Un libertador y represor con ambiciones de poder, así fue calificado Francisco de Sentmanat por sus amigos y enemigos, respectivamente; sus acciones llevaron a quien ocupó el cargo de gobernador de Tabasco, a ser fusilado y luego decapitado, señala el texto que refiere a su vida del sitio DeTabascoSoy.
El nombre completo de este personaje histórico fue Francisco Leonardo Joseph María de Jesús Sentmanat y Zayas, de padre español y madre cubana, indica la página web: “Nació el 6 de noviembre de 1802 en La Habana, Cuba. Hijo del coronel de Dragones Ramón de Sentmanat y Copons, originario de Peñiscola, Valencia, España y de la Sra. María Ignacia de Zayas y Chacón de origen cubano.
La fuente citada indica que participó en la “Revolución Federalista” que se llevó a cabo en la entidad, entre los años 1839 y 1840. Su participación en el movimiento se debió a que estaba en contra del gobierno centralista de José Ignacio Gutiérrez, debido a las injusticias contra las población tabasqueña.
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Sentmanat participó en la Revolución Federalista
Pese a que duró un año la revuelta, se produjeron episodios violentos, como el sitio de San Juan Bautista (Villahermosa), los levantamientos en Tepetitán, Macuspana en 1840, igual en Teapa, Tacotalpa, Cunduacán, Jalapa y Frontera. Al ver esto, el gobernador Gutiérrez solicitó ayuda al presidente Anastasio Bustamante, quien mandó como ayuda a los batallones de Tehuantepec y de Acayucan, los cuales se trasladaron a Huimanguillo para calmar a los rebeldes, señala la página DeTabascoSoy.
Agrega que a Sentmanat se le unieron Agustín Ruiz de la Peña, Manuel Buelta, José Eusebio Magdonel y Justo Santa Anna, hombres de gran prestigio en la política; además, un pequeño grupo de comerciantes y propietarios, y los hermanos Zentella, que eran militares.
En 1840, el cubano derrotó a los “Voluntarios de la Patria” en la Chontalpa, entre los capturados estaban el jefe de las fuerzas centralistas, el general Evaristo Sánchez. Comandante militar del estado y principal jefe después del gobernador Gutiérrez, juzgándolo en Consejo de Guerra y fue fusilado inmediatamente.
Tras victorias militares en Comalcalco y Cunduacán, a mediados de noviembre pactó la paz con el mandatario estatal en la villa de Atasta. El 17 del mismo mes, es declarado que el Federalismo había sido restaurado gracias a Sentmanat.
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El Congreso del Estado de Tabasco expidió un decreto en el que nombrado “Benemérito de Tabasco”, en reconocimiento a la lucha.
Santa Anna y Sentmanat
La llegada de Antonio López de Santa Anna le trajo más reconocimientos: El 3 de febrero de 1842 le extendió el cargo de Coronel de Infantería Permanente y el 25 de marzo fue nombrado Comandante General de Tabasco, en sustitución de Juan Pablo de Anaya, y “Gobernador Propietario del Departamento de Tabasco un 24 de mayo, ocupando la gubernatura el 12 de junio de ese mismo año.
Durante su corta administración se logró la construcción de hospitales, se introdujo alumbrado público con petróleo en San Juan Bautista, construyeron caminos, se evitó la especulación y el vicio, entre otros. Debido a la gran popularidad y prestigio que había ganado decidió participar en las acciones en contra del estado de Yucatán, que se encontraba separado de la república. Invadiendo el territorio peninsular y logrando tomar Palizada y El Carmen, reincorporándolos a Tabasco.
Su postura liberal en claro desafío al gobierno central de Santa Anna, le trajeron problemas, al grado que el presidente buscaba la manera de derrocarlo. La oportunidad se presentó cuando fue acusado de abuso de autoridad, por perseguir a sus enemigos y de malversación de fondos.
Aquel que había sido reconocido como una persona importante para el estado, ahora era perseguido por las mismas autoridades que le habían dado nombramientos, no quedándole más que intentar recuperar el gobierno, sin embargo, su levantamiento fracasó por lo que tuvo que huir a Campeche y salir a Nueva Orleans, Estados Unidos.
Derrotado en Jalpa
En el exilio organizó una expedición filibustera reclutada por él mismo, partiendo a bordo de dos carabelas, que desembarcaron en Chiltepec, Paraíso, en 1844. Al enterarse el entonces gobernador, Pedro de Ampudia, le hizo frente a Sentmanat, derrotándolo el 10 de junio en Jalpa, pese a que logró escapar, varios de sus hombres fueron capturados, corriendo la misma suerte días después, a manos del coronel Laureano González, en un camino llamado ‘ahogagatos’.
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Francisco de Sentmanat fue llevada a la villa de Jalpa donde se le realizó un consejo de guerra, sentenciándolo a ser fusilado, orden que se ejecutó el 12 de junio de 1844. El cuerpo fue trasladado a lomo de mula y Ampudia mandó a decapitarlo, ordenando que la cabeza se colgara en una jaula como advertencia para los rebeldes que aún quedaban.
Cuatro años después, el Congreso del Estado declaró el acto como una infamia, condenando la decapitación y calificando el acto de salvaje, agregando que había sido por obra del poder de ese momento.