Viven la pandemia a la buena de Dios

Personas como Francisco Reyes Hernández, se ven en la necesidad de viajar todos los días a Villahermosa desde sus comunidades en otros municipios, para pedir ayuda a las familias de buen corazón

José Guadalupe Pérez | El Heraldo de Tabasco

  · jueves 9 de abril de 2020

Sus gafas oscuras y su bastón, a varios metros de distancia alertan a los transeúntes de su condición. Foto: Iván Sánchez

A la buena de Dios, es como viven en estos momentos de emergencia personas como Francisco “N”, quien viaja todos los días a Villahermosa desde su comunidad de San Juan el Alto, del municipio de Jalapa, para pedir ayuda a las familias de buen corazón.

Como muchos otros, él es limosnero, de lo cual no se avergüenza, sólo que a diferencia de muchas otras personas que solicitan dinero en las calles o en los principales cruceros de la capital del estado, no tiene otra forma de llevar el sustento diario a su humilde casa, ya que es invidente.

“Perdí la vista desde hace 18 años, por lo que pido ayuda en la calle; la verdad soy limosnero, no voy a ocultarlo, y no tengo apoyo de ninguna autoridad, lo cual es difícil para mí, sobre todo ahora que está dura la situación con esta epidemia”, señala mientras recorre apoyado de un bastón la zona de Tabasco 2000.

Sus gafas oscuras y su bastón, a varios metros de distancia alertan a los transeúntes de su condición de persona con capacidades diferentes, pero que debido a la necesidad tiene que salir de su casa para buscar apoyo para alimentos y medicina, para lo cual utiliza un cubrebocas.

A sus 47 años de edad, está consciente de la problemática que se enfrenta a nivel mundial por el coronavirus (Covid-19), pero también sabe que si no sale de su casa a pedir apoyo, nadie le llevará una despensa a domicilio.

Está muy dura la cosa, por ejemplo hoy vine a solicitar ayuda con un medicamento, y me dijeron que fuera a buscar uno hasta Cura Hueso, pero está duro, me mandaron un papel pero no tengo cómo ir a buscarlo

Indica que es oriundo de San Juan el Alto, en la carretera que va a Macuspana, “allá tienen su humilde casa”, manifiesta mientras sostiene con la mano un vaso donde apenas lleva 5 pesos que ha conseguido este miércoles.

“Habitualmente saco al día de 100 hasta 120 pesos, pero ahora está difícil, no ha caído nada, no he sacado ni para el pasaje de regreso”, comenta.