En Tabasco los crímenes no distinguen sexo, edad, raza, religión o color de piel. Los niños no han escapado de la mano de criminales que, sin tocarse el corazón, no han dudado en cegar la vida de pequeños que apenas comenzaban a conocer el mundo.
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Tal es el caso de Emilio, un pequeño de apenas tres años, el cual fue asesinado en el mes de abril del 2018 en un poblado del municipio de Huimanguillo. Un grupo delictivo habría sido el responsable de los acontecimientos.
De acuerdo con los hechos, el menor fue secuestrado el día nueve de dicho mes, luego de que saliera a realizar unas compras a una tienda cercana a su domicilio, ubicado en Poblado C-31. Pero el pequeño ya no volvió a casa. Todo indicaba que sus homicidas lo interceptaron en el camino, llevándoselo a una vivienda que se ubicaba a dos casas de donde el pequeño vivía.
Cuatro días después, el cuerpo del niño fue localizado en dicho lugar dentro de una caja de huevo. Presentaba signos de asfixia, además de maltrato y golpes; tenía fracturadas las costillas y al parecer le habían suministrado un sedante para que no llorara.
La información recabada reportaba que los plagiarios estaban en contacto con los familiares del pequeño vía telefónica, y pactaron con los padres una cantidad mínima para dejarlo en libertad, pero como la familia no contaba con el dinero, no se concretó la negociación y el menor fue asesinado..
Poco después se logró la detención de un sujeto apodado "El Loncho" en la misma comunidad, quien condujo al domicilio de una mujer llamada Dora. Confesó que secuestraron al niño cuando llegó a comprar a una tienda que tienen, debido a que son vecinos.
El "Loncho' fue detenido en la entrada principal del poblado C31, a unos 150 metros del domicilio donde vivía la pequeña víctima. Mientras que la joven mujer que habría asesinado al niño con una inyección, era estudiante de enfermería de 26 años, en Las Choapas, Veracruz.
De acuerdo a información dada por la Fiscalía General del Estado, el sedante se lo inyectaron al pequeño en uno de sus brazos, supuestamente para que no llorara; la enfermera o estudiante de enfermería es 8 años mayor que su cómplice, y ambos sostenían una relación sentimental.