El 17 mayo de 2016 la Policía Municipal de Huimanguillo reportó el hallazgo del cadáver de un hombre que sobre la carretera Cárdenas-Huimaguillo, a la altura de un tramo conocido como ‘Chico-che’. Sin embargo, no se trataba del suicidio de una persona en estado de depresión. La realidad detrás de este hecho era una historia de asesinato y violación, acciones por las que era buscado el occiso y motivo por el cual decidió escapar por la puerta falsa.
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¿Qué sucedió días previos?
Jairo era el nombre del fallecido; días antes había asesinado a su pareja Ángela, quien se desempeñaba como intendente en un plantel del Colegio de Bachilleres, y al hijo de ella, de nombre Fernando, quien tenía apenas 8 años de edad. El asesino se valió de engaños para llevar a sus dos víctimas a una casa solitaria de la colonia Taxista de la cabecera municipal, y ya estando en el lugar, el hombre los ató de las manos y pies.
Una vez retenidos la madre y su pequeño, fue con la hija de ella, de nombre Katy Paulina y 18 años de edad, a quien le mintió diciéndole que su mamá necesitaba ayuda para un trabajo; sin imaginar lo que le esperaba, la joven se dirigió con el sujeto hasta donde estaban sus familiares.
Al llegar, se encontró con la terrible escena de que su mamá y su hermanito se encontraban amarrados; con toda la frialdad del mundo, su padrastro le ordenó que tuviera relaciones sexuales con él, ya que si no accedía les quitaría la vida.
Ella rechazó la petición, respuesta que lo enfureció, por lo cual la tiró al piso y abusó sexualmente de la chica. Pero la jovencita, en un descuido a como pudo salió del lugar para pedir ayuda; sin embargo, el enloquecido hombre cumplió su amenaza y mató a la mujer y el niño plagiados. A ella la mató a golpes, y el menor fue estrangulado; el verdugo se dio a la fuga.
¿Decidió escapar del castigo de los hombres?
Los habitantes de la comunidad quedaron consternados al enterarse de los hechos, y desde ese momento sentenciaron que, si atrapaban a Jairo, lo iban a linchar o quemar con gasolina.
A partir de los crímenes era buscado, la cacería se había desatado, pero la persecución llegó a su fin cuando encontraron al asesino violador colgado en un árbol a la entrada de un banco de arena de la ranchería El Desecho; sus compañeros de parranda acudieron ante la Fiscalía General del Estado, en donde lo reconocieron por sus tatuajes.
De acuerdo con los pobladores, él decidió acabar con su existencia antes que caer en manos de las autoridades y pisar la cárcel, pues sabía que por su incalificable acto, dentro de las celdas encontraría otro castigo.