Ciprián Cabrera Jasso, Fernando Nieto, Mario de Lille, Angel Vega, Alicia Delaval y otros grandes representantes de la narrativa tabasqueña fueron reconocidos este jueves por el escritor Vicente Gómez Montero en el marco del VII Festival Macondo y el Encuentro de Escritores Lácides García Detjén.
Esto en la Universidad Olmeca en donde el escritor hizo un recuento de la narrativa tabasqueña. Bajo el título La Narrativa Tabasqueña, una cenicienta en vías de Corrección, el escritor hizo un amplio repaso por obras de Escritores renombrados y conocidos.
En su intervención Vicente Gómez Montero hizo referencia a varias obras de la narrativa tabasqueña. Entre ellas la novela “La máquina de convocar ahogados” del periodista Angel Vega, director de esta casa editorial.
Con ello llegó a su fin el Encuentro de Escritores Lácides García Detjén en el marco del VII Festival Macondo en la Universidad Olmeca.
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Gómez Montero reconoció que Tabasco siempre ostentó el patronímico de Tierra de poetas. Sin embargo, expresó: "Lo que nadie puede evitar es la pregunta, ¿qué ocurre con los narradores? Sin querer ser agorero, voy a permitirme dar una respuesta. La narrativa, cuento o novela, implica un esfuerzo aun más alto que el del poema. Hay que ser correctos, eso sí. La poesía y la narrativa transcurren. Avanzan. Cuando se han detenido es porque no faltó un elegante que pontificase sobre el arte de vanguardia, arte que ya tiene más de 100 años de existencia. Ya no es tan vanguardista como se cree. La misma narrativa sufre de esos baches de la “creación”. Para ser justos, muchos de los narradores de nuestro estado, se detienen en el verso, sin saber, claro, que mucho de la política tiene de golpe a golpe y verso a verso. Ya hablando en serio".
De entrada, mencionó a Sánchez Mármol con una obra bien asentada en los devenires de la historia de su estado, así como a Arcadio Zentella que con Perico pone los cimientos de ese otro lado de la narrativa que fueron las novelas que igualmente hablaron del indígena, del costumbrismo, de los abusos del patrón.
"He de reconocer que fueron antecedentes de escritores más renombrados, o conocidos, o publicitados como Alejo Carpentier o Juan Rulfo. Y lo hago por el solo placer de hacerlo", comentó.
Indicó que otro autor, aunque no tabasqueño, que vino a la entidad, fue Graham Greene que, con su novela “El poder y la gloria” dejó muchas incógnitas sobre la veracidad de todo lo ocurrido en estos lares.
Asimismo, citó a la obra “Las vírgenes terrestres” de Alicia Delaval, que impone otro de los más meritorios esfuerzos novelísticos.
Hizo referencia de una breve novela a fines de los 80 titulada Fata Morgana del escritor Bruno Estañol, de profesión médico.
El texto, dijo, impactó porque siempre dejó el autor en la duda si este personaje, aparecido a principios del siglo XX para dar un espectáculo en la ciudad de Frontera, fue una espía que vino a nuestro país a encontrar no sé qué. La novela, dividida en tres partes es deliciosa, amena, concreta.
Manifestó que otros autores que se unen al coro narrativo pueden ser Álvaro Ruiz Abreu que con El puerto bajo la bruma amplía el terreno de la narración en nuestro estado. así como Antonio Ocampo Echalaz que surte al almacén literario con dos novelas de interesantes gestos, Iluminada Presentación y Llevaré un vestido azul turquesa, ambas decididamente incrustadas en el realismo mágico al que pocos novelistas acuden.
Gómez Montero comentó que un novelista que sí dio al traste con la creencia de la novela idílica, o de chismes, es Mario de Lille quien con Solamente yo quedo agregó el lenguaje de la tierra, la lengua de quien va o viene por la ciudad al devenir de la instrucción literaria.
En tanto que Ciprián Cabrera Jasso dio un día la sorpresa de hacer tres novelas emulando los tres capítulos de la Divina comedia. Ciliace, Onishi y Celia definen el infierno, el purgatorio y el paraíso del poeta.
Asimismo, menciona a Eduardo Hernández Pedrero, aun cuando a muchos no les gusta la ciencia ficción, habla de un destino prefijado hace mucho tiempo, el tiempo futuro.
Una mención especial del ponente fue para Angel Vega, quien con su texto 'La máquina de convocar ahogados' imprime eso que le faltaba a la narrativa de nuestro estado.
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Del periodista reconoce su idioma sencillo y el ingenio, y citó la siguiente frase de su libro. “Todo lo que vale la pena está aquí y ahora. Y lo que no, no existe.”
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"Con ese dejo aparentemente filosófico, exprime nuestro amigo el tono preciso de su obra. Entre los asesinatos o los vicios de una sociedad acostumbrada a ver el horror en los ojos de los otros, Vega recurre a lo más impactante del universo narrativo, descubrir eso que nos es tan cotidiano que ya no nos causa asombro. Aquí está el texto que un periodista realiza dando muestras de su talentosa visión de las cosas, así como de un alegre caminar por Villahermosa", destacó.
Otros autores citados en esta ponencia fueron Alejandro Ahumada y Jorge Vital, cuyas obras siguen vigentes.
"De este modo, creo que he tocado los puntos más inmediatos o sensibles de la narrativa tabasqueña, seguramente habrá muchos otros que se desnuden y ofrezcan sacrificios a los dioses, solo que estos, igual que muchos de los escritores mencionados, pretenden que se les tome en serio", puntualizó.
