/ miércoles 15 de mayo de 2024

Carta abierta / Lorena ‘entrega’ el segundo debate a May, y le alfombra el camino 

Si Lorena Beauregard va, como ella misma asegura, en segundo lugar en las encuestas por la gubernatura, ¿por qué dejó ir vivo a Javier May en el segundo debate celebrado el lunes 13?

¿Por qué la candidata del PRI-PAN cambió la estrategia que tan buenos resultados le dio en el primero, basada en sacarle los ‘trapos sucios’ al morenista en su paso como secretario de Bienestar y luego como responsable del Tren Maya?

¿Por qué no lo arrinconó, como había prometido en los días previos al segundo cara a cara, dejando todo el peso de este ataque al perredista Juan Manuel Fócil y la emecista Minés de la Fuente?

¿Por qué cometió el error de privilegiar propuestas tras propuestas, sin ton ni son, cuando los expertos en la materia saben que un debate es para ‘matar o morir’ en el intento de escalar posiciones y convencer a los indecisos?

¿Por qué evitó tocar a May hasta con el pétalo de una rosa, yéndose por señalamientos genéricos que ni cosquillas le hicieron al puntero en las encuestas y seguro ganador del 2 de junio?

¿Por qué le dijo a varios de sus allegados que le tenía “algo guardadito” a May, pero que sólo lo sacaría a la luz si este se metía con ella en un ataque frontal?

¿Qué acaso no es al revés?

¿No es quien va abajo en los números quien debe tomar la iniciativa y señalar a su principal adversario electoral?

Después de todo, ¿por qué Javier May tendría que preocuparse en ir contra Lorena si esta no le representa algún peligro en la carrera por la gubernatura?

¿Qué acaso esto no lo saben los asesores de Lorena, supuestos expertos en la materia?

O sea, si May no la atacó, entonces ella no sacó a la luz pública lo que le tenía “guardadito”.

¿Entonces cuándo lo sacará a la luz pública?, ¿en diciembre, en la elección de 2030, el Día de Reyes?

En realidad, Lorena perdió la oportunidad de acortar la gran distancia que Javier May le lleva en los estudios demoscópicos de todas las casas encuestadoras.

Tan bien trató Lorena a Javier en el debate del lunes 13, que este ¡ni siquiera la mencionó!

Al no referirse a ella en las dos largas horas del debate, cosa que vio y oyó todo el mundo, significa que nunca se sintió atacado, señalado o aludido, lo que sí pasó con Juan Manuel Fócil y Minés de la Fuente.

Juan Manuel Fócil comenzó con las críticas a May, incluso de tipo personal al recordar que no terminó el bachillerato.

Más tarde, Minés dejó por un momento la monótona lectura de sus papeles para acusar al Tren de anomalías en la Secretaría de Bienestar y Fonatur.

Tras la burla de May, diciendo que su esposo Gerald Washington es quien debería estar caminando en campaña y no ella, Minés contraatacó al defender a su esposo Gerald Washington, defendiendo su honestidad y su desempeño como el diputado más productivo en la pasada legislatura.

Es decir, la polémica de May estuvo con Fócil y Minés, nunca con Lorena.

Lo que se ve no se juzga. Y lo que se vio en el segundo debate por la gubernatura fue a una abanderada del PRI-PAN extrañamente complaciente con May, muy distinta a la del primer cara a cara.

En términos políticos, puede decirse que Lorena entregó la plaza en ese segundo debate, quitándole a May un peso de encima y dejando en Fócil la muy remota posibilidad de alcanzarlo.

Porque de nada valen las pataletas postdebate, cuando todo mundo vio lo que vio.

Si en los asesores de Lorena hay dudas sobre cómo manejarse en un debate decisivo donde se va al todo o nada, que se sienten a ver a Xóchitl Gálvez en el tercer y último debate presidencial del domingo 19.

Ahí aprenderán cómo debe conducirse un candidato que en verdad busca ganar una elección, queriendo derrotar al favorito en los sondeos.

Y lo adelantamos desde ahora para que luego no se hagan bolas: claro que Xóchitl hará propuestas. Pero ese no será el eje principal de su estrategia para derrotar a Claudia. Porque se necesitará mucho más que eso; lo que Lorena evitó hacer ante el virtual próximo gobernador.



