La actividad petrolera, la construcción de carreteras, el cambio climático, la caza furtiva y la creciente mancha urbana constituyen las principales amenazas de las especies endémicas de Tabasco, cuyo número ha disminuido a tal grado que muchas ya son consideradas como en peligro de extinción.
Animales como tortugas, jaguares, monos y recientemente el manatí, son algunos de los ejemplares que más daño han sufrido en su hábitat.
Tabasco posee una variada fauna terrestre y acuática en quelonios, aves, reptiles, monos, manatíes, diversidad de peces nativas como el pejelagarto, que son amenazadas por el hombre.
No solamente por la necesidad de crecimiento urbano, sino porque se ha convertido en depredador de estas especies. Sobre todo de aquellas que son parte de su dieta.
Estudios realizados por organizaciones ambientales han determinado el peligro al que están sometidas ciertas especies endémicas. Muchas de ellas incluso susceptibles a extinguirse precisamente porque la caza indiscriminada de la que son objeto.
Es bien sabido el enorme gusto del tabasqueño por los pochitoques, iguanas, armadillo y venados, (con muy poca presencias en el estado), así como el Pijije que ha logrado sobrevivir migrando de un sitio a otro, por ejemplo. Hoy el jaguar que reinaba en las zonas selváticas está prácticamente extinto.
Sin embargo, a eso hay que sumarle elementos como la deforestación por diversas actividades humanas que impacta directamente en los ecosistemas, provocando el desplazamiento o desaparición de las especies.
La contaminación derivada de la actividad petrolera, específicamente derrames y explosiones registrados en los últimos años, ha sido la causa de muerte de garzas, hicoteas e iguanas, mientras la comercialización de animales se constituye como otra de las razones de peso para la disminución de al menos el 30 de la población de diversas especies.
Además, la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), hecha por el Instituto Mexicano del Petróleo respecto de la refinería de Dos Bocas, dio a conocer que en un muestreo realizado del 13 de marzo al 1 de abril, en total se identificaron más de 4 mil 239 individuos de 119 especies de 53 familias de mamíferos, reptiles y aves que estarían en peligro por esa obra.
Las aves serían las más afectadas, pues del total de las especies, 3mil 303 individuos, entre colibríes, pelícanos blancos y zanates, quedarían en peligro. En segundo lugar se encuentran los anfibios, con 334 individuos; en tercero los reptiles, con 294 y finalmente los mamíferos, con 116 ejemplares.
Lo más preocupante de todo es que del total de los ejemplares identificados, 27 de ellos –pertenecientes 25 especies– se encuentran en riesgo de desaparecer o en peligro de extinción. Estas son: oso hormiguero, mono aullador, zorrito platanero, puercoespín, nutria, culebras bejuquilla, perico e iguana negra.
Los incendios en pastizales y manglares como técnica de caza, causan estragos. Además los desechos tóxicos de la industria petrolera en lagos y ríos están causando la desaparición de las nutrias.
Debido a todas estas causas, cada vez hay menos ejemplares de monos saraguato, cocodrilos y manatíes. Igualmente se han visto afectados los loros, pochitoque jahuactero, hicotea o jicotea, Guao Tres Lomos, chiquiguao, cocodrilo de pantano y gavilán y nutria, además de la guacamaya roja, el zopilote rey, el ocelote, el oso hormiguero y el tapir.
Así como la tortuga blanca, tortuga joloca, grulla Blanca, Manatí, Mono Araña, Mono Saraguato; pez topota, Boa, mojina, iguana espinosa, loro cabeza azul, tucán, faisán, halcón aplomado, pava cojolita, y Leoncillo