El pasado sábado llegó a su final una historia que lamentablemente no tuvo un final feliz. El pequeño José Jair “N”, de apenas cinco años de edad fue encontrado sin vida en un cuerpo lagunar, a algunos metros del lugar donde vivía con su abuela, en la ranchería Lázaro Cárdenas primera sección de Comalcalco.
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El niño desapareció un día después de entrado el año nuevo. El domingo dos de enero salió a jugar en la parte delantera de su casa, y de ahí nadie volvió a saber de él. Se hablaba de un posible secuestro, de una venganza, o de que su progenitor lo podría haber sustraído.
Desde el momento en que se dio la alerta, vecinos, amistades y familiares lo buscaron por cada rincón de la comuna, y nadie logró ubicarlo. Hasta el día de Reyes, el pasado seis de enero, lo que la autoridad tenía como pista era la ropa y las sandalias que José Jair portaba al momento de desaparecer.
Unos pescadores dieron cuenta del cadáver del pequeño enredado entre las raíces de unos manglares, y en avanzado estado de putrefacción. Con este hallazgo culminaron siete días de angustia e intensa búsqueda, en donde incluso ya habían buscado en la zona en la que fue encontrado, y sin embargo no había sido localizado.
A pesar de que la abuela del menor exigía que se investigara el caso, ya que los hechos ocurrieron de una forma misteriosa, que daba lugar a pensar que se podría tratar de un infanticidio, según la necropsia el niño pereció ahogado, y los hechos podrían ser atribuidos a una omisión de cuidados por parte de la persona que lo tenía al cargo.
Pero éste no es el primer caso en el que un niño pequeño de una comunidad sale a jugar y desaparece, para días después ser encontrado ahogado en un cuerpo lagunar cercano a su vivienda, en el cual ya se había buscado con anterioridad y sin embargo no logró ser ubicado.
Tal fue el caso ocurrido en la comunidad conocida como El Santuario, ubicada en el municipio de Cárdenas, en donde el niño el pequeño Luis Enrique, de apenas dos años de edad, fue reportado como desaparecido el nueve de junio de 2020; al igual que con José Jair, se habló de que se podía tratar de un posible secuestro.
De inmediato, familiares y vecinos se dio a la tarea de buscarlo sin éxito; revisaron laderas y caminos vecinales, se achicó un pozo cartesiano con la intención de ubicarlo, sin el resultado deseado; incluso una empresa puso a disposición de la familia de Luisito un dron para revisar por aire una laguna cercana a su casa.
No fue sino hasta 48 horas después cuando el cadáver del menor fue encontrado dentro de un arroyo a 300 metros de su casa, mismo en el cual ya se había buscado y no se había encontrado.
Los estudios realizados al cuerpo del menor por parte de la Fiscalía General del Estado de Tabasco, revelaron que el menor había sufrido traumatismo de cráneo, producido por un objeto contundente, por lo cual se investigaba un aparente homicidio.