pero hay que levantarse”, concluyó.
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