Si Lorena Beauregard va, como ella misma asegura, en segundo lugar en las encuestas por la gubernatura, ¿por qué dejó ir vivo a Javier May en el segundo debate celebrado el lunes 13?

¿Por qué la candidata del PRI-PAN cambió la estrategia que tan buenos resultados le dio en el primero, basada en sacarle los ‘trapos sucios’ al morenista en su paso como secretario de Bienestar y luego como responsable del Tren Maya?

¿Por qué no lo arrinconó, como había prometido en los días previos al segundo cara a cara, dejando todo el peso de este ataque al perredista Juan Manuel Fócil y la emecista Minés de la Fuente?

¿Por qué cometió el error de privilegiar propuestas tras propuestas, sin ton ni son, cuando los expertos en la materia saben que un debate es para ‘matar o morir’ en el intento de escalar posiciones y convencer a los indecisos?

¿Por qué evitó tocar a May hasta con el pétalo de una rosa, yéndose por señalamientos genéricos que ni cosquillas le hicieron al puntero en las encuestas y seguro ganador del 2 de junio?

¿Por qué le dijo a varios de sus allegados que le tenía “algo guardadito” a May, pero que sólo lo sacaría a la luz si este se metía con ella en un ataque frontal?

¿Qué acaso no es al revés?

¿No es quien va abajo en los números quien debe tomar la iniciativa y señalar a su principal adversario electoral?

Después de todo, ¿por qué Javier May tendría que preocuparse en ir contra Lorena si esta no le representa algún peligro en la carrera por la gubernatura?

¿Qué acaso esto no lo saben los asesores de Lorena, supuestos expertos en la materia?

O sea, si May no la atacó, entonces ella no sacó a la luz pública lo que le tenía “guardadito”.

¿Entonces cuándo lo sacará a la luz pública?, ¿en diciembre, en la elección de 2030, el Día de Reyes?

En realidad, Lorena perdió la oportunidad de acortar la gran distancia que Javier May le lleva en los estudios demoscópicos de todas las casas encuestadoras.

Tan bien trató Lorena a Javier en el debate del lunes 13, que este ¡ni siquiera la mencionó!

Al no referirse a ella en las dos largas horas del debate, cosa que vio y oyó todo el mundo, significa que nunca se sintió atacado, señalado o aludido, lo que sí pasó con Juan Manuel Fócil y Minés de la Fuente.

Juan Manuel Fócil comenzó con las críticas a May, incluso de tipo personal al recordar que no terminó el bachillerato.

Más tarde, Minés dejó por un momento la monótona lectura de sus papeles para acusar al Tren de anomalías en la Secretaría de Bienestar y Fonatur.

Tras la burla de May, diciendo que su esposo Gerald Washington es quien debería estar caminando en campaña y no ella, Minés contraatacó al defender a su esposo Gerald Washington, defendiendo su honestidad y su desempeño como el diputado más productivo en la pasada legislatura.

Es decir, la polémica de May estuvo con Fócil y Minés, nunca con Lorena.

Lo que se ve no se juzga. Y lo que se vio en el segundo debate por la gubernatura fue a una abanderada del PRI-PAN extrañamente complaciente con May, muy distinta a la del primer cara a cara.

En términos políticos, puede decirse que Lorena entregó la plaza en ese segundo debate, quitándole a May un peso de encima y dejando en Fócil la muy remota posibilidad de alcanzarlo.

Porque de nada valen las pataletas postdebate, cuando todo mundo vio lo que vio.

Si en los asesores de Lorena hay dudas sobre cómo manejarse en un debate decisivo donde se va al todo o nada, que se sienten a ver a Xóchitl Gálvez en el tercer y último debate presidencial del domingo 19.

Ahí aprenderán cómo debe conducirse un candidato que en verdad busca ganar una elección, queriendo derrotar al favorito en los sondeos.

Y lo adelantamos desde ahora para que luego no se hagan bolas: claro que Xóchitl hará propuestas. Pero ese no será el eje principal de su estrategia para derrotar a Claudia. Porque se necesitará mucho más que eso; lo que Lorena evitó hacer ante el virtual próximo gobernador.