Los asaltos carreteros en Tabasco son el pan de cada día para conductores y transportistas que transitan por las distintas vías que comunican al estado con otros municipios y entidades. Una de las más peligrosas es la Villahermosa-Coatzacoalcos, en donde los delincuentes se valen de artimañas para forzar a las unidades a parar y así poder cometer sus fechorías.
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Recientemente un conductor fue víctima de un intento de atraco sobre la citada vía, por la cual circulaba a una velocidad de 110 kilómetros por hora. Al pasar por un puente, desde lo alto le aventaron un artefacto con la intención de obligarlo a detener su marcha, cosa que no hizo. El objeto no cayó en el cristal, sino que golpeó la carrocería, dejándola abollada y rayada.
Desde hace años esta situación mantiene en la zozobra a quienes se ven en la necesidad de transitar por las carreteras estatales y federales. Los grupos delictivos actúan con total impunidad.
De acuerdo Leonel Álvarez Cid, delegado de la Cámara Nacional de Auto Transporte de Carga (Canacar) en Tabasco, los tramos más peligrosos para los transportistas de carga son: la carretera 180, en el tramo de la ranchería Palo Mulato-La Venta, la vía corta Cunduacán-Paraíso y la carretera Villahermosa-Emiliano Zapata.
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Otras vías con altos índices de incidencias delictivas son la autopista Comalcalco-La Isla, Villahermosa-Cárdenas, y la Isla-Cunduacán.
De igual forma, según estadísticas, el tramo de la carretera a Coatzacoalcos en el que se registran más asaltos es el que va del kilómetro 65 al 94, que atraviesa los poblados Pejelagartero, Palo Mulato, El Hormiguero y el Ingenio Benito Juárez.
El “modus operandi”
En cuanto a la forma de operar, los delincuentes usan ramas y piedras, algunas de las cuales tienen bordes filosos, mismas que son colocadas sobre la carpeta asfáltica en zonas oscuras, e incluso en algunos casos, las avientan a los vehículos en movimiento desde el acotamiento o puentes peatonales, ocasionando que los conductores detengan su marcha para retirar los objetos o reparar el neumático que se revienta al hacer contacto con las piedras.
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Otra de las formas en que operan los ladrones es colocando “arañas” de metal o “estrellas de varilla” para ponchar las llantas de las unidades motrices, lo que obliga a los choferes a detenerse, situación que es aprovechada por los malhechores para hacerlos víctimas de sus atracos.