En enero de 2020 Carlos Manuel “N” fue detenido por un triple homicidio, entre ellos el de una bebé de meses de nacida; los motivos que los llevaron a quitarle la vida a tres mujeres fue para robarles un automóvil, así lo revelaron las investigaciones de la Fiscalía General del Estado (FGE) de Tabasco.
El 19 de junio de 2013 Tabasco se tiñó de sangre por tres muertes ocurridas en la ranchería Ixtacomitán del municipio de Centro, entre los cuerpos había una bebita, así lo informaron los medios de comunicación locales y nacionales.
Las notas periodísticas, cada una en su estilo, coincidían en la brutalidad del hecho, pero, además, daban a conocer que en ese momento las investigaciones quedaban inconclusas. Quien había llevado a cabo el incalificable acto se había esfumado o en el mejor de los casos, no se sabía quien era.
La fatidica fecha
Una mujer, mamá de un hijo de 8 años y una bebé, así como la empleada doméstica, vivían en el fraccionamiento Las Lomas de la comunidad antes mencionada. Sus últimas horas fueron inciertas, solo los trabajos periciales de la Fiscalía construyeron un perfil del suceso, sin embargo, esto llevó siete años, tiempo que tardó en ser capturado el asesino.
Al principio se dijo que Ruth, nombre de la madre, fue muerta de cuatro balazos, pero el trabajo de las autoridades desmintió tal suposición; un solo impacto que se alojó en la región abdominal de la señora acabó con su vida. La edad de la menor no conmovió al perpetrador quien la terminó asfixiando en su cuna, no menos atroz fue el fin de la muchacha del servicio, un cuchillo abrió su cuello mientras el último aliento se le escapa. El inhumano proceder hizo suponer que más de uno había participado en los homicidios.
Los únicos que se habían salvado eran el pequeño de 8 años y el esposo de la señora, el primero se encontraba en la escuela y el padre había subido a plataforma. Horas de terapia fueron necesarias para que el pequeño superara la tragedia.
Huellas de sangre en la puerta alertaron a un vecino, este sin saber aún lo sucedido dio aviso a la Policía, los uniformados al llegar encontraron que un auto había sido sustraído, en ese momento surgió la duda, por un lado la falta del vehículo hacía pensar en un robo; por otro, la saña de los crímenes indicaban una venganza.
Pese al paso de los años, las cosas no se enfriaron, uno de los que alzó la voz acusando el poco interés de las autoridades fue Ernesto, padre de Ruth y abuelo de la bebita, si bien había varias líneas de investigación y una extensa carpeta, eran elementos insuficientes para esclarecer los hechos que acabaron con tres personas.
El asesino, conocía a la familia
A fuerza de exigencia de los familiares, las autoridades siguieron con el caso, en una de las tantas investigaciones llegaron a un hombre de nombre César Manuel “N”, el tipo fue la pieza para que el caso no quedara impune. Una de las hipótesis construida a través de la evidencia, indicaba que los asesinatos fueron realizados por una persona cercana a la familia. Y Resulta que este individuo por un tiempo trabajó como chofer para esta, sabía cuando el jefe de la casa no estaría debido a su trabajo que demandaba dejar a sus seres amados por varios días. Así en la fatídica fecha, aquel llegó hasta la vivienda, con él iban tres personas más, todas se transportaban en un taxi blanco con placas de Campeche.
La reconstrucción de los acontecimientos reveló que ya tenía la intención de acabar con quienes vivían en la casa, únicamente para llevarse un carro Chevrolet blanco. Tras comprobar la identidad del asesino, en enero de 2020 giraron orden de aprehensión en su contra, los elementos de la Fiscalía cumplieron con la captura, concluyendo así este caso que cimbró a la sociedad tabasqueña, pero lo que sorprende más es que tres personas murieran por un simple automóvil, una posesión material que no se comparará con la vida de un ser humano.