Debes saber que no se debe abusar del aire acondicionado ya que el cambio brusco de temperatura puede traer diversos problemas de salud, los cuales te explicaremos a continuación.
¿Por qué no debo abusar del aire acondicionado?
Según un informe de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) un 20 por ciento de los catarros, laringitis, faringitis o problemas con los bronquios en verano, son causados por el uso excesivo del aire acondicionado.
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Aunque estos problemas no son graves, es importante, sobre todo en estas épocas en las que surgen nuevas variantes del Covid-19, no bajar la guardia, ya que existe la posibilidad de que el cuerpo produzca una infección por bacterias que puede complicarse.
Esto se debe a su vez a que cuando no se tiene una buena limpieza de la máquina esta tiene gérmenes o hongos, los cuales salen del sistema de ventilación y terminan expandiendo microorganismos que pueden entrar en las vías respiratorias.
Bacterias en el aire acondicionado
Entre los microorganismos más habituales que pueden estar en los filtros del aire acondicionado se encuentra la Legionella pneumophila, una bacteria que puede llegar a provocar neumonía. Sin embargo, también pueden haber hongos que podrían causar asma, rinitis o hasta neumonía.
Sin contar con que el aire que normalmente suele ser frío y seco puede provocar resequedad e inflamación en la faringe o laringe, sobre todo porque estos aparatos suelen actuar en lugares cerrados sin renovación de aire.
¿Qué pasa si estoy demasiado tiempo en el aire acondicionado?
Si el aparato se encuentra muy cerca de ti dando el flujo directo, podría incluso presentarse dolores musculares, por lo que lo mejor que se podría hacer en este caso es utilizarlo a una temperatura adecuada y en el caso de usarlo en el coche desviar las rejillas del aire acondicionado.
Entre los otros síntomas que el uso prolongado del aire acondicionado puede causar están deshidratación, dolor de cabeza, problemas respiratorios, se pueden intensificar los problemas de asma y alergias, infecciones, pitidos en los oídos, problemas de ojos secos, sequedad en la piel, mareos, contracturas musculares, estado de adormecimiento y poca tolerancia al calor.